Rosa Belmonte
Padres que tenéis Constitución
José Pedro Pérez-Llorca y Miguel Herrero de Miñón estuvieron entre los invitados (faltó Miquel Roca)
El Día de la Constitución visten de gala a los ujieres y maceros (a falta de bastos o copas, estos parecen los reyes de la baraja española). En el patio del Congreso se pone una carpa con aire acondicionado, alfombras buenas y sofás de terciopelo rojo. Por allí van entrando hacia el Salón de Pasos Perdidos miembros del Gobierno, diputados, senadores, invitados y descatalogados varios. De Méndez de Vigo a José Luis Corcuera, de Toni Cantó (elegantísimo) a Luis Ramallo («Esta es de mi amigo Sánchez, la de mi amigo José Antonio», dice cuando ve una cámara de TVE). «¿Quieres que te cuente algo, guapa?», pregunta a la reportera de la cadena pública. (Lo que no sé es si la guapa sabría quién es). De Soledad Bercerril a Albert Rivera y su séquito, de Jaime Alfonsín a Elena Salgado. «¿Echa de menos todo esto?» «La política, no», contesta la exministra de Zapatero. Albert Rivera hace unas declaraciones a la prensa. Un tipo que pasa lo mira y masculla: «Uf, este».
Pregunto a José Pedro Pérez-Llorca , padre de la Constitución y presidente del Patronato del Museo del Prado, si tienen ya nuevo director tras la marcha de Zugaza. «Dame tres nombres tú». Mmmm. Ser director del Museo del Prado es más importante que ser ministro, como diría Ramón Mendoza de ser presidente del Real Madrid. ¿Y la reforma de la Constitución? «Lo veo muy difícil».
Ana Pastor y Pío García Escudero iban recibiendo. María Dolores de Cospedal, de encaje granate y zapatos del mismo color, llegó con Zoido y Dolors Montserrat. «Team» Cospedal . Javier Maroto con Paloma Segrelles (en serio). Javier Fernández seguido de Antonio Hernando y Meritxell Batet (Óscar López y César Luena iban aparte). Maillo con Íñigo de la Serna, el «smart» ministro. Feijóo entró con Michavilla. Rajoy, que llevaba al lado a Rafael Hernando, en teoría era el último en llegar. Quería hablar con la prensa («breaking news»), así que se lo pidió a Carmen Martínez Castro. Al minuto apareció Soraya Sáenz de Santamaría, que también iba de encaje como Cospedal (pero en negro y con pantalón). «Presidente, que dice Carmen que ya puede ir». Pero hubo que abortar porque apareció la comitiva B de Podemos. Pablo Echenique, Carolina Bescansa, Julio Rodríguez y otros. Echenique, como si fuera Rafaela Aparicio en «Mamá cumple 100 años», ocupaba el sitio por donde tenía que pasar Rajoy. Fue un momento. Rajoy pudo decir que sobre la reforma de la Constitución es importante saber qué se va a tocar y qué no. «Esto no es un asunto para ocurrencias». También que la Constitución es el pacto más importante que se ha hecho entre españoles en los últimos 40 años. Después del acto institucional, Cospedal decía a un militar sobre esos 40 años de la Constitución: «A ver si los cumplimos». En el Salón de Pasos Perdidos la gente estaba más apretada que en La Meca . Hubo un momento en que Cospedal, aunque hablaba con civiles, se situó en un rincón rodeada de militares. Parecía Carmen Sevilla en Sidi Ifni. Qué jornadas de gloria nos va a dar.
Había un corrillo de mujeres y varias filas. Era el de la vicepresidenta del Gobierno. «¿Sabes cuál es el problema de los referéndums? Que no conviene el examen de tipo test para preguntas de calado político?», explicaba. Rafael Hernando se escapaba. «Es que me voy a Almería. Tengo que cambiarme y hacer el equipaje». Luego, con su acento de Guadalajara, puede soltar aquello de «Como decimos en Almería, to pa na».
Entre lo que pasaban en las bandejas para picar había bombones de foie . A ver, chocolate por fuera, foie por dentro. Sólo espero que los que vayan a reformar la Constitución no sean los mismos que han decidido que eso se puede poner para comer.
Suárez Illana hablaba con Corcuera. Pasó Miguel Herrero de Miñón, el otro padre de la Constitución ayer (el tercero que queda, Miquel Roca, no estaba). Sobre la reforma constitucional, Herrero de Miñón me remite al libro que publica la semana próxima: «Tres lecciones sobre la reforma constitucional». Aparece Pérez-Llorca. «¿Has pensado ya en los tres nombres?». Y se van los dos juntos como Bogart y Claude Rains. Dejando la Constitución en manos de todos estos.
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