Sánchez anticipa que el estado de alarma seguirá vigente en mayo
De momento se prorroga hasta el 26 de abril, pero habrá «sucesivos estados de alarma»
El permiso retribuido no se prolongará más allá del 9 de abril
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El estado de alarma se prolongará durante bastante tiempo. Una excepcionalidad todavía indefinida pero que irá más allá de la prórroga hasta el 26 de abril que ayer oficializó el presidente del Gobierno . Ante este escenario, Sánchez intenta cambiar su estrategia y tiende la mano a la oposición pero ese discurso está falto todavía de contenido.
Fue una nueva comparecencia larga, con respuestas igualmente prolongadas, y plagada de lírica y retórica. Pero entre todo ello asomó una idea con fuerza: esto va para largo. Todo apuntaba en esa dirección, se intuía, pero el modelo de prórrogas quincenales impregnaba el ambiente de una pregunta: ¿Será la última? No lo será. Pedro Sánchez se reunió ayer por la mañana con el comité técnico y el comité científico. Tras estas dos citas, ideadas para avalar formalmente una decisión tomada hace días , el presidente del Gobierno conversó con los líderes de los partidos para anunciarles que iba a solicitar esta nueva prórroga. Deberá ratificarlo el Congreso de los Diputados, que ha convocado sesión para el próximo jueves a las nueve de la mañana . Pese a que PP y Ciudadanos han criticado al Gobierno por su actitud unilateral, hasta la fecha la predisposición es favorable a ratificar el nuevo plazo de confinamiento.
Lo más relevante de la comparecencia de Sánchez no fue el anuncio de esta prórroga, sino que reconociese que no será la última. «Lógicamente las medidas van a durar más que 15 días» , dijo Sánchez. El presidente del Gobierno reconoció por tanto que el estado de alarma no terminará en las tres semanas que quedan hasta el límite de la nueva prórroga. Pero sí ha planteado que espera que «tampoco» sea el mismo estado de alarma. Es decir, que pueda ser con medidas más relajadas en algunos aspectos: «Ya anuncio que vendrán más días de estado de alarma, pero no los mismos».
Por otro lado, Sánchez confirmó que lo que no se prolongará será el Real Decreto de medidas extraordinarias que incorporó la figura del permiso retribuido que frenó la actividad laboral en aquellas actividades no esenciales. Esta medida termina el próximo 9 de abril. Por lo tanto, tras el fin de semana posterior al viernes santo (10 de abril), el lunes 13 de abril se empezará a desarrollar el estado de alarma en los mismos términos en que se aprobó inicialmente, en las dos primeras semanas del confinamiento. Habrá, por tanto, «sucesivos estado de alarma».
Las condiciones de las semanas subsiguientes al 26 de abril dependerán de la evolución de los contagios. Aunque para entonces el Ejecutivo aspira a poder relajar algunas restricciones . No obstante, el presidente no quiso anticipar medidas específicas para el puente de mayo, que llega apenas una semana después del 26 de abril.
¿Dónde está el pico?
Tras atravesar la semana más dura en cuanto al número de fallecidos, el Gobierno valora positivamente las medidas adoptadas porque «han servido para mitigar la propagación del virus» y «para contener la avalancha sobre nuestros hospitales». La llegada a esa cima es un poco difusa. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, dijo el miércoles que habíamos alcanzado el pico de la curva y que comenzaba la ralentización. Sánchez aseguró que los datos pronostican que en estos días «estamos en condiciones de doblegar la curva de expansión de la epidemia». Estamos por tanto todavía en la primera etapa, aquella en la que el virus aún crece, pero cerca de poder doblegarlo, según los cálculos del Gobierno . Una fase, no obstante, «en la que seguiremos aún unas semanas más». En este sentido, Sánchez marcó la próxima meta: hacer descender los contagios «hasta un punto en que los nuevos enfermos sean menos que los nuevos sanados y los hospitales recuperen poco a poco su capacidad plena».
Aún es pronto para determinar si el 26 de abril empezará esa segunda fase de estado alarma con algunas medidas relajadas. Pero en cualquier caso el presidente alertó de que esa transición, el «regreso progresivo a la normalidad social», no será sencillo ni mucho menos inmediato: «no será más suave el descenso, no nos llevemos a engaño», reconoció, considerando que «precipitarnos, relajarnos, tendría un resultado peor que volver al punto de partido».
En todo caso, para rebajar las medidas de confinamiento será clave el reparto masivo de materiales de protección . La recomendación del uso de mascarillas que el Gobierno hace ahora obliga a una producción nacional ante un mercado internacional convulso.
Mensaje a la oposición y la UE
El presidente del Gobierno volvió a hacer un discurso duro y reivindicativo en dirección a Bruselas. Aseguró que «no va a renunciar a los eurobonos» como instrumento para mutualizar la deuda en los mercados. Un endeudamiento, por cierto, que el Gobierno ya contempla que se incrementará de forma muy importante. «Europa no puede fallar esta vez. Es la hora de que Europa proteja a los europeos frente a esta calamidad. Europa se ha resistido ya durante demasiado tiempo a dar pasos para avanzar en una responsabilidad compartida», dijo Sánchez.
Tras unas semanas de gestión que han desatado críticas en la oposición, enfado en los presidentes autonómicos y disgusto en sus socios de investidura, el presidente intenta escenificar que corrige el rumbo. Ayer se subió al carro de la demanda política y mediática de unos nuevos Pactos de La Moncloa como instrumento «para relanzar la economía y nuestro tejido social». Cuando lo más crucial de la emergencia sanitaria haya pasado ganará protagonismo una crisis económica que va a poner a prueba al Gobierno de coalición. En la respuesta inmediata, Unidas Podemos ha marcado el paso en varias cuestiones. Algo que, de reproducirse, dificultaría el entendimiento con el PP y Ciudadanos. Sin más concreción, Sánchez aseguró que hablará «con todos los agentes sociales y con todas las fuerzas políticas para avanzar, para que nuestro país no se quede bloqueado, sino que avance y mire al futuro». Una grieta que Sánchez definió ayer como «la gran crisis de nuestras vidas»
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