Don Juan Carlos y esa sensación de libertad que le da el mar
El padre de Felipe VI llevaba desde 2019 sin navegar con su tripulación a bordo del Bribón500. La falta de viento impidió que Don Juan Carlos pudiera competir ayer, pero aún así quiso salir a entrenar
Don Juan Carlos espera «muchos abrazos» y «ver a la familia» en la Zarzuela
Un bocinazo y un banderín con rayas rojas y blancas -lo que en el lenguaje de vela se llama gallardete de inteligencia- indicaron ayer en el Real Club Náutico de Sangenjo que la regata InterRías se había aplazado. Un viento de solo dos nudos impidió que el Bribón500 −el velero de la clase 6 Metros que capitanea Don Juan Carlos− pudiera salir a competir.
Para el padre de Felipe VI, la sensación de surcar las aguas del mar en velero ha sido siempre lo más cerca que ha estado de sentirse libre. Al alejarse de la costa y no saber lo que sucede en tierra firme durante unas horas, consigue despejar su mente y desconectar. «El mar significa libertad», afirmó en 2017, cuando se proclamó campeón del mundo por primera vez. Este título lo revalidó en Hanko (Finlandia) en 2019 y, desde entonces, Don Juan Carlos no se había embarcado de nuevo en el Bribón500.
No había vuelto tampoco a disfrutar de la compañía de su tripulación embarcado en el mar. De Jane Abascal, Roi Álvarez, Alberto Viejo, Eduardo Marin, Ross Macdonald... y de Pedro Campos, su íntimo amigo, su anfritión estos días en Sangenjo y el encargado de llevar el velero durante la estancia de casi dos años de Don Juan Carlos en Abu Dabi.
Ayer el padre del Rey no pudo competir, pero sí salió a entrenar. El viento fue tan inestable durante toda la jornada que las dos pruebas previstas se tuvieron que suspender.
Desquitarse de la vela
Ocurrió todo lo contrarrio el día anterior. El viernes, con un viento de entre 14 y 22 nudos, el Bribón500 ganó las dos mangas. Victorias que Don Juan Carlos celebró desde una lancha motora. A sus 84 años y con las dificultades que tiene de movilidad, prefirió no salir en el velero. Ayer, sin embargo, era el día para quitarse el gusanillo. Después de tres horas de espera, cuando finalmente la competición se suspendió, Don Juan Carlos salió al mar con su tripulación para, al menos, entrenar durante unas horas.
«Mi vuelta a España está siendo muy buena, ya lo veis», dijo ayer Don Juan Carlos al terminar la jornada en alta mar. Por la mañana, cuando salía de casa de Pedro Campos, ya dio las gracias a los medios de comunicación por la cobertura de su vuelta a España: «Todo está yendo muy bien. Muchas gracias por lo que estáis haciendo». Había tenido toda la noche para asimilar las sensaciones del día anterior: la felicidad de volver a Sangenjo para reencontrarse con sus amigos, el Bribón500 y su tripulación y, además, encontrarse con el cariño de toda la gente anónima que se acercó a recibirle.
Emociones en privado
Todo aquello superó sus expectativas hasta tal punto que reconoció que se le había puesto la piel de gallina al bajar del coche el viernes en el Real Club Náutico de Sangenjo, donde abrazó a muchos amigos que hacía tiempo que no veía. Evitó también el contacto visual con otros para no expresar más de la cuenta en público. Lo hizo más tarde, en privado.
Esta es la segunda razón por la que declinó en todo momento las preguntas de los periodistas. Don Juan Carlos no podía evitar el revuelo que su vuelta pudiera generar. Se ciñó al ámbito más privado posible −tal y como contó ayer ABC−, pero tampoco se atrevió a contestar a ninguna cuestión de las que se le plantearon porque en ese momento no sabía cómo iba a responder. Temía que su estado de ánimo, por todo lo que estaba viviendo, le jugase una mala pasada. De hecho, hubo momentos en los que parecía que podía romper a llorar.
Normalizar la situación
Una vez asumida la emoción de la bienvenida del viernes, ayer a Don Juan Carlos se le vio igual de contento, pero más sereno y menos abrumado.
Con esta estancia de cuatro días en España, Don Juan Carlos pretende normalizar su situación. Una vez archivadas las causas por las que la Fiscalía le investigaba, espera que poco a poco se entienda que él puede venir a España cuando quiera, para poder así disfrutar de la compañía de su familia y amigos, además de la vela, los toros o la buena comida.
Mañana Don Juan Carlos volverá a Abu Dabi, pero antes pasará por el Palacio de la Zarzuela, donde se reunirá con Felipe VI y la Reina Sofía, entre otros miembros de su familia. Estará de vuelta en Sangenjo dentro de tres semanas. Para entonces, no será la primera vez que pise España después de dos años fuera del país. Luego vendrá un tercer viaje, un cuarto... hasta que ya no sea noticia que el padre de Felipe VI está en España. La ausencia de un titular será para él la mejor de las noticias.
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