Los migrantes de Castillejos sabían desde el domingo que Marruecos no vigilaría las playas

La activista Helena Maleno alertó ya el lunes de que cientos de personas iban a jugarse la vida en el agua

Reclama una respuesta integral a los llegados a Ceuta y el fin del «chantaje» con las personas en la frontera

Helena Maleno, en una imagen promocional de su último libro, Mujer de Frontera Ed. Península | Vídeo: ABC/AFP

Isabel Vega

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La investigadora Helena Maleno, cara visible del colectivo Caminando Fronteras, con sede en Tánger, y reconocida a nivel nacional e internacional por su defensa de los derechos de la población migrante, ha explicado en conversación con ABC que ya desde el domingo por la mañana, los jóvenes de la localidad fronteriza de Castillejos (en el área de Tánger) sabían que las playas estarían sin vigilancia y podrían intentar cruzar a nado o en embarcaciones de juguete a la costa española. Las propias fuerzas de seguridad marroquíes se estaban encargando de correr la voz.

Es lo que los propios migrantes afincados en la zona llaman «la promoción» desde que en agosto del año 2014 se vivió una situación similar cuando los gendarmes marroquíes animaron a las personas en tránsito o con expectativas de emigrar a echarse al agua tras un incidente diplomático entre España y Marruecos.

La primera semana de aquel agosto, la Guardia Civil había dado el alto a la lancha de recreo de Mohamed VI frente a las costas de Ceuta para identificar a sus ocupantes. Cinco días después y en sólo 48 horas, un millar de personas llegaron a las playas españolas azuzadas por el «yallah» («vamos»), que espetaban los gendarmes. Es la misma voz que se habría repetido ahora.

«El domingo por la mañana ya los migrantes nos dicen que efectivamente, les están llamando diciéndoles que pueden ir a las playas y que están abiertas y van a abrir las fronteras. Ellos lo llaman 'la promoción'. Nos dicen que sí, que efectivamente están abiertas, incluso nos llamaban marroquíes y nos decían que nadie iba a vigilar », explica Maleno, que trabaja principalmente con población de países subsaharianos varada en Marruecos.

Ese mismo domingo, según su relato, hubo gente que fue a la playa y comprobó que «no había vigilancia». Entonces, se corrió definitivamente la voz: «Se enviaron vídeos (entre ellos) y demás pero el mal estaba mal y no se atrevían a meterse . Creo que por eso la gente se fue hacia Ceuta».

«Estábamos a la expectativa, nadie estaba controlando, la gente se fue al Decathlón a comprarse las toys (embarcaciones de juguete) y nos asustamos. La gente está tan desesperada que se va al mar de forma desesperada , sin pensar», apunta.

El lunes publicó un mensaje en su cuenta de Twitter, que a menudo sirve para dar la voz de alarma cuando hay embarcaciones a la deriva en el mar, alertando de la situación: «Desde ayer circula la información de que Marruecos ha dejado de vigilar sus fronteras , permitiendo el movimiento de personas en la ruta del Estrecho. El mal tiempo y la desesperación pueden poner cientos de vidas en riesgo », decía.

«La Marina no estaba en su zona. Pudo ser una masacre»

La mayor preocupación del colectivo era en ese momento la población subsahariana. Les constaba que estaban recurriendo a las embarcaciones de juguete y había mala mar, «era lo más peligroso». « Salvamento Marítimo (España) estaba en su zona pero la Marina (Marruecos) no estaba en la suya . Ayer por la tarde ya sí salieron las patrulleras y rescataron a muchos que se habían quedado atrás», expone, para incidir en que esas horas de vacío pudieron convertirse en «una masacre».

En cuanto a los que se dirigieron a Ceuta, Maleno pone el acento en la situación de la que parten y que, asegura, no se debe perder de vista: «La gente de Castillejos que se ha ido a Ceuta lleva meses en Marruecos en una situación horrorosa consecuencia del impacto del Covid y el cierre de las fronteras» .

«Todas las personas que vivían de la frontera, la tienen cerrada durante meses y el comercio cortado. Están pasando hambre, hay muchas familias absolutamente sin nada », afirma. Recuerda que la población ha llegado a manifestarse, a «enfrentarse con la policía marroquí», precisamente, por lo crítico de su situación. Eso explica por qué en un plazo similar al del "yallah" de agosto de 2014, la cifra de migrados es mucho mayor, más de 6.000 personas.

Pero de fondo, subyace, en sus palabras, «lo de siempre, que las relaciones bilaterales son muy perversas y basadas en el control de movimientos y no en una cooperación eficaz entre dos países». Para Maleno, lo que opera en en esa frontera, una de las más desiguales del planeta, «son las relaciones policiales» y así se lleven mal o bien, se producen unos resultados u otros.

«Las personas están en medio»

«Las personas están en medio y se usan como amenaza en los intereses geoestratégicos de los países porque les hemos enseñado desde Europa. Estamos recogiendo lo que hemos sembrado. Lo que llevamos años diciendo es que ese tipo de gestión de la política exterior por la que la frontera está en el centro y se hace chantaje con la utilización de personas migrantes , no es gestión ni es política y desde luego, no una de derechos humanos», añade.

Respecto a las personas que ya están en Ceuta, Caminando Fronteras sigue de cerca la situación e insiste en reclamar que la respuesta de España no sea exclusivamente militar y policial , porque hace falta un «refuerzo sanitario» habida cuenta de la pandemia y también humanitario de todas las organizaciones sociales.

«Hace falta estar presente allí demostrando que somos un país que pone en el centro a las personas y los derechos humanos. Toda la gente que ha llegado a Ceuta necesita una gestión integral, desde médicos hasta abogados porque en Ceuta vive gente y a esas personas hay que darles tranquilidad: eso no pasa sólo por una respuesta militar sino por una gestión eficaz de la llegada », reivindica.

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