La Justicia italiana enmienda a Llarena y al tribunal europeo y dice que Puigdemont tiene inmunidad
Suspende la ejecución de la entrega a la espera de que el TJUE se pronuncie, pero deja que vuelva a Bélgica
De poco ha servido la ofensiva del magistrado Pablo Llarena ante la Justicia italiana reclamando la entrega inmediata d e Carles Puigdemont y la detención, el lunes, de los exconsejeros Toni Comín y Clara Ponsatí, quienes acompañaron al ‘expresident’ a su cita ante la Corte de Apelación de Sassari (Cerdeña). El tribunal decidió ayer suspender la ejecución de la euroorden que reclama al expresidente de la Generalitat y dejarlo en libertad sin establecer ningún tipo de medida cautelar que garantice que va a estar a disposición de la Justicia cuando se le requiera. Y no solo eso: le permite también desplazarse por todo el territorio de la Unión Europea al considerar que goza de una inmunidad que tanto el juez Llarena como el Tribunal General de la UE le niegan . Y será así hasta que el Tribunal de Justicia de la UE resuelva con carácter previo dos cuestiones: la relativa al alcance de la euroorden y sobre su inmunidad.
La respuesta de Italia, aunque previsible, no deja de ser un varapalo para el Tribunal Supremo y cuestiona, una vez más, los pilares de la euroorden y ese principio de reciprocidad y confianza mutua que debe presidir este instrumento de cooperación internacional. Desde el Alto Tribunal no se quiso hacer ninguna valoración al respecto pero se palpaba el desánimo ante la respuesta de un país con el que España colabora activamente en el marco de las euroórdenes.
Nadie defendió los intereses de España en la vista en la que compareció Puigdemont , pues la Corte italiana no permitió la personación de la única acusación popular en el juicio del ‘procés’. La abogada de Vox, Marta Castro , se había desplazado a Cerdeña con la intención de reclamar, a través de un abogado italiano, la entrega inmediata del prófugo, como había solicitado el instructor del Tribunal Supremo. La Fiscalía italiana se opuso a su personación, y defendió además la suspensión de la ejecución de la euroorden, lo que acordó finalmente el tribunal.
El mensaje de Pablo Llarena había sido claro en los dos aspectos más controvertidos del caso: la euroorden está activa desde noviembre de 2019 y Puigdemont no tiene inmunidad en este momento, por lo que procede su entrega sin más dilación.
Sin embargo, la Corte de Sassari ha preferido suspender esta entrega –que habría posibilitado que en un máximo de sesenta días Puigdemont pisara suelo español– a la espera de que se resuelvan dos asuntos que están pendientes en la Justicia europea, tal y como señala en el auto al que ha tenido acceso ABC.
El primero es la cuestión prejudicial que el propio Llarena planteó ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el alcance de la euroorden y las condiciones para su cumplimiento. El juez tramitó esta consulta después de que Bélgica rechazara entregar al exconsejero Lluís Puig cuestionando hasta la competentencia del Supremo para juzgarle . El segundo de los asuntos en liza era el relativo a la inmunidad del ‘expresident’, pendiente de una decisión de fondo por parte del Tribunal General de la UE, ante el que la defensa de Puigdemont recurrió el levantamiento de este blindaje por parte del Parlamento Europeo.
Por si fuera poco el varapalo en cuestión, Italia ignoraba también ayer el oficio en el que el juez Llarena advertía a Italia de que la orden de detención estaba también vigente para Comin y Ponsatí, lo que, como en el caso de Puigdemont tendría que haber implicado su arresto. Sin embargo, la policía italiana se limitó a identificarles.
«Muy contento»
Así, tras la decisión de la Justicia italiana y analizar a fondo el breve auto de la Corte de Apelación sarda, la valoración que realizó el propio Puigdemont y su equipo de abogados y asesores fue altamente positiva. «Muy contento», resumió el expresidente que, pese a todo, sigue fugado de la Justicia española.
En su comparecencia ante la prensa, tanto el eurodiputado como su equipo mantuvieron el tono habitual de sus intervenciones, acusando a España de todo tipo de conductas y prácticas antidemocráticas, y elevaron el reto, en un mensaje claro y directo a Llarena: si quiere insistir en el resto de países de la UE, que lo haga, pero perderá. Lo que ha dictaminado el tribunal italianao «será lo mismo que decidirán todos los tribunales de la UE excepto uno, el del Estado español».
Puigdemont se mostró irritado cuando señaló: «He comparecido ante tres jurisdicciones diferentes: belga, alemana e italiana. En estos cuatro años, en estas tres jurisdicciones, España no ha obtenido ninguno de sus objetivos políticos» ; y añadió un «basta», más dirigido al Gobierno que el sistema judicial español, al incluir el concepto político para resolver lo que el nacionalismo y el PSOE definen como «el conflicto político».
El ‘expresident’ incluso, irónico pero serio, llegó a reclamar que la UE tome medidas contra España: «¿España continúa siendo miembro de la UE? Como europeísta, estoy preocupado porque se comporta al margen de los estándares europeos». Y concluyó: «Estamos aquí gracias a Europa».