El juez del caso Gali interroga a Laya, con Pedro Sánchez en el punto de mira

La exministra declara hoy como imputada por la entrada clandestina del líder del Frente Polisario

La exministra de Exteriores, Arancha González Laya EP / Vídeo: El Gobierno ordenó a los militares encubrir la entrada de Gali
Roberto Pérez

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La exministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya se las ve este lunes, cara a cara, en Zaragoza, con el juez que investiga la entrada clandestina en España del líder del Frente Polisario , Brahim Gali. La investigación judicial ha permitido confirmar que esa operación, que se llevó a cabo en abril, fue urdida por el Gobierno, activada por el Ministerio de Exteriores y ejecutada con la participación de la cúpula del Ejército del Aire –Ministerio de Defensa, que dirige Margarita Robles–, la cobertura de agentes del Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska , y la activa implicación del Gobierno riojano que preside la socialista Concha Andreu. Y todo ello bajo la atenta mirada –como mínimo– de la Vicepresidencia que ocupaba Carmen Calvo, que, en vísperas de la llegada de Gali, mandó a su jefa de gabinete a preguntar directamente a la cúpula de Exteriores por lo que se estaba cociendo.

Ese enrevesado y comprometedor escenario es el que ha destapado la investigación que emprendió hace cuatro meses el juez zaragozano Rafael Lasala y que avanza con paso firme, pese a los persistentes intentos de la Abogacía del Estado para archivar las diligencias, evitar la declaración de Laya e impedir que los medios de comunicación informen libremente del caso.

Las diligencias

Esta investigación penal arrancó tras la denuncia presentada por el abogado malagueño Antonio Urdiales, que ejerce una de las dos acusaciones populares personadas en estas diligencias. El juez admitió a trámite la denuncia al apreciar indicios de delito en esa acogida clandestina de Gali en España, que el Gobierno no logró mantener en secreto y que está poniendo contra las cuerdas al Ejecutivo de Pedro Sánchez, con el presidente en el punto de mira. El hecho de que la ministra ya no sea ya titular de Exteriores es lo que ha determinado que no la investigue el Supremo, que es el competente por razón de aforamiento.

Es clave lo que diga Laya

Está por ver si Laya opta por asumir toda la responsabilidad o si destapa y detalla cómo se urdió toda la operación en el seno del Gobierno. El que fue su jefe de gabinete en Exteriores, Camilo Villarino –también imputado– ya le dijo al juez hace varias semanas que él coordinó la operación por orden de Laya, pero que su entonces ministra ni la había decidido ni la había activado por su cuenta. Es decir, que la decisión tenía un origen de mayor calibre dentro del Gobierno.

La «X» del caso

Esa es la gran incógnita que trata de despejar el juez Lasala, despejar lo que la oposición parlamentaria ha denominado la «X» del caso Gali: quién es el responsable último de esta decisión en el seno del Gobierno, y quiénes –y cómo– participaron en ese acuerdo y en su ejecución. Sánchez, de momento, no ha asumido culpa personal alguna y se ha limitado a decir que fue una decisión del Gobierno –en genérico–. Alega que se decidió por motivos humanitarios, para que Gali fuera curado de Covid en la sanidad pública española, en vez de en Argelia, que es donde vive y tiene su base de operaciones con protección oficial de ese país al máximo nivel.

Tres presuntos delitos

En el caso Gali se investiga la comisión de los posibles delitos de prevaricación –por infringir las leyes de fronteras–, falsedad –por el uso de documentación falsa con la que Gali fue registrado en el hospital de Logroño– y de encubrimiento, porque Gali está incurso desde hace años en varias causas penales en la Audiencia Nacional, investigado por terrorismo, genocidio y torturas, entre otros delitos. Precisamente la semana pasada, la Sala Penal de la Audiencia ordenó al juez Santiago Pedraz reabrir la causa de genocidio al detectar un defecto de forma , pues el instructor no era competente para cerrarla. El Gobierno de Sánchez, por su parte, sostiene que no cometieron delito alguno al urdir y ejecutar esa entrada clandestina de Gali en España. Ha encargado a la Abogacía del Estado que insista en esta tesis, cuerpo que también ha asumido la defensa legal de los imputados Laya y Gali.

Los hechos

El líder del Polisario llegó el 18 de abril a la Base Aérea de Zaragoza, el Gobierno se ocupó de que no quedara registrada su entrada en España, no fue sometido a control de pasaportes y fue trasladado en ambulancia al hospital público de Logroño. Pese a la clandestinidad que procuró el Gobierno, pocos días después trascendió públicamente que Gali estaba en España. Eso desató una grave crisis diplomática entre España y Marruecos. Hace apenas un año, en noviembre de 2020, Brahim Gali, presidente de la autoproclamada República Árabe Democrática Saharaui, declaró la guerra a Marruecos por el antiguo Sáhara español que reclama el Polisario.

El DNI y los pasaportes

El caso ha destapado también que Gali disfruta de nacionalidad española y DNI desde 2006 , algo que se había silenciado hasta ahora, pero que en este momento el Gobierno exhibe como asidero defensivo frente al juez Lasala. El problema es que a Gali no le consta pasaporte español, imprescindible –insisten las acusaciones– para poder entrar a España desde un país que no pertenece al espacio europeo Schengen.

Gali acostumbra a viajar siempre con pasaportes argelinos, en los que, por cierto, figura con datos que no cuadran con la identidad que tiene reconocida en España. Así ha quedado también al descubierto con el pasaporte de Gali que Camilo Villarino exhibió, en su defensa, cuando declaró ante el juez Lasala hace tres semanas.

El propio Brahim Gali, cuando regresó a Argelia desde el aeropuerto de Pamplona el 2 de junio, reconoció a los policías que le acompañaron que iba indocumentado. Durante su mes y medio de estancia en España, el único documento de identificación que consta fue el que se usó para registrarlo en el hospital de Logroño, y era falso, para encubrir su inscripción hospitalaria bajo otra identidad.

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