Sánchez y Mendia defienden sus pactos con nacionalistas

El presidente del Gobierno acusa a la derecha y los medios de «crispar» a la sociedad

Pedro Sánchez e Idoia Mendía en Vitoria EFE

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Bien por sus cesiones al independentismo, bien por sus contactos con el régimen venezolano, lo cierto es que no hay semana en la que el gabinete de Pedro Sánchez no tenga que apagar algún incendio . Tal vez por eso, el presidente del Gobierno se mostraba ayer feliz de estar en el País Vasco, alejado del «ruido de la política española» y de la «exposición» a la que, dijo, le someten «medios de comunicación muy conservadores» . Él, que acudió a Vitoria para arropar a la candidata del PSE a lendakari, Idoia Mendia, advirtió de que no aceptará «ni una lección» sobre constitucionalismo al Partido Socialista por mucho que «las derechas» o los periódicos le recriminen su acercamiento a los nacionalismos vasco y catalán. En este sentido, el jefe del Ejecutivo central apeló al «entendimiento territorial» y a la «pluralidad» como único modo de avanzar hacia la certidumbre política.

Ya advirtió Sánchez de que se volcaría de lleno en la campaña de las elecciones gallegas y vascas que se celebrarán el próximo 5 de abril. «Estaré mucho por aquí», dijo ayer en el Palacio de Congresos Europa de Vitoria, donde defendió la candidatura de la que esperó que se convierta en la primera mujer lendakari de la historia . Mendia, que se presenta a los comicios como adalid de la izquierda útil y «no nacionalista», no cierra la puerta a la reedición del acuerdo de coalición con el PNV, partido con el que ha gobernado esta legislatura en la Comunidad Autónoma vasca, aunque tanto Podemos como EH Bildu han anunciado ya su intención de sondear a los socialistas para consumar el «sorpasso» en Lendakaritza con una alianza inédita.

Nada hace indicar, en cualquier caso, que el Partido Socialista vaya a romper su vínculo con el nacionalismo vasco, con el que mantiene una relación estratégica tanto en Vitoria como en Madrid. El PNV fue clave en la votación de investidura de Pedro Sánchez, que a cambio de su apoyo le prometió más y mejor autogobierno en el territorio vasco . Ese pacto se materializó hace apenas una semana, cuando ambos Gobiernos conformaron un nuevo calendario de transferencias competenciales que por primera vez recoge la gestión económica de la Seguridad Social, además de Prisiones.

«Cumpliremos con el Estatuto de Guernica -proclamó ante cerca de un millar de militantes-. Nosotros somos constitucionalistas pero de toda la Constitución, no del 155 semanal que nos propone la derecha , y quiero decir a toda la gente de Euskadi que en Madrid tiene un Gobierno que asume como propia la diversidad de su territorio, de su país».

Candidatos «de otro siglo»

El líder socialista evitó aludir directamente a la mesa de diálogo con los independentistas de Cataluña que se inauguró el pasado miércoles, pero se mostró claro al defender que su proyecto político es inviable sin el «diálogo territorial» y el «entendimiento con el diferente» . En esta línea, embistió contra los partidos que «quieren abonar la confrontación», de los que dijo que «representan a sociedades minoritarias» y que buscan acabar con la «diversidad y la pluralidad».

Sánchez centró sus ataques en el PP, partido que a su juicio «esconde las siglas» en Galicia mientras en el País Vasco presenta «candidatos de otro siglo», en referencia a Carlos Iturgaiz, recientemente designado aspirante a lendakari de PP+Cs en sustitución de Alfonso Alonso. «En la derecha extrema cada vez hay más padres, pero en el centro derecha hay más huérfanos», declaró el presidente del Gobierno, que advirtió de que los populares «quieren regresar a la España de hace 40 años».

Tan intransigente se mostró con «las derechas» como con los medios de comunicación «conservadores» , a los que acusó de incrementar la «crispación» entre la sociedad española cada vez que el PP «pierde las elecciones». Ante las críticas, Sánchez aseguró que hace oídos sordos: «Que hagan lo que quieran. Si quieren crispar, que crispen. Si quieren gritar, que griten. Si quieren insultar, que insulten», sentenció.

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