Otro mando de los Mossos corrobora que el Govern conocía el riesgo de violencia en el 1-O
Quevedo explica que no debía ser incompatible preservar la convivencia y evitar el referéndum
Sabían lo que podía pasar. No fue una sorpresa, sino un riesgo asumido . Los líderes del «procés» fueron avisados del riesgo de violencia en el referéndum ilegal del 1 de octubre al menos en dos ocasiones por los jefes de los Mossos d’Esquadra. Una advertencia que se une a los avisos de los representantes del Gobierno central y de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que alertaron con énfasis.
El comisario de la Policía autonómica Emilio Quevedo –el antiguo responsable de la Comisaría General Técnica de Planificación de los Mossos– corroboró ayer en el juicio contra el plan secesionista ilegal este punto. Ratificó que la cúpula de la Policía autonómica avisó al «govern» en dos reuniones –el 26 y el 28 de septiembre, a pocos días del 1-O– de los previsibles enfrentamientos, una advertencia que ignoraron para seguir adelante con el referéndum ilegal.
Este mensaje ya fue lanzado en la vista oral el pasado jueves por Manel Castellví, antiguo responsable de la Comisaría General de Información de los Mossos, que también declaró como testigo. De esta forma, ambos han apuntalado y colocado en aprietos a sus superiores políticos. Se trata del testimonio de dos jefes de los Mossos que avalan una tesis decisiva para la acusación de la Fiscalía y el posible delito de rebelión. Ambos confirmarían que los exdirigentes de la Generalitat eran conscientes de la previsible violencia que iba a envolver la jornada del 1 de octubre y aun así mantuvieron la convocatoria. Eso supondría, según la Fiscalía, haber asumido la violencia como un medio (no deseado pero aceptado) para sus fines.
El coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos (coordinador del dispositivo policial del 1-O), el antiguo secretario de Estado de Seguridad José Antonio Nieto , y el antiguo delegado del Gobierno Enric Millo también alertaron del riesgo de violencia y solicitaron por activa y por pasiva al «govern» que desconvocara el referéndum.
Un capote a Trapero
En la reunión del 28 de septiembre con los jefes de los Mossos, éstos hicieron ver a los gobernantes catalanes que «ese día habría una alta movilización de personas y que podría haber algún problema de seguridad en diversos supuestos, uno de ellos que hubiera enfrentamientos entre partidarios y detractores del referéndum», según relató ayer Quevedo, que respondió afirmativamente cuando el fiscal Javier Zaragoza le preguntó si avisaron de posibles «choques» con la Policía.
Quevedo pensó mucho antes de expresar sus respuestas, y tardó en ocasiones en encontrar las palabras, aunque sufrió menos apuros que su «colega» Castellví, que fue un manojo de nervios al contar su experiencia. Ante ese mensaje, el expresidente Carles Puigdemont manifestó, según Quevedo, que el «govern» tenía un mandato que cumplir «avalado por las elecciones» y que mantenían la convocatoria y seguían adelante con su plan.
El testimonio de Quevedo buscó extender la responsabilidad del dispositivo de los Mossos al resto de Cuerpos policiales y echar un capote a Josep Lluís Trapero , señalado por los jefes de la Policía y la Guardia Civil.
Sin antidisturbios
El relato del jefe de la Policía autonómica también retrató la coartada de los miembros del «govern» que ha enarbolado Trapero para justificar la pasividad de los Mossos en el 1-O. Quevedo explicó que los antiguos dirigentes secesionistas aludían a una contraposición «entre los principios de actuación y el cumplimiento del mandato judicial, como si hubiera que decidir si una cosa tuviera que prevalecer sobre la otra». Se refirió al argumento al que se agarraron los líderes del «procés» de qu e había que preservar la convivencia ciudadana , un principio de actuación que marcó la juez pero que en ningún caso sustituía al mandado de evitar el 1-O. «Nos quejamos de esa utilización, dejando claro que no eran elementos en absoluto contrapuestos», concluyó. No debían ser incompatibles un principio que tener en cuenta y una orden muy clara.
Aun así, el testigo intentó defender el dispositivo de los Mossos y sostuvo que no se puede hablar de operativos separados de las policías , porque había una coordinación dirigida por Pérez de los Cobos. Los testimonios de los jefes de la Policía Nacional y la Guardia Civil desmienten esta versión, pues manifestaron que su función debía ser de mero apoyo, si los Mossos actuaban con determinación el 1-O.
El fiscal indagó en los detalles del plan y dejó en evidencia la ausencia de las unidades de antidisturbios de los Mossos, «ocupadas» en Barcelona con una manifestación anarquista, otra falangista, u na convocatoria contra el referéndum , otra de la ANC y al partido entre el Barcelona y Las Palmas que fue sin público. Quevedo admitió que en los centros de votación «había personas que tenían intención de impedir el cumplimiento judicial».
Por la tarde llegó el turno de tres directivos de Unipost para declarar sobre las circunstancias en las que esta empresa iba a tramitar el envío de 42.000 cartas en las que se designaba a los miembros de las mesas electorales para el 1-O. La Guardia Civil frustró la operación con el registro en la sede central el día 19 de septiembre.
La entrega fantasma
Los testigos aportaron más sombras que luz al esclarecimiento de los hechos por la poca credibilidad de sus testimonios. El jefe de logística de Unipost en Cataluña y Baleares, Francisco Juan Fuentes , aseguró conocer solo el nombre de pila de la persona (Toni) que les hizo el encargo «en nombre de la Generalitat». Fue también este testigo quien se ocupó personalmente de recoger los tres palés con las cajas que contenían los sobres en las proximidades de un bar. La entrega se la hicieron un hombre y una mujer que viajaban en una «furgoneta blanca» . Era sábado.
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