Análisis

Revisionismo sectario

Si se derogara la Amnistía, a los primeros que habría que juzgar es a los etarras con delitos de sangre previos al 77

Rodolfo Martín Villa acude a declarar por videoconferencia ante la juez Servini De San Bernardo
Juan Fernández-Miranda

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A veces los políticos son capaces de esculpir gigantes con pies de barro para que defiendan sus intereses. Es el caso de la investigación abierta al «excasitodo» Rodolfo Martín Villa por la juez Servini en Argentina . La base intelectual en que se apoya esta estrategia carece de todo rigor. Veamos.

Sí, es difícil oponerse al argumento de que se debe juzgar a quien ha cometido crímenes, más aún sin éstos se enmarcan en el abuso de autoridad de una dictadura . Planteado así, ¿cómo negarse? Pero el simplismo es la base del populismo y, si profundizamos un poco más, enseguida irrumpen argumentos sólidos para aseverar que el caso de la juez Servini obedece a intereses ideológicos, y no a un anhelo de Justicia .

El primero es de sobra conocido, y es jurídico: la Ley de Amnistía de 1977 impide que se juzgue cualquier delito cometido en España con anterioridad. Para hacerlo habría que concitar una importante mayoría en el Congreso . El segundo es convenientemente ignorado por los herederos ideológicos de quienes entonces reclamaron la amnistía: fue la izquierda quien la pidió y la derecha quien se sumó, logrando así uno de los consensos más relevantes de la Transición . El tercero es histórico. Como afirma el profesor Omar G. Encarnación , los criterios internacionales de la «justicia transicional» no llegan hasta los años 80 y 90, con Argentina y Sudáfrica. El modelo español fue el del pacto del olvido, el de los años 50, el de la Guerra Fría, Alemania post Nuremberg, Italia o Francia. La izquierda populista vuelve de nuevo a juzgar hechos del pasado con la mirada del presente.

Y vayamos a los hechos. Los sucesos de Vitoria se produjeron en 1976, con Franco muerto y el Rey pilotando a toda velocidad el proceso hacia las elecciones del 77 y la Constitución del 78 . Fueron aquellos 36 meses en los que se enterró la dictadura y se construyó la democracia. Tiempo récord, y modelo a seguir. Por tanto, no son hechos del franquismo.

Conozco a Martín Villa y pienso que hoy representa exactamente lo contrario de lo que las acusaciones le atribuyen. La memoria no puede ser sino individual, y la suya es una de las que mejor puede contribuir a la Historia de España. Sus palabras ante la juez Servini son un bello homenaje a la Transición, tal vez el último, de una generación que lideró el mejor proceso político en España desde las Cortes de Cádiz. En unos días sabremos si la juez archiva el caso o continúa adelante. Yo lamento que la pandemia haya impedido a don Rodolfo acudir a declarar en persona a Argentina, como era su intención. Ese gesto, valiente y honesto, habría supuesto una defensa épica de la Transición.

Y me van a perdonar: si en el trienio 76 y 78 hubo un genocidio, yo soy el obispo de Mondoñedo. Es más: si se derogara la Ley de Amnistía, a los primeros que habría que juzgar es a los etarras que salieron de la cárcel con delitos de sangre. ¿Por qué estos populistas de revisionismo estrábico no hablan de eso? Sectarios.

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