El PSOE amaga con una investidura fallida que active la cuenta atrás a unas nuevas elecciones
Pedro Sánchez se reúne hoy en el Congreso de los Diputados con Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado
Nadie tiene certezas de cuál sería el resultado ni la aritmética de unas nuevas elecciones. Pero la amenaza real de una nuevas elecciones fue puesta ayer encima de la mesa por parte del PSOE. Las negociaciones se enfocan como ese juego del gallina en el que dos coches van a máxima velocidad pero solo uno entra por el túnel. Los pactos se orientan hacia una dinámica de debilidad del contrario. ¿Quién puede perder más? Pedro Sánchez se reúne hoy en el Congreso de los Diputados con Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado .
En los círculos políticos se considera que una nueva cita con las urnas serviría a PSOE y PP para mejorar sus resultados en detrimento de Ciudadanos, Unidas Podemos y Vox. Sánchez juega a su favor con ese análisis casi unánime, aunque en su contra opera un factor que en su partido no ha pasado por alto: el 28 de abril el resultado del PSOE se basó en una movilización excepcional y en una fragmentación de la derecha en tres partes. Si ahora esa división se diluyese y uno de los actores fuese predominante las alianzas podrían cambiar. Ese es exactamente el mismo análisis que hace Pablo Iglesias , que pese a que todo apunta a que seguiría perdiendo apoyo cree que el riesgo de Sánchez es mayor una vez podría perder La Moncloa.
Sin embargo, el aroma a farol era inconfundible ayer en Ferraz. El secretario de Organización, José Luis Ábalos, subió al máximo la apuesta de cara a los encuentros que Sánchez mantendrá hoy y en los que espera explotar las debilidades de sus rivales y sacar brillo a la única certeza en estos momentos: o él es presidente o se tendrán que repetir las elecciones .
El reloj de la democracia
Tras la reunión de la Ejecutiva federal del PSOE el secretario José Luis Ábalos expuso ayer el planteamiento que hacen los socialistas: la viabilidad del Gobierno depende de las tres fuerzas principales además de los socialistas. Salvo apoyo explícito de PP o Ciudadanos, la aritmética es compleja. Se necesitaría la abstención de dos de esos tres partidos para superar en segunda votación los votos negativos del resto de grupos.
«La alternativa a una investidura viable es la repetición de elecciones. La alternativa a un Gobierno socialista es obligar a que los españoles vuelvan a votar. Y no les quepa ninguna duda de que las urnas también tienen memoria. Los españoles no perdonarán a quienes ponga en solfa la viabilidad de la legislatura en un momento en el que conviene desactivar sin titubeos las demoras partidistas», planteó ayer el hombre fuerte del PSOE en el Ejecutivo.
La apelación de Sánchez al «reloj de la democracia» se hizo célebre en 2016, cuando el candidato socialista justificó su intento de investidura una vez Mariano Rajoy había declinado intentarlo y para que se activasen los mecanismos constitucionales.
«Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso», dicta el artículo 99.4 de la Constitución Española. Ese es el precepto que en 2016, tras la investidura fallida de Sánchez, activó la repetición electoral. Este artículo vuelve a estar ahora encima de la mesa. Ábalos insistió en que su intención es que haya «investidura lo antes posible». Y aunque dijo confiar en que «no hagan falta más» sí dio muestras de que los socialistas irán a la investidura aunque no tengan cerrados los apoyos para lograr sacarla adelante. «No haremos lejos la sesión de investidura. Hay que poner en marcha el reloj de la democracia» , dijo Ábalos para dotar de sentido al órdago que había expresado minutos antes.
Cambio de tercio en Navarra
Ferraz quiere sacar del foco las sumas de minoritarios y nacionalistas de cara a la investidura para centrar el foco en Casado, Rivera e Iglesias. Ábalos dejó en un segundo plano la conocida como vía navarra, con las probables dos abstenciones de UPN encima de la mesa. Incluso volvió a dar vía libre a María Chivite para que intente presidir Navarra. La dirección federal no rechaza ahora la abstención de Bildu siempre que los socialistas navarros no negocien la misma: «No nos vamos a apoyar en Bildu. A partir de ahí cada uno hace lo que quiere», dijo.
Esto alejaría las dos abstenciones de UPN en el Congreso, pero esa eventualidad es parte de la estrategia de Ábalos, que rechazó que eso ahora mismo sea relevante: «La investidura ahora tampoco está en función de dos votos», despachó Ábalos. El secretario de Organización justificó que «esa aritmética no es de suma sino que comporta restas», porque puede comportar «la abstención de dos votos y la contrariedad de otros seis», en referencia a que podrían perderse los del PNV. Aunque los nacionalistas vascos no han llegado tan lejos en esa posibilidad, en el PSOE se mostraban ayer muy convencidos de que contar a la vez con ambas fuerzas
Ábalos volvió a defender que la incorporación de Podemos al Gobierno no es adecuada. Un criterio aritmético y no político: «Si sumáramos con Podemos mayoría absoluta lo normal sería ese tipo de gobierno. No habría debate». Pero el dirigente socialista constató que con los números actuales «no llegamos» y expresó que «un Gobierno de esa naturaleza no solo no suma sino que podría restar», en referencia a que otros potenciales apoyos prefieren un Ejecutivo en solitario: «No entendemos un Gobierno vigilado ni condicionado».
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