El corazón de la ciudad
«Al final, la justicia de los votos se ha impuesto a la coalición contra natura»
![Xavier García Albiol](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/05/16/albiol_20200516200414-U78274482474YhX-1248x698@abc.jpg)
El corazón de Badalona palpita en un pasodoble de Serrat : «Quó bonito es Badalona en invierno y en verano con mantilla y barretina a la sombra y al solano… con sus hembras y sus hombres, sus apellidos y sus nombres, su sexo y su domicilio. Y su carné de identidad…».
Carné de identidad con apellidos catalanes y apellidos del sur. Por ejemplo, Xavier García Albiol . García por su padre, almeriense de Vélez Blanco que se vino a Cataluña en 1960. Albiol por su madre, catalana. Con dos metros de estatura, el García Albiol adolescente se embutió la camiseta verdinegra del Joventut , la «Penya»; y en 2011, candidato del PP, concluyó tres lustros de ayuntamientos socialistas: Joan Blanch (1983-1999) y Maite Arqué (1999-2011).
El PSC del 2011 –año iniciático del procés– no tenía nada que ver con la izquierda del «cinturón rojo» que anudó la Corporación Metropolitana y venció al pujolismo . Los primeros alcaldes de la democracia en Badalona, Cornellà, Gavá, Hospitalet o Santa Coloma sabían del papel de la inmigración en la pujanza catalana. Mientras que Pujol atribuía al andaluz «un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual», la izquierda bilingüe leía «Los otros catalanes» de Paco Candel: «Deducimos que en realidad charnego quiere decir mestizo… Si nos quedamos escuetamente en lo del mestizaje habremos descubierto que no hay que hacer muchas alharacas en torno a los de 'charnego', pues todos los catalanes, a poco o mucho que remonten su árbol genealógico, lo son».
Clases humildes
Cuando el socialista Blanch pugnó por ser más nacionalista que Pujol, el carné de identidad badalonés se cuarteó. Expulsado del PSC, Blanch coqueteó con la CUP. Y su sucesora, Maite Arqué, acabó postulando el confuso «derecho a decidir». En 2011, con la recesión galopando sobre las clases humildes, Badalona otorgó la vara consistorial a García Albiol.
La cuarta ciudad más poblada de Cataluña votó a un candidato identificado con su realidad demográfica y social: de los diez mil habitantes que mediado el XIX saludaban el ferrocarril , de la Badalona de Vicente Bosch y su darwiniano Anís del Mono, a la urbe mestiza de 200.000 vecinos.
En 2015 Badalona García Albiol volvía a ganar , pero los perdedores se coaligaron contra el ganador. No pretendían mejorar la ciudad, sino ponerla al servicio del separatismo. La activista cupera Dolors Sabater estaba más atenta a las consignas de Òmnium, la ANC y Pilar Rahola –burguesa «badalonesa» que prefiere Cadaqués– que a las necesidades de sus convecinos.
De aquella jaula de grillos surgieron iniciativas pintorescas como el boicot a la fiesta del 12 de octubre para declararla laborable. Media docena de concejales rompieron chulescamente la interlocutoria del TSJC; Sabater –toda una muestra de valentía– prefirió volar a Bogotá y escaquearse del acto de desobediencia al Estado. A la alcaldesa secesionista la sustituyó el socialista Àlex Pastor , debelado por su bochornoso episodio de ebriedad caciquil.
Justicia de los votos
Al final, la justicia de los votos se ha impuesto a la coalición contra natura: García Albiol retorna a la alcaldía. Badalona vuelve a ser Badalona… La suburbial de los bloques de San Roque, la industrial del Puente del Petróleo y la de la pija discoteca Titus, donde no dejaban entrar a Jorge Javier Vázquez porque, según explica, «olía a barrio».
Todas esas realidades, tan diversas, componen el carné de identidad de Badalona. La Cataluña metropolitana. «…Y esa playa y esa arena y ese pie y ese alquitrán y esa estación y esa Renfe y esa Rambla arborizá». ¡Qué bien la cantó Serrat!
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