El PP ve a Sánchez con prisas y con miedo a fracasar

Casado pedirá la cabeza del candidato socialista si vuelve a pinchar en otro intento de investidura

Pablo Casado, entre Cayetana Álvarez de Toledo y Teodoro García Egea, en el Congreso Efe

Mariano Calleja

Pedro Sánchez se reunió ayer con Pablo Casado en el Congreso , después de haberle hecho el vacío durante más de un mes. Exactamente, desde la noche electoral del 10 de noviembre, cuando el líder del PP le llamó por teléfono, y el candidato socialista optó por ignorarle hasta este momento. La reunión se produjo cuando el PSOE ya tiene un pacto firmado con Unidas Podemos , y otro en vías de cerrarse con los independentistas de ERC. En ese contexto, Sánchez pidió a Casado la abstención para facilitarle la investidura y se encontró con lo esperado:un «no» rotundo a poner la alfombra a un Gobierno con « los comunistas en la Vicepresidenci a ».

Las caras y los gestos de Sánchez y Casado al comienzo de la reunión no hacían presagiar ningún tipo de acercamiento. Semblantes serios, casi hostiles, y comunicación no verbal que indicaba todo menos cordialidad o voluntad de acuerdo. Con esa frialdad comenzó un encuentro que apenas duró 40 minutos. El doble, eso sí, que el que necesitó Rajoy tras las elecciones de 2015 para constatar que con Sánchez no había absolutamente nada que hacer, enrocado en el «no es no» que mantuvo hasta su dimisión.

Casado cree que, en realidad, Sánchez conserva intacto su «no es no» al PP. La impresión del jefe de la oposición tras hablar con Sánchez es que este no tiene ninguna voluntad de romper su acuerdo con Podemos y empezar una supuesta negociación con el PP. Él sigue su doble vía, con «los comunistas», según dice Casado, en el Gobierno de la Nación, y los independentistas catalanes de muleta.

Acabada la reunión exprés en el Congreso, los populares creen que Sánchez tiene prisa por lograr la investidura cuanto antes, pero también notan su temor a que ERC se la juegue . Las fuentes consultadas sostienen que el candidato socialista es consciente de que ha puesto su investidura en manos de Junqueras, que puede imponer el precio que quiera a los votos de ERC. Sánchez «ha quemado sus naves», según el PP, y su rectificación, a estas alturas, parece imposible. Eso sí, Casado pedirá su cabeza si fracasa en este nuevo intento de investidura.

Las posturas de ambos eran de sobra conocidas, pero Sánchez pidió a Casado directamente la abstención , sin renunciar a su pacto con Podemos. En concreto, le animó a que se abstuvieran los diputados necesarios, para evitar depender de ERC. Es decir, serían 13 abstenciones, que le permitirían acabar el debate de investidura con éxito sin despeinarse y sin sufrir ni un solo desgaste en la negociación con los separatistas, dirigida desde la cárcel.

Casado se lo tuvo que preguntar hasta cinco veces, según explicó después: « ¿Esta es tu única oferta al PP? ¿De verdad que es lo único que planteas?». Sánchez se lo confirmó: su propuesta es una abstención de los populares, solo de los necesarios, para facilitar que se ponga en marcha un Gobierno en el que Pablo Iglesias sería vicepresidente. Para Casado, esto no deja de ser un «insulto».

«El PP no puede abstenerse ante un Gobierno del PSOE y los comunistas, sería letal para España, un suicidio para el partido y muy malo para los españoles», resumió Casado. «Es como si yo pidiera la abstención de Sánchez en un Gobierno del PP con Vox en la Vicepresidencia». Todo el mundo, dijo, entendería que rechazara la propuesta.

Para quitarse presión de encima, Casado insistió en otras alternativas que podrían permitir a Sánchez ganar una investidura por primera vez, sin necesitar a los independentistas, y dejando en paz al PP como alternativa.

«Que se lo curre»

Una vía sería que Sánchez buscase el apoyo de Ciudadanos , junto a Podemos, como ya hizo en 2016 sin éxito. Y otra sería «trabajarse» de igual manera la abstención de los diez diputados del partido de Arrimadas, junto a los dos de Navarra Suma. «¡Que se lo curre!», dicen en Génova.

Lo que no hace el PP es detenerse ni medio minuto en el «plan 221» que encabeza Inés Arrimadas , y que supone un gran bloque del PSOE, PP y Ciudadanos para dar estabilidad al Gobierno de España. Los populares creen que Ciudadanos tiene poca credibilidad, cuando pudo sumar 180 diputados con el PSOE en la anterior legislatura, y se negó a ello. Pero además lo ven inviable ahora porque Casado ha constatado que Sánchez no romperá de ninguna manera su acuerdo con Iglesias. «Además», comenta un dirigente del PP, «Ciudadanos no se da cuenta de que en caso de formarse ese bloque, ellos serían totalmente irrelevantes, sus 10 diputados no harían falta para nada».

Casado aprovechó la reunión para tender la mano con sus 11 pactos de Estado , incluido uno para los Presupuestos y otro para intervenir frente al desafío separatista catalán, cuando el Gobierno empiece a rodar.

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