La protesta callejera en Cataluña pierde fuelle y nota el agotamiento
Los CDR cortaron algunas vías por la mañana, pero apenas tuvieron incidencia
Juicio del procés en directo, la octava jornada
La primera respuesta inmediata de las protestas callejeras en Cataluña al inicio del juicio en el Tribunal Supremo por el referéndum ilegal del 1-O no fue masiva. Los CDR se movilizaron aún de madrugada, a las 12.00 horas se convocaron paros en los centros de trabajo, los Mossos d’Esquadra tuvieron que desalojar a unas decenas de personas que protestaban a las puertas de la Fiscalía Superior de Cataluña, se soportó una huelga estudiantil y, ya finalizada la primera jornada de la vista oral , se organizó una concentración en la plaza de Cataluña (Barcelona), con la presencia del expresidente de la Generalitat Artur Mas y representantes de los partidos independentistas. Sin embargo, el seguimiento de la jornada de protestas fue minoritario, constatando que el músculo independentista afronta con cansancio un juicio que durará meses.
Cortes de carreteras
A primera hora de la mañana los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) llevaron a cabo una batería de cortes de vías de comunicación con el objetivo de «romper la normalidad» en la región. En Barcelona, cortaron el tráfico en varias calles del centro de la ciudad y los accesos por la Gran Vía y la avenida Diagonal. En algunas autopistas, cortaron la circulación (AP-7, a su paso por San Celoni, o la C-35, por ejemplo) levantando barreras de fuego con la quema de todo tipo de material incendiario. Se produjeron algunas retenciones de tráfico y molestias para los afectados . Pero en menor medida que las sufridas en otros días señalados y a media mañana la circulación en las principales carreteras de Cataluña era la habitual de un día laborable.
A las 12.00 horas, tampoco tuvo gran seguimiento un paro en los centros de trabajo, a los que se había sumado CC.OO. y UGT. Más allá de concentraciones a las puertas de los edificios de la Generalitat y el Parlamento autonómico, este paro fue totalmente residual, que fue seguido de una protesta a las puertas de la Fiscalía Superior en la que menos de un centenar de jóvenes, con la presencia de políticos de la CUP -como el diputado autonómico Carles Riera-, se sentó y, tras los correspondientes avisos de los Mossos d’Esquadra, fueron desalojados. Una decisión que, en los canales de internet de los CDR, se responsabilizó al consejero de Interior, Miquel Buch, al que pidieron la dimisión.
Huelga de estudiantes
En paralelo, ayer se celebró una huelga política estudiantil convocada por el Sindicat d’Estudiants, para protestar por el inicio del juicio y que contó con la ayuda de la Generalitat, al retrasar una prueba general prevista para este martes. Su seguimiento fue desigual, según datos de la Consejería de Educación. Más del 50 por ciento en algunas zonas de Cataluña -como en las Tierras del Ebro, donde llegó al 61,16 por ciento- y menos del 15 por ciento de alumnos de tercero y cuarto de ESO, Bachillerato y ciclos formativos de FP en otras -en Gerona, por ejemplo, el 12,06 por ciento y en Barcelona, el 14,44 por ciento-.
Ya por la tarde, a partir de las 19.00 horas, los partidos independentistas y las entidades que apoyaron el procés llenaron la plaza de Cataluña (Barcelona) en una concentración bajo el lema: «La autodeterminación no es delito» y con el objetivo de mantener una «movilización permanente y a parar el país». Las reivindicaciones quedaron fijadas en un texto leído, entre otros, por Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat; Elsa Artadi, portavoz del gobierno catalán; Gerardo Pisarello , primer teniente de alcalde de Barcelona; Elisenda Paluzie, presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC); Marcel Mauri, vicepresidente de Òmnium Cultural; y Maria Sirvent (CUP). Además de en Barcelona, en las principales ciudades de Cataluña se llevaron a cabo movilizaciones coordinadas por la ANC.
La jornada de ayer podría ser el anticipo de la huelga general prevista para el 21 y convocada por la Intersindical, liderada por el exterrorista Carles Sastre.
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