La lucha política rompe el histórico tándem Gordillo-Cañamero de la lucha jornalera
El matrimonio entre el exportavoz nacional del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Diego Cañamero y el alcalde de Marinaleda y dirigente también de este colectivo, Juan Manuel Sánchez Gordillo, se ha roto
Formaban un tándem perfecto. Juan Manuel Sánchez Gordillo, de 64 años, y Diego Cañamero, de 60, se complementaban como dos mitades perdidas que hallan verdadero sentido cuando el azar decide juntarlas. Pero el mejor matrimonio que ha dado el movimiento jornalero se ha roto.
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Como en todo divorcio, no existe un único culpable. El inicio de la ruptura sí está más o menos definido: Diego Cañamero decide enrolarse en el proyecto de Unidos Podemos con el aval de la secretaria andaluza del partido, Teresa Rodríguez, antigua dirigente de Izquierda Anticapitalista.
Comunismo disfrazado
Sánchez Gordillo, en cambio, no acaba de comulgar con el comunismo disfrazado de socialdemocracia de los podemitas y prefiere quedarse en su partido de toda la vida, Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUT), escindido de Izquierda Unida en febrero de 2015. En noviembre pasado, ambos convinieron no concurrir a las elecciones generales del 20-D con el partido de Pablo Iglesias, pese a que habían participado en sus primarias con la candidatura «Utopía y Dignidad».
Todo cambió a raíz del encarcelamiento del exconcejal de Jaén en Común Andrés Bódalo el pasado 30 de marzo. Discípulo aventajado del SAT, el exedil participó en el sorpresivo golpe perpetrado en un supermercado de Écija donde miembros del sindicato se marcharon sin pagar con carros repletos de arroz y legumbres para entregarlos a comedores sociales.
El ex portavoz jornalero encabezó una campaña para pedir el indulto del Gobierno a Bódalo, que golpeó a un concejal socialista de la localidad jienense de Jódar y a una embarazada en una huelga general en 2002. La marcha reivindicativa, que llevó a Cañamero hasta la Puerta del Sol de Madrid, le permitió hacerse un nombre como referente bracero y relevar, a la postre, a Bódalo como cabeza de cartel por Jaén en las generales de junio. Se hizo con el escaño que el PSOE -al que acusó de haberse «liado a tiros» para «matar a gente»- había arrebatado a su predecesor en la «plancha» electoral.
Distancia ideológica
La distancia que separa a Cañamero y Gordillo es física e ideológica. El exportavoz del SAT ha dado el salto a Podemos siguiendo los pasos de su concuñada María del Carmen García Bueno, «Mari la de El Coronil», diputada autonómica desde 2015. Sánchez Gordillo ha dado muestras de su distanciamiento calificando de «gesto para la galería» la renuncia de Cañamero, ante notario y sin valor jurídico, al aforamiento. El exdiputado andaluz de IU consideró una «traición» que Unidos Podemos no facilitara un grupo propio en el Congreso a los diputados autonómicos y no dudó en mandarle un recado a su excompañero a través de la prensa. «No son buenos andaluces quienes se quedan callados ante una marginación tan miserable».
Pero «el Robin Hood de los indignados españoles», como lo bautizó «Financial Times» cuando estaba en la cresta de la ola mediática, también está apartado en el SAT. Desde octubre el sindicato lo controla Óscar Reina, un hombre de confianza del diputado «jornalero». «Es Cañamero quien convoca las asambleas y en los actos públicos siempre habla él. A Juan Manuel no se le ha tenido en cuenta para nada», señala Manuel Lara, antiguo dirigente del SOC.
Desde julio, Cañamero, que se declaró «insumiso judicial» y no acude a las citaciones de los jueces si no es bajo arresto, es diputado en las Cortes, donde se estrenó embutido en una camiseta reivindicativa de apoyo a Bódalo. Atrás quedaba -olvidado si no fuera por la maldita hemeroteca- el propósito que se había hecho ocho meses antes, cuando confesó a los periodistas que volvería a trabajar en el campo tras dejar el mando del sindicato.
La última foto
Sánchez Gordillo y Cañamero han empezado a escribir su futuro sin contar el uno con el otro. La última vez que las cámaras sacaron a estos dos actores, antes inseparables, en un mismo encuadre fue el pasado 6 de abril. Los reunió una concentración frente a los juzgados de Sevilla para apoyar a 14 miembros del sindicato enjuiciados por participar en un piquete durante la huelga general de 2012. Todos los micrófonos apuntaron hacia Cañamero, que llevó la voz cantante en la protesta. Su antiguo «partenaire» quedó fuera del tiro de las cámaras.
Ambos han dejado de cohabitar en el mismo fotograma también por motivos más serios. El que fuera diputado andaluz por IU hasta noviembre de 2014 cayó hace años en una profunda depresión que ha convertido su estado anímico en una verdadera montaña rusa, según indicaron a ABC fuentes de su entorno. Por prescripción facultativa, se mantiene alejado de la senda revolucionaria que lo llevó a sus máximas cotas de popularidad en 2012, tras los mediáticos asaltos a dos supermercados aprovechando la sequía informativa de agosto.
En su santuario de Marinaleda, un pueblo que no llega a 3.000 habitantes, ha hallado su retiro. Su despacho lo preside una foto del Che Guevara, el guerrillero que también acabó distanciándose de su fiel amigo Fidel Castro.