Análisis

La soledad de los patos cojos

Sánchez es hoy experto en el manejo de tiempos y sondeos, pero es consciente de que ceder a los partidos que le chantajean le desgastará

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa el pasado lunes 23 de julio, ante la reunión con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz Jaime García
Manuel Marín

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Menos de dos meses ha tardado Pedro Sánchez en asumir l a debilidad de un Ejecutivo sustentado en 84 escaños y dependiente de una mayoría inestable basada en intereses contrapuestos. Solo les unió la destitución de Mariano Rajoy porque nunca hubo en el Congreso un proyecto homogéneo alternativo al del PP. Era previsible que Podemos arrinconara al PSOE a la mínima, tomando a la Familia Real como rehén contra La Moncloa.

Era cuestión de tiempo que el PNV pusiera nuevo precio a sus cinco escaños, exigiendo ahora que las subidas de impuestos no afecten a los vascos. Era razonable sostener que Carles Puigdemont dinamitaría su propio partido en busca de su rehabilitación. Y era lógico que el PP se negase a sustentar al Gobierno con la aprobación del techo de gasto. Rodríguez Zapatero lo llamó en su día « aritmética parlamentaria ». Hoy, ni eso. Sánchez empieza a percibir el amargo regusto de la soledad y sus carencias.

La votación para la elección de un nuevo consejo para RTVE fue sintomática, y ya es el Gobierno quien empieza a plantear públicamente elecciones generales por el golpe de mano dado por Puigdemont, y porque Podemos empieza a desmarcarse del PSOE castigado por encuestas pésimas . Sánchez, su «gobierno bonito» y su «política gestual» podrían estar convirtiéndose antes de lo previsto en un « pato cojo ».

Sánchez es un consumado experto en el manejo de los tiempos y en la interpretación de los sondeos. Hoy le favorecen, pero es consciente de que ceder a los partidos que le chantajean le desgastará . La crisis de Podemos favorecería al PSOE a medio plazo con unas hipotéticas elecciones en noviembre, que probablemente coincidirían con una repetición de comicios en Cataluña dada su imprevisible implosión política.

A estos procesos podría sumarse Susana Díaz , aprovechando el viento a favor que aún le proporciona Sánchez y la profunda grieta abierta en Podemos en esa autonomía. Sánchez sabe que con el PP renovado, el bipartidismo clásico se verá reforzado . Las elecciones serán una opción para que el PSOE no pierda el aura conseguido… y el Congreso se convierta en un infierno de votaciones perdidas.

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