Tensión en la calle y las aulas: la respuesta «social» al Supremo

Una mujer es agredida en Tarragona por enarbolar una bandera española en una marcha contra la sentencia

Piquetes obligan a detener clases e increpan a quienes se niegan a unirse a las protestas estudiantiles en la UAB

Última hora de la manifestación en Barcelona y la huelga de Cataluña en directo

Bloqueo de las vías del AVE en Gerona/ Manifestantes siguen frente a la Jefatura de la Policía en Barcelona Efe/ ATLAS

El independentismo fracasó ayer en su intención de paralizar la sociedad catalana en el momento de conocerse las condenas a los organizadores del referéndum ilegal del 1-O . A pesar de los insistentes llamamientos que pedían el colapso en los servicios públicos y los centros de trabajo, la vida cotidiana de la comunidad se desarrolló casi como un lunes cualquiera. No obstante, las marchas organizadas en toda Cataluña sí que generaron algunas agrias estampas de tensión . Entre estas, destaca la agresión sufrida por María, una mujer que fue brutalmente golpeada por un manifestante independentista en Tarragona por portar una bandera española entre cientos de activistas que marchaban contra la sentencia del Supremo a los responsables del referéndum secesionista de 2017.

El ataque a la mujer, que se viralizó rápidamente en las redes sociales , se produjo a primera hora de la mañana, cuando la mujer se mezcló entre los manifestantes enarbolando una bandera española mientras clamaba «estáis pisando suelo español». Fue entonces cuando se le acercó un joven y le arrancó la bandera de las manos. Cuando la mujer trató de recuperarla, este tiró y le arreó un duro manotazo que dejó a la mujer, de unos sesenta años, tendida en el suelo . Afortunadamente, un pequeño grupo de manifestantes la ayudó a levantarse y recomponerse mientras otros seguían increpándola e insultándola.

Video. Incidentes por la exhibición de banderas españolas en las protestas

Sin detenciones

Fuentes de los Mossos informaron a ABC de que la marcha en la que se produjo la agresión se zanjó sin detenciones ni identificaciones. El ataque, que no fue condenado por los partidos secesionistas, generó la repulsa unánime de las formaciones constitucionalistas. «Que les quede muy claro a los totalitarios: las calles no son vuestras, son de todos», resaltó a líder de Ciudadanos en Cataluña , Lorena Roldán. A su vez, el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, llamó «cobarde» y «alimaña» al agresor de la mujer.

La Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) fue otro de los focos de tensión social en este «Día D» de la publicación de la sentencia. Desde allí se organizaron algunas de las «columnas» de estudiantes que luego acabaron nutriendo de activistas el asedio independentista al Aeropuerto de Barcelona-El Prat. Como estaba previsto, las clases se detuvieron al publicarse la sentencia y la jornada de clases acabó en una macromanifestación en el principal campus catalán.

Para reunir a alumnos y profesores a sus marchas, los estudiantes secesionistas, articulados por el Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC), ligado a la CUP, organizaron piquetes que forzaron el fin de las clases. «Nunca me habían agredido en clase como lo han hecho hoy» , denunció la profesora de Antropología de la Autónoma Beatriz Ballestín.

Según la docente, poco antes de las diez de la mañana interrumpieron su clase un ruidoso grupo de «guardianes de las esencias patrióticas» que la forzaron de forma casi amenazante a acabar su clase. Ella se negó y estos le apagaron el proyector y se llevaron el mando a distancia para controlarlo. «Demasiado tolerantes hemos sido», le espetaron antes de abandonar el aula. La plataforma estudiantil «S’ha Acabat» denunció la presión a la que son sometidos los alumnos para sumarse a las marchas y protestas a favor del «procés» en los centros públicos catalanes y anunciaron la puesta en marcha de la campaña «Yo sí iré a clase» para reivindicar el derecho a la cátedra y el estudio en Cataluña.

Video. Las protestas contra la sentencia del procés colapsan El Prat ATLAS

Tranquilidad en Gerona

La jornada de ayer fue más tranquila de lo esperado en Gerona, uno de los feudos independentistas por excelencia. Desde media mañana, unas 600 personas se concentraron frente a la delegación de la Generalitat en la capital gerundense. Allí, la protesta, que ganó músculo en el momento en el que se sumaron los estudiantes (la mayoría adolescentes) recorrió distintos puntos de la ciudad con la iconografía clásica —lazos y camisetas amarillas, barretinas o esteladas— y las consignas habituales: «Las calles serán siempre nuestras» o «libertad, presos políticos». Con este escenario, un par de valientes se atrevieron a sacar una bandera de España. También ellos recibieron los insultos de la comitiva secesionista e incluso tuvieron que ser escoltados por los Mossos para abandonar el lugar.

Los manifestantes, en su peregrinación por distintos puntos de Gerona, llegaron a tomar la estación de tren del municipio, aunque a la hora de comer la protesta comenzó a desinflarse ante la imposibilidad de acceder a la plataforma de los trenes de alta velocidad, fuertemente custodiada por agentes de los Mossos y la Policía Nacional. Justo entonces entraron en juego los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR), que irrumpieron en la vía de alta velocidad al sur de Gerona y arrojaron todo tipo de escombros que hicieron arder. Fuentes del ministerio de Interior explicaron a ABC que el servicio no recobraría la normalidad hasta hoy. A las siete de la mañana todavía seguía interrumpido el servicio del AVE entre Barcelona y Gerona por un árbol que se ha talado y han tirado a las vías, prendiéndole fuego.

Asimismo, la maniobra provocó que el tráfico ferroviario estuviera toda la tarde suspendido y el enfado en cientos de pasajeros que se quedaron en tierra hasta que a última hora entró en servicio un único tren regional con dirección a Barcelona. Fracasada la «operación AVE», como ya ocurrió el pasado 1-O, la protesta se trasladó acto a un barrio cercano a la estación , donde dos grupos de unas veinte personas lograron cortar la calle de Barcelona, una de las arterias de la ciudad que cuenta con dos carriles por cada sentido. Pero nada más. La vida en el resto de la ciudad continuó con una normalidad casi total. De hecho, parecía que la condena a los cabecillas del golpe no importaba demasiado más allá de la calle de Barcelona. O al menos no importaba más que las tareas cotidianas de un lunes de octubre.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación