El PDECat se niega a desaparecer ante el embate de Puigdemont

El partido acepta el liderazgo del fugado pero quiere ponerse al frente de JpC

Reunión del Consell Nacional del PDECat el pasado febrero ABC

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La OPA hostil de Carles Puigdemont sobre el PDECat sigue avanzando, aunque el partido se resiste. La formación heredera de la antigua Convergència Democràtica (CDC) decidirá hoy en su Consejo Nacional «transitar» hacia una «única estructura» que bajo el nombre de Junts per Catalunya (JpC) aglutine toda la macedonia de partidos, iniciativas diversas y figuras independientes que ahora se articulan bajo estas siglas, con las que el partido ha concurrido en las últimas elecciones. Como líder indiscutido, el fugado a Bélgica Puigdemont , que ve cómo su objetivo de hacerse con el control de la que aún es su formación a través de JpC va consumándose a la misma velocidad que el partido pierde músculo institucional.

Pese a la disposición del PDECat a cambiar de nombre, el partido dejó claro ayer, por si había dudas, que no piensa desaparecer como formación, presumiendo de su fortaleza organizativa y sobre todo de penetración territorial. «No está sobre la mesa», se precisó ayer en alusión a una hipotética disolución, recalcando que es el PDECat, de hecho, el partido que quiere ser el espinazo de la nueva JpC.

La cesión del testigo a JpC como marca es la principal conclusión del proceso de debate interno puesto en marcha por la dirección del partido para sondear a la militancia sobre los pasos a dar en la reordenación del espacio posconvergente. El resultado de ese proceso lo detalló ayer el presidente del PDECat, David Bonvehí, junto con otros miembros de la ejecutiva de una formación que se resiste a ser absorbida por JpC , la marca electoral impulsada por Carles Puigdemont que ya está presente en todas las instituciones pero que no tiene estructura de partido.

Que habrá integración con JpC está claro, aunque aún no se sabe cómo. Puigdemont, que sigue siendo militante del PDECat, impulsó por su cuenta y junto al encarcelado por sedición Jordi Sánchez la llamada Crida Nacional per la República, un movimiento que pese a que no se define como partido está inscrito como tal en el registro del Ministerio del Interior, algo que en el PDECat siempre se ha leído como el revólver encima de la mesa que empleaba Puigdemont para hacerse con el control de JpC y del PDECat. Una amenaza velada de que si los posconvergentes no seguían su estrategia, la posibilidad de poner en marcha la Crida como partido y concurrir a los comicios es real.

De hecho, la intención del PDECat de conformar JpC como una «estructura única» responde en parte a la negativa del partido a tener que armar una coalición con la Crida , a la que se ve en buena forma como un caballo de Troya de un Puigdemont que, desde la distancia, ha seguido manejando el partido, mangoneando las listas electorales, colocando a sus fieles y defenestrando, cuando ha sido necesario a quien no se plegaba a sus dictados, como fue el caso de la senadora Marta Pascal, cuya caída simbolizó el arrinconamiento del sector más pactista de la formación.

El peligro de la escisión

Tanto como una cuestión de nombres, de lo que se trata es de seguir teniendo el control estratégico del PDECat, muchos de cuyos dirigentes abominan, siempre con sordina, de la estrategia rupturista y ridiculizada de Puigdemont , pero nunca se atreven a verbalizarlo. De hecho, y en paralelo a la creación de JpC como un artefacto político que no sea una agregación de elementos sino un partido como tal, prosiguen los movimientos en el sector menos radicalizado del partido, deseoso de regresar a la esencia pactista de la antigua CDC, y que podría acabar fraguando en una escisión.

En buena forma, el paso que dará hoy el PDECat pretende alejar la posibilidad de una escisión por la vía de mantener la estructura y personalidad del partido, algo no obstante que se adivina imposible ante el secuestro emocional al que Puigdemont, cada vez más en su papel de gurú del secesionismo, somete a la formación. Lo trató de explicar ayer el propio Bonvehí, que defendió que «para crear un partido o una sola estructura tenemos que continuar siendo un partido» y, a la vez, reivindicó su formación como una de las «más generosas». «No somos el único actor político, pero también tenemos claro que JpC solo será posible si el PDECat lo abandera y se pone al frente y es parte del núcleo y del futuro», añadió.

Queda por resolver también el papel que se reserva al expresidente Artur Mas, siendo señalado por muchos como la única figura que por su ascendente podría servir de aglutinador entre el PDECat y quienes se consideran herederos de CDC -de perfil más moderado-, y el resto de actores ahora bajo el paraguas de JpC y el entorno de Puigdemont.

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