Semana clave para los pactos: el PSOE corteja a Ciudadanos ante la debilidad de Podemos
Comienza una semana clave para la gobernabilidad con los socialistas dependiendo de los de Rivera para no perder poder territorial
Pedro Sánchez juega con cuatro manos la partida de póker de la gobernabilidad en España. Parte con ventaja y con sus adversarios más pendientes de vigilar sus meguantes posesiones. Y pese a todo nada está ganado. Este lunes arranca una semana clave para la conformación de los pactos poselectores , en una contienda que consiste en multitud de batallas conectadas entre sí y que ha convertido a los dirigentes políticos en neófitos de la teoría de juegos.
PSOE y Ciudadanos arrancan esta partida como actores centrales de esta partida. En prácticamente todas las instituciones del país uno de los dos tiene que estar presente en la fórmula de Gobierno. Y en muchos lugares un acuerdo entre los dos solventa la gobernabilidad. Desde los Ayuntamientos hasta el Gobierno de España. Un acuerdo apoyado en las posibilidades aritméticas y en el recuerdo de aquel pacto de 2016. Pero un acuerdo lejos, al menos por ahora, de ser reeditable en la mayoría de lugares.
Ambos partidos celebran hoy reuniones de sus órganos de dirección con la vista puesta en las reuniones que el presidente del Gobierno en funciones mantendrá el martes en el Congreso de los Diputados con Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado. Será el primer hito de una semana que ese mismo martes tendrá la constitución de los parlamentos autonómicos de Madrid y Murcia. Dos lugares en los que PP, Cs y Vox suman mayoría pero en los que los de Rivera no terminan de comprometer su posición, con el PSOE intentando cortejar a Ciudadanos como único socio posible en varias plazas.
Cambios de cromos
El líder regional del PSOE de Murcia, el sanchista Diego Conesa, oficializó ayer su oferta para que Ciudadanos se haga con la alcaldía de la ciudad a cambio de apoyo para que los socialistas logren el Ejecutivo regional. Ese «cambio de cromos», sin embargo, fue rechazado por los socialistas en Aragón, donde los naranjas aspiraban a la alcaldía de Zaragoza.
El sábado 15 de junio se constituyen los Ayuntamientos y en el PSOE admiten que hasta que no pase esa fecha será difícil «sacar conclusiones» de cara a las fórmulas para una investidura de Pedro Sánchez. Los socialistas esperan movimientos de Begoña Villacís, que no renuncia a la alcaldía de Madrid, para actuar en consecuencia. «Hemos dado muestras suficientes de estar dispuestos a ser generosos», dice un dirigente socialista.
Desde el PSOE se intenta hacer llegar el mensaje a Albert Rivera de que en su disputa con el PP lo que más le conviene es despojarlos de poder institucional. «Cs tiene una oportunidad de acabar con el PP. Y esa oportunidad no va a aprovecharla sujetando al PP en el poder », expresa otro dirigente que cree que Cs podría lograr alguna alcaldía o incluso el Gobierno de alguna autonomía con esta estrategia.
Pero esas ofertas tienen un límite. Desde el Gobierno y desde la dirección socialista se han dado muestras de que el primer intento en las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez es que PP y Cs puedan abstenerse.
La baza es la de que «no hay otro gobierno posible» y la posibilidad de una repetición electoral que en el PSOE no desean, aunque consideran que «son otros los que deben estar más preocupados».
La lectura que hacen los socialistas es que una nueva cita con las urnas afectaría en mayor medida a Podemos y Ciudadanos. Aunque alguna persona en La Moncloa no oculta que el resultado del 28 de abril se obtuvo con un relato y una movilización «excepcional» y se albergan dudas sobre las bondades de una nueva cita con las urnas.
Pocas expectativas
Pero lo cierto es que las esperanzas socialistas de que esta vía fructifique son casi nulas. «No quiere ni vernos», dicen en Moncloa. «Cuando se vio con Sánchez le dejó muy claro que no iba a haber acuerdo», resume un dirigente. No creen en el PSOE que se pueda llegar tan lejos como para ofrecer a Rivera un acuerdo estable que tendría 180 escaños en el Congreso y que incluyese la vicepresidencia del Gobierno. «No podemos hacer eso. Si nos dice que no perdemos bazas de negociación». Y es que Sánchez juega esta partida con varias barajas. Mañana tendrá que intentar contener el enfado de un Pablo Iglesias que ve como los socialistas no priorizan el acuerdo con él para la investidura. Él insistirá en la conveniencia de un Gobierno conjunto. «Más cheques en blanco al PSOE no» , dicen desde su partido.
Pero en el PSOE están muy convencidos de intentar, ya sea por la derecha o por la izquerda, la fórmula del Gobierno en solitario. «Su presencia en el Gobierno puede ser nociva», dicen fuentes socialsitas. Preocupa especialmente su posición respecto a Cataluña. Pero también el hecho de que es un socio que aleja a Sánchez del entendimiento con otros actores imprescindibles si decide emprender una vía de legislatura altamente inestable. PNV, Navarra Suma y, por supuesto, Coalición Canaria, a los que tendría que recurrir en la mayoría de votaciones, prefieren un Gobierno formado solo por los socialistas.
Existe consenso en el PSOE para centrar la presión en Rivera, pero la vía alternativa está madura a falta de que Iglesias ceda. Pero nadie se atreve a darlo por hecho.
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