Sánchez ultima una Ejecutiva que unifique al PSOE ante un ciclo electoral plagado de riesgos
Los antiguos críticos atribuyen a Sánchez el giro interno y dicen ser cómplices de la vuelta de Felipe González
Algunos partidarios en 2017 se sienten fuera de juego y los detractores dicen que ahora cuenta más con ellos
La nueva Ejecutiva impulsará a una nueva generación de dirigentes pensando en el ciclo electoral de 2023
Pedro Sánchez ultima en estos días la confección de la nueva Ejecutiva Federal del PSOE. La característica principal de la misma será la intención de reunificar el partido y preparar el próximo ciclo electoral. El presidente, como acostumbra, define estos días la composición de la ... dirección sin radiar sus reflexiones. Como en la crisis de Gobierno de julio, se reserva los tiempos. Fuentes de la cúpula socialista sí apuntan a que la nueva dirección será más reducida, con un peso importante de mujeres y caracterizada por una nueva generación de dirigentes . Mirando a 2023. Y sin prestar atención a las guerras del pasado. «Esa convulsión ya se ha cerrado. Este Congreso va a ser con nivel orgánico y del que va a resultar una Ejecutiva potente», dicen en los círculos de La Moncloa.
El presidente dará continuidad a la lógica que le llevó a cambiar el Gobierno en julio: renovación y fortalecimiento del partido. Sánchez busca reforzar la unidad del partido, para así reforzarse él ante un ciclo electoral incierto . La absorción casi total del electorado de Ciudadanos por parte de PP que señalan las encuestas cambia el terreno de juego. Ya solo con eso, y sin entrar en liza más factores, los gobiernos del PSOE, tanto autonómicos como la propia Moncloa, están más en riesgo que antes . Esto se sabe en el universo socialista. Y contrasta con la condescendencia y la poca consideración en la que tienen a Pablo Casado.
El Congreso Federal que se celebra en Valencia esta semana supondrá por tanto el repliegue orgánico definitivo. El pasado viernes fue la última reunión de la dirección que emanó del cónclave de 2017 . Muchos de ellos ya se habían despedido en público o en privado. La inmensa mayoría no continuará. Una dirección política que, realmente, nunca tuvo gran peso en la toma de decisiones. Su abultado número de integrantes no la hizo especialmente operativa. Y muy rápidamente fue eclipsada por el poder de La Moncloa.
Figuras que fueron muy importantes hace cuatro años reconocen no tener «ni idea» de cómo se está gestionando el tránsito a la nueva etapa. El cónclave de Valencia tendrá la característica principal de dejar en la orfandad y sin influencia alguna a figuras que estuvieron en primera fila de la candidatura sanchista en las primarias de 2017. «Eso ya está pasando», explica un dirigente regional que apoyó a Sánchez en sus peores momentos. «El objetivo que se ha marcado es claro: enterrar los enfrentamientos del periodo de 2016-2017» , explica este dirigente que, con desafección, plantea que «lo que está claro es que los militantes cada vez pintan menos». Otro dirigente consultado reconoce que en líneas generales se vuelve a «un partido más clásico». Con la excepción de que la voluntad de Sánchez seguirá siendo la que determine la Ejecutiva, sin tener que responder a las cuotas territoriales que le impongan los barones, como le sucedió en 2014. El Sánchez candidato de la militancia, auspiciado por las bases y que dio paso a una dirección con rostros que hasta entonces estaban en segunda y tercera fila ha quedado atrás.
Sánchez, quiere consolidar la reconciliación con el llamado viejo PSOE y a los cambios introducido en el Gobierno y la llamada a Felipe González para que participara en el Congreso sumará ahora la entrada en la ejecutiva de nombres cercanos a anteriores dirigentes del partido. Singularmente importante es el nuevo vínculo con el espacio que representó Alfredo Pérez Rubalcaba. Figuras como Óscar López o Isabel Rodríguez no se explican políticamente sin el anterior secretario general y fallecido en mayo de 2019. Habrá un acto en su memoria el último día del cónclave.
«Nos costó convencerle»
Es un movimiento previsto por el líder socialista pero también esperado por el viejo PSOE, que se vio despojado de todos los resortes de poder interno desde que Sánchez recuperó la secretaría general en 2017. La colocación de algunas figuras vinculadas al antiguo aparato en la ejecutiva socialista será un nuevo gesto de enmienda del jefe del Ejecutivo. Sánchez asume ese movimiento por una mezcla de convicción y necesidad. Nadie puede obligarle a ello. Pero a la vez sabe que necesita coser el partido para reforzarse personalmente. Sánchez intenta rearmarse ante el retroceso electoral que le vaticinan las encuestas, siendo consciente de que le será muy difícil recuperar a los votantes más moderados mientras el viejo y el nuevo PSOE sigan ofreciendo una imagen de ruptura y discordia en cuestiones como los indultos o los pactos con los independentistas.
Pero aunque la conclusión es rápida, la decisión no ha tenido una digestión sencilla para Sánchez. En un primer momento, el jefe del Ejecutivo creyó que los cambios en el Gobierno serían suficientes para la reconciliación y no contaba con hacer gestos expresos hacia Felipe González . Y efectivamente la remodelación del Ejecutivo fue muy bien acogida por el ala no sanchista de PSOE, que veía entrar a representantes suyos en el Consejo de Ministros y la decisión del líder de superar la división interna. «Alegría y López son casi como si estuviera el mismo Rubalcaba» , celebraba todavía hace unos días uno de los barones socialistas. Pero la conciliación no podía ser completa sin González y varios barones socialistas se lo hicieron ver a Sánchez, aconsejándole que debía llamar al expresidente porque su asistencia sería la imagen definitiva de la reconciliación. «Nos costó convencerle», explica uno de los barones socialistas, recordando que Sánchez dijo primero que lo tendría que hablar con el partido. Finalmente, Santos Cerdán y Adriana Lastra terminaron de ultimar la presencia de González y Rodríguez Zapatero.
Desde una de las federaciones más enfrentadas con Sánchez corroboran ese planteamiento: «Vemos que ha girado hacia la moderación y que cuenta con más gente». Un cambio que de momento circunscriben al ámbito interno, pero que creen que también «está intentando» hacer en las medidas políticas: «De momento en las formas pero esperemos que también en el fondo». Varias federaciones consultadas esperan que tengan continuidad la entrada de los perfiles que llegaron con el cambio de Gobierno . Aunque entre quienes están cerca de Sánchez se mantiene viva la incógnita de si en la nueva dirección tendrán peso muchos ministros. Aunque Félix Bolaños se da por seguro. O si Sánchez evitará hacer una estructura espejo del Gobierno para que la marca PSOE pueda tener más visibilidad.
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