El nuevo Gobierno aflora las viejas rencillas
El intercambio de carteras encumbra a Félix Bolaños y evidencia las duras caídas de Ábalos y Redondo
El intercambio de carteras ministeriales ha sacado hoy a la luz las rencillas que existían en el equipo de Pedro Sánchez . Y el malestar que algunos de los sacrificados guardan ante la decisión del jefe del Gobierno. Reproches, alusiones veladas y olvidos mayúsculos marcaron una jornada con un claro triunfador, Félix Bolaños , una solemne derrota, la de José Luis Ábalos, y una sombra planeando: Iván Redondo.
La dureza en el adiós de Ábalos, que era el hombre fuerte del PSOE en el Gobierno, tiene todavía conmocionado a buena parte del partido. De todo a nada en 24 horas . Hubo un primer intento desde su entorno por presentar de su marcha como voluntaria. No lo fue. Se enteró, al igual que otros cesados, el sábado por la mañana mediante llamada telefónica del presidente. Sánchez no tuvo deferencias con este cese pese a que Ábalos fue de los pocos que le acompañó en la recuperación del liderazgo del PSOE .
Su acto de traspaso fue un reflejo de su caída. Apenas estuvo acompañado mientras los ministros se agolpaban en otros intercambios de cartera. Los rostros más relevantes en su adiós fueron Salvador Illa y José Blanco . El primero acudía al acto porque una dirigente de su formación, Raquel Rodríguez , asumía la cartera. Blanco lo hizo porque ocupó el departamento en el último Gobierno de Zapatero.
En este marco, el exministro de Transportes no incluyó en su despedida a Sánchez. Y eso ya es un importante mensaje. Además, reivindicó su labor y su salida como la de una cabeza de turco: «Uno es la cabeza a la que golpear, la que también tiene que lidiar y mediar». Un buen resumen para sus tareas de estos tres años como uno de los principales puntales de Sánchez.
Tampoco tuvo palabras para el presidente el ministro de Justicia saliente, Juan Carlos Campo , amortizado en poco más de un año tras su servicio en la elaboración y concesión de los indultos. Se va para dejar hueco a Pilar Llop , a quien Pedro Sánchez lleva promocionando desde que lidera el PSOE.
Sin ministerio para Redondo
Si Ábalos representó la soledad de la caída, la otra cara de la moneda fue Félix Bolaños . El nuevo ministro de la Presidencia asume ‘de facto’ el control y la coordinación del Gobierno por debajo del presidente. Y ese poder se dejó sentir. Nadie se lo quería perder. Adriana Lastra y Santos Cerdán , los principales cargos del PSOE que no forman parte del Gobierno también estuvieron allí. El despliegue fue total.
Las tres vicepresidentas del Ejecutivo, los titulares de Exteriores, José Manuel Albares ; Interior, Fernando Grande-Marlaska ; Consumo, Alberto Garzón , y las ministras de Hacienda, María Jesús Montero ; Sanidad, Carolina Darias ; Industria, Reyes Maroto ; Derechos Sociales, Ione Belarra , despidieron a Calvo y arroparon a un hombre con el que tendrán que despachar a diario.
También acudió el que será nuevo Jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, Óscar López , que ayer quiso tener un papel discreto. Al acabar el acto se le vio acompañado de Francisco Salazar , socialista asociado a Redondo, del que era adjunto. En Ferraz esperan su salida de las estructuras gubernamentales.
La profunda remodelación que Sánchez ha ejecutado en el seno del Gobierno pretendía enterrar los bandos, pero los puso de manifiesto. La marcha de Iván Redondo planea todavía sobre la remodelación. Él asegura que es voluntaria. Sus críticos dicen que no y que ambicionaba ser ministro de Presidencia. Se apunta a un pulso con el presidente. En el PSOE subrayan que Sánchez no le ofreció ni ése ni otro departamento.
En este agitado panorama, Bolaños dejó un mensaje con carga de profundidad: «Estas cosas ni se pueden pedir ni se pueden rechazar», señaló, en una frase que rápidamente se interpretó como alusión a las ambiciones de Redondo. Bolaños lo negó pero la enorme satisfacción que visibilizaron él mismo, Lastra, Cerdán o Calvo evidenciaron la importancia de lo sucedido para los críticos con el exdirector del gabinete de Presidencia.
De todos los salientes solo la exvicepresidenta primera se fue sin dar muestras de decepción. No pidió irse, pero estuvo al corriente de las intenciones del presidente. «Es el traspaso más amoroso de la historia de la política», dijo ayer para referirse a Bolaños por su «lealtad: «El presidente deja este ministerio en las mejores manos. Me voy agradecida y tranquila». Su sustitución por Bolaños no es un cambio cualquiera y eso dulcifica el final de Calvo .
Hasta cierto punto era un relevo natural y generacional. En Ferraz no se oculta la satisfacción. Solo la salida de Ábalos deja en algunos un amargor de injusticia. Pero todos asumen que el presidente está revolucionando sus equipos y que el Ejecutivo es solo la punta del iceberg.
Diáfano como siempre fue Miquel Iceta , que dejaba Política Territorial para pasar a Cultura en lo que significa una clara caída política: « Siento mucho dejar este ministerio , lo quiero decir así de claro, aquí hemos puesto mucha ilusión y muchas horas».
En su equipo y en el PSC no se imaginaban este revolcón. Hay incredulidad aunque no se cuestiona la decisión ya que ahora tienen dos miembros en el Gobierno , uno de ellos al frente de Transportes y sus importantes recursos para Cataluña .
Sin embargo, esta comunidad fue la gran ausente en este traspaso. Ni Iceta tuvo palabras para ella ni su sucesora, Isabel Rodríguez , que además será la nueva portavoz del Gobierno. De hecho, este cambio entraña una apuesta de Sánchez por rebajar el peso mediático de la negociación con Cataluña ante el fuerte malestar que desata en otros territorios.
También hubo lamentos en la salida de la titular de Exteriores, Arancha González Laya , quién tachó el día de «agridulce». No fue delicado Albares al sustituirla subrayando que a España no le pueden ir las cosas «bien dentro» si no hace las hace «bien fuera».
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