El narco a la fuga que se puso pelo y se machacó las huellas

Miranda, huido hace 15 años, ya está en prisión. Asegura que es peruano y no asturiano; empresario y no traficante

El exfuncionario de Prisiones tras su detención el pasado martes en Getafe ABC

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«Es el peruano con más acento asturiano que he oído jamás». La ironía es de uno de los policías que el martes detuvo al narco Manuel Miranda Velasco en un hotel de Getafe (Madrid). Lo sorprendieron solo, a casi 600 kilómetros de su refugio de oro en Málaga. Llevaba 15 años huido de la Justicia y había mudado su pelo oscuro y con una incipiente calvicie por una coleta rubia engordada a base de injertos capilares. Las huellas de sus dedos también habían pasado por chapa y pintura (microimplantes de piel, quemaduras y cortes) para convertirse en otra persona y evitar su identificación. En su currículum antes de la evasión figuran amistades y relaciones tan entrañables como la de Laureano Oubiña o Sito Miñanco, y en el actual le constan cuatro requisitorias de detención y tres prohibiciones de salida.

Miranda, antes de la fuga ABC

«Soy Bruno Michi Travia , empresario peruano y estoy en España por negocios», les dijo el asturiano a los agentes en el hotel. Y siguió insistiendo. Uno de los pasaportes que le intervinieron corresponde a esa identidad y llevaba otro de un ciudadano croata. «Su voz y su acento los conocemos; algunos ya estábamos en la Udyco (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) cuando apareció en escuchas de 2001 y 2002 vinculadas a Sito Miñanco», recuerda un agente de la Brigada Central de Drogas.

Su cara también la tenían grabada en su mapa de objetivos, por eso lo detectaron en una vigilancia hace menos de medio año. Había acudido a una cita de narcos en Málaga que los investigadores controlaban. «Oye, ese parece Miranda, el de los barcos», soltó un policía al identificarlo en ese seguimiento. Su pista se perdió en Togo en 2003, tras el abordaje del Corck con 3.600 kilos de cocaína. Hasta entonces se le consideraba suministrador de buques para el transporte de estupefacientes a las grandes organizaciones como la de Miñanco o la de Oubiña. «En todos estos años nos apareció en una investigación pero no pudimos determinar que fuera él porque utilizaba documentación falsa», aclara un agente.

Cita en Málaga

En los últimos cuatro meses le han pisado los talones. Vivía con su familia en una urbanización de la Costa del Sol , viajaba con frecuencia a Marruecos, la puerta hacia la ruta africana de la cocaína; trataba de tú a tú con señores de la droga colombianos. Por un lado, los policías de Estupefacientes lo seguían a él y por otro no perdían de vista a los tipos con los que lo detectaron, que aún no han caído.

El martes, fuera de su entorno, actuaron y le colocaron las esposas. La Policía Científica ha acreditado que Miranda ( antiguo funcionario de Prisiones y narco a la fuga) es Miranda, el asturiano, y no Michi Travia, el peruano, pero el culebrón acaba de empezar.

La supuesta esposa de Travia ha viajado a España con una cédula de nacimiento y una partida de bautismo en la maleta. Asegura que su marido es su marido y que es empresario y no traficante. La abogada que lo defiende ha pedido un informe para demostrarlo. Su entorno dice que va a intervenir la Embajada. «No me consta que esté detenido. Si lo estuviera habría contactado conmigo o con otro miembro de la familia». Quien duda es Francisco Miranda Velasco, hermano del que con esa identificación científica ha enviado el juez de guardia a prisión.

Francisco Miranda es abogado y está acostumbrado a chapotear en causas de narcotráfico. «Hace años que no sé nada de mi hermano», responde a ABC para aclarar a continuación que si han tenido relación o no desde que Manuel huyó forma parte de su privacidad. «No sé si es mi hermano o no. Si es él, le recomendaría que desistiese de esa actitud, reconozca los hechos y acepte lo que le corresponda», explica con tono solemne.

Con Miñanco y Oubiña

Cuando Manuel Miranda era funcionario de Prisiones y «ya pasaba datos, hacía consultas y traficaba», según la Policía, su hermano también iba de la mano de los grandes narcos. Francisco Miranda cumplió once años de condena «sin salir ni un día», precisa él mismo, pero le cundió. Estudió el Bachillerato y la carrera de Derecho entre rejas. Al salir se colocó la toga y ahora defiende a algunos traficantes que ya se dedicaban al negocio cuando los Miranda Velasco andaban en él.

Se refiere a su hermano con equidistancia y pide que no se le asocie a las cuentas pendientes. El juez José Antonio Vázquez Taín , entonces al frente del hiperactivo juzgado de Villargacía de Arosa, los investigó a ambos. Al ahora letrado lo envió dos veces a prisión. Hace cinco años, el magistrado estaba presentando un libro en León. Al terminar se le acercó un hombre del público: «Vengo a agradecerle que me cambiara la vida», le dijo. Era Francisco Miranda. Le contó su historia. «Espero que nos veamos en Sala», le alentó el juez. El narco reconvertido en letrado defiende a algunos de los traficantes más perseguidos por la Policía. Lo esgrime como una razón para desconfiar de que el Miranda que duerme en Soto del Real sea su hermano: «Me habría llamado para que lo represente». «Forma parte de la farsa, igual que la mujer postiza», argumenta uno de los policías que lo detuvo. «Sus huellas son suyas, aunque se las haya machacado… y su acento también».

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