El PP confía en que Díaz evite que Rajoy comparezca en el Congreso por la caja B
Los populares esperan que se imponga en las primarias y no vote con Podemos y Cs

Mariano Rajoy no preveía tener que apoyar en el Congreso ni la comisión de investigación sobre «la financiación del PP »; ni el proyecto de ley sobre la muerte digna; ni el cambio de modelo legal, tumbando el que él implantó, en la elección del presidente y Consejo de RTVE. Pero lo ha hecho. Su precaria posición en el Congreso ha facilitado que PSOE, Podemos y Ciudadanos sumen sus fuerzas para obligarle a cambiar de estrategia en asuntos clave. Pero el más importante está por llegar: la todavía no decidida comparecencia del presidente del Gobierno en la comisión de investigación que se creará para analizar la «presunta financiación ilegal del PP», como establece literalmente el acuerdo de investidura que firmó con Ciudadanos.
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El jefe del Ejecutivo, que inicialmente se había negado a secundar la constitución de esta comisión, pese a que se comprometió a ello con Albert Rivera, decidió in extremis el jueves apoyarla para evitar quedarse solo frente a la iniciativa a la que se abonaron PSOE y Podemos. Finalmente, el voto del PP completó la unanimidad de toda la Cámara para investigar la llamada «caja B» de los populares. Una vez desbloqueada la propuesta, lo más relevante está en la pregunta para la que los populares no tienen respuesta: ¿tendrá o no que comparecer Rajoy?
Arma arrojadiza
Despejar esa incógnita -a la que el PP, según asegura un alto responsable a ABC, «da mucha importancia, en términos de imagen, porque inevitablemente se usaría como arma arrojadiza»- está en manos del PSOE, que tendrá que optar entre añadir sus votos a los de Podemos y Ciudadanos para obligar a Rajoy a comparecer o inclinarse por bloquear la propuesta, apuntalando la negativa del PP. Fuentes socialistas aseguran que «todavía no hay nada decidido», ya que tendrán que pasar algunos meses para su constitución y para entonces el segundo partido de la Cámara ya tendrá un nuevo líder, elegido en las primarias de esta primavera.
Nadie en el PP es capaz de adelantar un pronóstico sobre la determinación del futuro líder socialista acerca de una cuestión capital en términos de estrategia del nuevo PSOE. De hecho uno de los argumentos más recurrentes de Pedro Sánchez en su carrera por recuperar el poder en Ferraz en encarnizada lucha con Susana Díaz, es propalar lo que él considera como una clara connivencia de la presidenta de Andalucía y de la actual gestora con el PP , tras la abstención socialista en la investidura de Rajoy.
En Génova se da por descontado que si el elegido por la militancia fuera Sánchez, el PSOE se inclinaría por sentar en la comisión de investigación al presidente del Gobierno, al que negó cualquier aproximación durante la interinidad institucional del pasado año. A contrario sensu, la esperanza popular reside en que si la decisión estuviera en manos de la baronesa andaluza, ésta podría inclinarse por bloquear la petición de Pablo Iglesias y Albert Rivera. No obstante, no se descarta, en palabras de un dirigente popular, que «Susana Díaz necesite hacer algún gesto político que la legitime como fuerza de radical oposición a Rajoy y opte por sumarse a Podemos y Ciudadanos en la citación al presidente».
Lo cierto es que Moncloa ha intentado evitar que ese mecanismo parlamentario se limitara a investigar las cuentas del PP. Hace unas semanas el presidente del Gobierno contestó a la propuesta de Ciudadanos con el amago de llevarse al Senado la comisión de investigación y extender sus indagaciones a todos los partidos. Entonces, la tensión entre Rajoy y Rivera llevó a este a gesticular de manera ostensible dándose palmadas en su mejilla en referencia a lo que consideraba como la «cara dura» del presidente. La respuesta del líder naranja fue registrar esa misma tarde una petición suscrita también por PSOE y Podemos para que se analizara definitivamente en la Cámara Baja las cuentas de los populares.
La finta de Rajoy se sustentaba en la ambigüedad del pacto firmado con Ciudadanos en agosto. En aquel documento se abogaba por la «creación de una comisión de investigación parlamentaria sobre la presunta financiación ilegal del Partido Popular», sin detallar la Cámara en la que se formalizaría. De ahí que el PP amenazara con trasladarla al Senado donde tiene mayoría absoluta y una situación aritmética más cómoda. Tampoco establecía si debía circunscribirse a la financiación de los populares o abrirse a otras formaciones.
Lo cierto es que en las filas populares existe cierta preocupación por el curso que podría tener esa iniciativa parlamentaria, que el diputado del PP Eloy Suárez ha definido como una « iniciativa de demolición », que «nacerá muerta y deslegitimada porque la oposición no quiere acabar con toda la corrupción».