PSOE y ERC se reúnen hoy en el Congreso en busca de acercamiento tras hacer palpables sus diferencias

Lastra mantiene las expectativas de acuerdo mientras Calvo sube el tono. La reunión ni siquiera aparece en la agenda del PSOE

Adriana Lastra (PSOE) pasa junto a Gabriel Rufián (ERC) en la Diputación Permanente del Congreso Ignacio Gil

No es por casualidad que el PSOE haya puesto en práctica desde hace días un cerrojazo comunicativo. Y no por casualidad los espinosos contactos con ERC fueron encargados por Pedro Sánchez a Adriana Lastra , vicesecretaria general de los socialistas, que se esfuerza en mantener los puentes con la formación independentista.

Lastra decidió ayer callar y tolerar la suficiencia del portavoz republicano, Gabriel Rufián , que en la víspera consideró a Pedro Sánchez un líder «debilitado y derrotado» al que será fácil arrancar cesiones. La número dos del PSOE quiso contestar a su homólogo negociador argumentando que no se va a comunicar con ERC a través de los medios de comunicación y corrió un tupido velo para asegurar que el ánimo con el que asistirá mañana a la reunión será el de «llegar a un acuerdo cuanto antes». «No iríamos a una negociación sin esperanza» , insistió.

En La Moncloa desde hace días se viene lanzando la consigna de que hay optimismo. Creen que ERC podría «vender» en Cataluña su capacidad de influencia en Madrid, como tradicionalmente hacía la vieja Convergencia. Otras personas de peso en el partido creen que el partido de Junqueras no puede rebajar más en estos momentos sus planteamientos y que éstos «siguen siendo inasumibles para nosotros» .

Mientras Lastra intenta mantener abiertas las expectativas de acuerdo ante la reunión de hoy y con el secretario de Organización, José Luis Ábalos , manteniéndose en un segundo plano en esta cuestión, fue la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo , quien trató de establecer los límites de cara a la negociación. Calvo fue muy rotunda al señalar que el PSOE «ni habla ni participa» en un diálogo por el derecho de autodeterminación porque «no existe » en la Constitución española «ni en ninguna democracia». Esta es una postura más exigente que la que los socialistas llegaron a aceptar en las conversaciones que siguieron a Pedralbes. Ahí se admitió que cada parte pudiera plantear sus propuestas «con total libertad». Y tampoco aceptó Calvo el formato de la relación de igual a igual en una mesa de gobiernos. Calvo insistió ayer en que «ya existe» el diálogo entre gobiernos en la comisión bilateral Estado-Generalitat. Pedralbes, donde el diálogo se acordó en esa comisión bilateral y creando una mesa de partidos, parece el punto máximo al que pueden llegar los socialistas.

Diferentes personas en las filas socialistas coincidían en destacar la «importancia» de la reunión de hoy. Aunque la misma ni siquiera aparece en la agenda del PSOE . Los negociadores de ambos partidos se reúnen en el Congreso con lo que podrá empezar a identificarse si los socialistas terminan cediendo posiciones para asegurar un Gobierno, algo que consideran capital ya que saben que no pueden aspirar a un escenario de estabilidad, si son los republicanos los que terminan por rebajar su exigencias o si, por el contrario, el acuerdo firmado entre PSOE y Podemos empieza a convertirse en papel mojado por falta de apoyos. En diferentes ámbitos del Gobierno se considera «inasumible» la posición de ERC y solo esperan su abstención por la promesa de un Presupuesto «bueno para Cataluña» y por la mayor «vocación de diálogo» de un Gobierno del PSOE y Podemos. Pero fuentes de la negociación apuntan a que precisamente la relación entre ERC y la rama catalana de Podemos es un ejemplo de malas relaciones.

Fuentes del Ejecutivo valoraban ayer como muy complejo el acuerdo porque además percibieron a ERC «muy soliviantada» durante la Diputación Permanente. Los socialistas se están caracterizando por el hermetismo, con Sánchez desaparecido, sin reuniones de su dirección y limitándose a Lastra y a las espontáneas y habituales declaraciones de Carmen Calvo. Pero en el PSOE preocupa el clima de la negociación y de una legislatura inestable. El más tenaz en la advertencia sigue siendo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que ayer, en un acto de homenaje a Alfredo Pérez Rubalcaba, invitaba al «método Rubalcaba» para negociar: «Siempre tenías muy claro los límites» .

Pese a la posición del PSOE, expresada este miércoles por Calvo, desde las filas del secesionismo se insiste en que si Sánchez quiere repetir en La Moncloa los socialistas tendrán que sentarse y aceptar que, al menos, se hable de la independencia de Cataluña, «la represión» y «la amnistía» para los condenados por el Tribunal Supremo y los fugados de la Justicia.

Así lo expresó ayer el presidente catalán, Quim Torra , desde el Parlamento de Cataluña. En respuesta a preguntas de los grupos, Torra advirtió de que los secesionistas no aceptarán que se creen mesas de diálogo en las que, cuando se plenteen las reivindicaciones independentistas, los socialistas les digan: «Pasemos a los postres».

El presidente de la Generalitat reivindicó, una vez más, la necesidad de crear una mesa de negociación entre gobiernos que permita, antes de iniciar el debate, que se reconozca a «Cataluña» como una «entidad jurídica» de igual a igual que «España», para que, así, «decidan libremente». Torra, además, indicó que el primer paso lo debería dar el presidente del Gobierno y devolverle por fin las llamadas telefónicas.

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