Rajoy silencia a los dirigentes del PP para no enturbiar el consenso
Moncloa «valora mucho» la reciente sintonía del presidente con Rivera, con vistas a los pactos tras el 20-D
Hasta hace solo dos meses Mariano Rajoy y Albert Rivera habían cruzado una sola conversación en Moncloa. Fue en un rápido almuerzo el 3 de junio para hablar de los pactos municipales. De hecho, el presidente de Ciudadanos se quejaba en privado de esa frialdad por parte de quien, con toda probabilidad, tendría que apoyarse en él para formar Gobierno tras las generales. Sin embargo, tanto el desafío independentista catalán como la amenaza yihadista han multiplicado por cuatro esos contactos en solo sesenta días.
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Rajoy está buscando consolidar la imagen de unidad con los demás partidos y ha telefoneado en los últimos días hasta en tres ocasiones a los líderes del PSOE, Pedro Sánchez ; de Podemos, Pablo Iglesias , y al propio Rivera, con el que, apuntan en Moncloa, «la sintonía ha sido mucho mayor de la esperada». Sin esperarlo, además, el Gobierno se topó con los «piropos» del secretario general de Podemos, que elogió la prudencia del jefe del Ejecutivo en la crisis internacional tras la matanza de París .
Frutos internos
De hecho, esa estrategia de consenso que el presidente considera «una obligación» dada su magistratura, ha reportado, a juicio de un miembro de su equipo más próximo, dos buenos frutos internos, más allá de los institucionales. El primero, « blindar su perfil como presidente de la polémica pública, lo que favorece sus opciones de cara a las elecciones del 20-D, como ya ocurriera hace unas semanas con su determinación frente a Artur Mas». Precisamente por eso, Rajoy ha dado orden a los dirigentes de su partido y a parte del Gobierno, según aseguran altos cargos de esta formación, de que se abstengan de participar en el debate político sobre si España debe o no participar en la acción militar contra Estado Islámico o incrementar su presencia en otras zonas donde se combate contra el terrorismo.
Rajoy piensa que España no debe cambiar su implicación contra los terroristas asentados en Irak o Siria
Salvo la vicepresidenta y los ministros con responsabilidades en seguridad, como es el caso del de Interior, el jefe del Ejecutivo «prefiere» que «no haya ruido», como el generado hace unas horas con el despliegue en Malí , que pueda convertir cualquier decisión consensuada en parte de la refriega de campaña. «Pocos interlocutores y siempre con el permiso de Moncloa», es la consigna dada. El presidente tiene claro que, salvo que la coyuntura cambiara a peor, España no debe cambiar su implicación contra los terroristas asentados en Irak o Siria.
Como recuerdan en el PP, «el ardor belicista de Rajoy es perfectamente descriptible y además no olvida el desgaste de las decisiones de Aznar en Irak ». Es claro que el clima de unidad ha dejado «poco margen de maniobra a la izquierda», principalmente al PSOE, que no ha podido reprochar «nada sólido al Gobierno» ante la amenaza terrorista y la respuesta internacional. Por tanto, pocos dirigentes del PP están autorizados a opinar sobre un asunto, siempre delicado, pero más a las puertas de unos comicios que pueden cambiar la historia de España.
Futuro pacto con Rivera
La segunda cosecha de la nueva etapa de consenso tras el golpe de Estado Islámico es, reconocen en el PP, «la empatía con el líder de Ciudadanos, uno de los dirigentes más implicados en la unidad contra el yihadismo». Las conversaciones que han mantenido hasta ahora Rajoy y Rivera han demostrado, explican esas fuentes, «que hay terrenos de entendimiento que servirán si tras los comicios es necesario contar con el apoyo del grupo emergente».
El pesimismo con el que se observaba la antipatía entre ambos ha dado paso a un escenario de complicidad apuntalado por el inequívoco apoyo del político catalán al pacto antiterrorista promovido por PP y PSOE, al que quiere sumarse Rivera, como expresó por carta anteayer. No obstante un ministro remata: «Pero necesitamos que ambos sumemos el 20-D».