Pedro Sánchez compartirá el poder con Iglesias y será rehén de Junqueras
Casado dibujo al líder socialista como «hombre de paja» del nacionalismo y le acusa de «engaño masivo»
España ya tiene presidente del Gobierno con plenas capacidades. El Congreso de los Diputados decidió ayer acabar con la interinidad del poder ejecutivo y conceder su confianza al líder socialista, Pedro Sánchez , para que conforme el primer gobierno de coalición desde la Segunda República. Pero el reelegido logra el título tras pagar un alto precio: el de enmendarse a sí mismo. El nuevo presidente tendrá que compartir el poder con el secretario general de Unidas Podemos , Pablo Iglesias, y dependerá tanto del independentismo catalán como del vasco para poder legislar. Un escenario que él mismo aseguró que le quitaría el sueño y que hace historia por otro motivo: es la primera vez que un jefe del Gobierno decide pactar con un partido cuyo líder se encuentra en prisión por cometer sedición contra España.
En manos de diez partidos
La investidura de Sánchez salió adelante sin sorpresas, con una mayoría simple de 167 votos a favor (PSOE, Podemos, PNV, Más País, Teruel Existe, BNG, Compromís y NC) frente a 165 escaños en contra (PP, Vox, Cs, JxCat, CUP, Navarra Suma, PRC y CC) y 18 abstenciones (ERC, EH Bildu). El resultado de la votación arroja una pírrica mayoría apoyada, para más inri, en la friolera de diez partidos. Las dudas sobre la inestabilidad del nuevo Gobierno y su capacidad para llevar a término la legislatura flotan desde que Sánchez e Iglesias firmaron su acuerdo de coalición. Pero ayer se dispararon tras la intervención de la diputada de ERC, Montserrat Bassa. «¿Cree que me importa la gobernabilidad de España? Me importa un comino », espetó a Sánchez desde la tribuna de oradores. Por si alguien aún albergaba dudas subrayó que la abstención de su partido solo persigue caminar hacia «la república catalana independiente».
El presidente del Ejecutivo agachó la cabeza durante una intervención que generó porras sobre la duración de la legislatura en varios grupos parlamentarios. La sensación de fragilidad que transmite una coalición en la que, muy probablemente, habrá competencia de egos, presiones externas y amenazas de los socios es tal que «un año de Gobierno» es una de las apuestas más repetidas. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, dejó ver que la inestabilidad es un temor cierto del gabinete socialista al ser felicitada por los periodistas tras la votación. «Enhorabuena ministra, por fin hay Gobierno», le dijo un informador. «Por ahora», replicó ella escuetamente, informa Juan Casillas.
El PSOE vuelve a callar
La segunda votación de investidura estuvo precedida de un tenso debate en el que Sánchez justificó su coalición con Unidas Podemos y su pacto con el independentismo como el único posible. «O coalición progresista o más bloqueo para España », justificó. Obvió así, de nuevo, que el líder del PP, Pablo Casado, le ofreció repetidamente su apoyo externo para un gobierno en solitario. Y de nuevo recurrió al argumento de que el PSOE ha sido el partido más votado en las últimas citas electorales para buscar la confrontación con la derecha como ya hiciera el pasado sábado.
El mismo patrón que Sánchez siguió la portavoz socialista, Adriana Lastra, que terminó su intervención al borde las lágrimas. Duros ataques a las bancadas de PP, Vox y Cs pero cabeza agachada ante las amenazas de ERC a cuya diputada no dirigió ni crítica ni puntualización.
«Gobierno radical»
Desde la tribuna de oradores, Casado dibujó a Sánchez como el «hombre de paja del nacionalismo» y le acusó ade desertar de sus obligaciones constitucionales. «Forzó una repetición electoral con el solemne compromiso de no depender de la ultraizquierda, los separatistas y los batasunos y los trae hoy de socios sin dar una sola explicación por su engaño masivo a los votantes españoles» , cargó. «Mintió sabiendo que si decía la verdad perdería las elecciones. Ése es el estigma con el que nace el Gobierno contra España, el más radical de nuestra historia», remachó. En la misma línea, el líder de Vox, Santiago Abascal, dijo ver nacer a un nuevo Ejecutivo arrodillado ante el independentismo, lo tildó de «ilegítimo» y enclavó su origen «en la mentira y la traición». El presidente de la tercera fuerza política abandonó el hemiciclo seguido por su bancada cuando el diputado de EH Bildu tomó la palabra. Durante esta intervención, el secretario de la Mesa del Congreso, Adolfo Suárez Illana , se puso de nuevo de espaldas.
A vueltas con el Rey
Felipe VI volvió a convertirse en foco del debate después de que tanto el líder del PP, Pablo Casado, como el de Vox, Santiago Abascal, salieran en su defensa tras el ataque lanzado el domingo por la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua , con el permiso tanto de Batet como de Sánchez. Iglesias reaccionó acusando a la derecha de ser una amenaza para la Monarquía española, mientras el portavoz del PNV, Aitor Esteban, aplaudió a la política vasca.
Feo a Casado y Arrimadas
Tras conocer el resultado de la votación, el bloque de la izquierda estalló en aplausos a los que siguieron cánticos de «sí se puede» desde la bancada de Unidas Podemos cuyo líder, Pablo Iglesias, y su portavoz, Irene Montero, terminaron llorando al igual que varios de sus diputados. Pese a la crispación y dureza de estos tres días, tanto Casado, como la portavoz de Cs, Inés Arrimadas, se dirigieron hasta el escaño de Sánchez para darle la enhorabuena. Sin embargo, el líder socialista les hizo esperar varios segundos antes de atenderles y responderles con un gélido saludo. Como ya hizo tras la moción de censura, Sánchez saludó uno a uno a los diputados de su bancada, después de una tensa votación sobre la que sobrevoló el temor a que algún diputado del «sí» pudiera cambiar de parecer. Tanto Lastra como Montero fueron apuntando el sentido del voto de cada uno de sus diputados durante un proceso en el que la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, volvió a saltarse la disciplina de partido para votar «no» al candidato.
Ya no hay urgencia
Una vez finalizado el pleno, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, acudió ayer por la tarde a La Zarzuela para comunicar al Rey el resultado de la votación. Sánchez jurará su cargo como presidente del Gobierno esta mañana siguiendo por primera vez la vía ordinaria ya que cuando alcanzó La Moncloa en 2018 fue gracias a la moción de censura. La próxima semana prometerán los ministros del nuevo gabinete entre los que se encontrarán, por primera vez, comunistas y republicanos. La necesidad urgente de un Gobierno argumentada por Sánchez para situar la investidura en fin de semana y víspera de Reyes desapareció en cuanto ayer fue investido.
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