Salvador Sostres
«Quién lo iba a decir»
«El "espíritu de Fonteta" se hizo presente: hablamos todos en un clima de confianza y de cordialidad», relata el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, uno de los invitados a la fiesta del cazatalentos Luis Conde, celebrada en la localidad ampurdanesa de Fonteta, y que reunió a ministros como Ana Pastor, José Manuel García-Margallo y Rafael Catalá, además de al propio Fernández Díaz; al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, al vicepresidente Oriol Junqueras; al presidente del PNV, Andoni Ortúzar y al de Unió, Ramon Espadaler; y también a representantes del ámbito económico.
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El ministro del Interior explica que «Luis Conde, en sus palabras de bienvenida al almuerzo, nos pidió que nos pusiéramos de acuerdo sobre el futuro de nuestra querida España . Así de rotundo y claro. Y para que no faltara nada, su esposa dio a continuación gracias a Dios por el don del magnífico día que nos había concedido. Parecía que estábamos en otro planeta cuando le dio la palabra al vicario del párroco de Blanes para que bendijera la mesa: y sin embargo todo era real».
Coincidir en «diálogo y armonía»
Jorge Fernández Díaz está satisfecho de que en Fonteta coincidieran, «en diálogo y armonía, representantes del PSC, de ERC, de Ciudadanos, del Partido Popular, Puigdemont, Mas, ministros, empresarios de aquí y de allí, un buen porcentaje del PIB de Cataluña y España».
Preguntado por si este clima fraternal podría ser el preludio de algo, cree que «el ambiente de ayer, hace unos meses no hubiera sido posible. Tal vez no haya conversión paulina sino agustiniana, pero la habrá: la conversión de San Pablo camino de Damasco fue inmediata, cayendo del caballo. San Agustín, en sus Confesiones, relata su proceso de conversión. Fue más largo, se resistía, pero ahí le tenemos. Son los dos modelos con el mismo fin».
Inquirido el ministro por si la bonanza del sábado podría propiciar un punto de inflexión en la reunión del miércoles entre Rajoy y Puigdemont, su opinión es que «en sí mismo ya lo es el pasar de no verse ni hablarse con Mas, a haber llegado a esta normalidad. Con Mas no había ninguna posibilidad de "entesa". Los gestos en política son importantes. De hecho, se nota diferencia en los consellers, especialmente en ERC. Junqueras -quién lo iba a decir- es una persona seria con la que se puede hablar. Y Puigdemont no es Mas. De todos modos, no soy ningún ingenuo. Lo más probable es que haya nuevas elecciones, nuevo Gobierno y luego deseo de pasar página a la confrontación salvando todos la cara».
Y aunque no tuviera mucho que ver con lo que sucedió el sábado, fue imposible no preguntarle por cómo veía el futuro Gobierno de España. «Fíjate que después de que Sánchez, Iglesias y Rivera le fueran a ver a él, Puigdemont ha decidido ser él quien vaya a ver a Rajoy».
Cronificación del conflicto
No son tan optimistas los independentistas, aunque no niegan que Junqueras mantiene relaciones cordiales y sinceras con los ministros del Partido Popular, y que se siente más cómodo con ellos que con los socialistas, «porque por lo menos los del PP van de cara, y lo que dicen es lo que hacen. Se puede hablar con ellos y llegar a acuerdos concretos», señala un estrecho colaborador de Junqueras.
«Nuestro camino sigue siendo el de la independencia», asegura, aunque admite que es bastante probable que se demu estren ciertas las tesis que sugieren que se tiende a una cierta cronificación del conflicto, en tanto que ni España es suficientemente fuerte para aplastar al catalanismo, ni el soberanismo tiene la fuerza necesaria para separarse de España. «Éste no es el escenario de Esquerra, pero es posible que sea lo que finalmente haya, y supongo que tendremos que entendernos».
Tal vez por ello a Junqueras le sentaron entre ministros del PP, que le trataron con curiosidad y simpatía, a medio camino entre los visitantes de Copito de Nieve y Rick cuando le dice al capitán Renault que aquello podría ser el comienzo de una gran amistad.