Don Juan Carlos ciñe al ámbito privado su primer día en Sangenjo
«Estoy muy contento», deslizó el padre del Rey a los periodistas
En el Club Náutico se rindió una cálida bienvenida a Don Juan Carlos antes del inicio de la regata
Don Juan Carlos no pudo evitar emocionarse ante la calurosa bienvenida que recibió ayer en el Real Club Náutico de Sangenjo pero, aún así, no se desvió del plan inicial previsto. Aquel que ha estado meditando durante los últimos 21 meses y que transmitió a su hijo a principios del pasado mes de marzo: que su propósito es organizar su vida personal de la forma más privada posible en sus visitas a España. Claro está, la de este viernes, tuvo como inevitable el revuelo mediático y ciudadano por su retorno.
El padre de Felipe VI era consciente de que su vuelta a España suscitaría expectación y, aunque desde su entorno deslizaron a ABC que no se esperaba que la acogida fuera tan conmovedora, lo cierto es que Don Juan Carlos intentó pasar inadvertido.
Perfil discreto
Fueron cuatro los momentos en que tuvo cerca a los casi 200 periodistas acreditados, con sus respectivas grabadoras, micrófonos y cámaras. La primera ocasión, a su llegada al club náutico. Durante su bienvenida, con 'photocall' incluido, los periodistas le preguntaron cómo se encontraba, qué sentía y si estaba feliz de volver a España. Y Don Juan Carlos, en su afán por mantener ese perfil discreto y privado , prefirió callar. Su satisfacción, sin embargo, en su rostro era evidente.
Fue solo al final de la jornada, después de seguir desde el mar, en una lancha motora, las dos regatas de InterRías que disputó el Bribón500 –su embarcación, que ganó ambas competiciones–, cuando más allá de sonreír, ahora sí, soltó una frase ante las preguntas de la prensa: «Estoy muy contento» . Antes de embarcar, celebró el buen día con un «hoy no llueve» .
Fue lo único que se le escuchó decir en público en un día en el que, sin duda, se sintió muy querido. Porque lo que se respiraba ayer en el Real Club Náutico era cariño, mucho cariño. La ilusión de los congregados por ver al padre del Rey era palpable. Sus rostros y proclamas, cuando vieron aparecer su coche, destilaban algo más que las ganas de que Don Juan Carlos visite el pueblo: era evidente la satisfacción por verle de nuevo en España, aunque sea de forma provisional, después de tanto tiempo.
Lo sintetizaba en una frase un vecino de la localidad gallega en una pequeña charla con ABC después de su llegada al puerto deportivo: «Vengo a darle un homenaje, Don Juan Carlos se merece esto y mucho más. España es su sitio» .
Simpatizantes, vivas al rey, vítores y aplausos. Pero también una cobertura mediática como hacía tiempo que no se veía: más de un centenar de medios de comunicación, nacionales, regionales, locales y también internacionales. La mejor radiografía de la situación la hizo la propia infanta Elen a, que acompañó a su padre en su estancia en la población gallega: «Ni en mi boda hubo tantas cámaras de televisión».
Entre los congregados ante el Real Club Náutico de Sangenjo estaba Mercedes, veraneante en la capital del turismo de las Rías Bajas, que, después de ir a la playa, se acercó al puerto deportivo pontevedrés -que lleva el nombre de Juan Carlos I- para aplaudirle. Ella, además, consiguió estrechar la mano de Don Juan Carlos a su llegada: «Lo he encontrado muy feliz y muy cercano», explicaba a los medios la mujer.
Don Juan Carlos llegó en el coche de su amigo íntimo y su anfitrión habitual en Sangenjo, Pedro Campos , que también preside el club náutico organizador de las regatas que el padre del Rey seguirá este fin de semana desde bien cerca. En el mismo vehículo, en los asientos de atrás, la Infanta Elena, que acompañó a su padre en estos dos primeros días en Sangenjo. Ella fue menos comedida que él a la hora de exteriorizar su satisfacción por el recibimiento a Don Juan Carlos: no ocultó que estaba «muy contenta» por ello.
Con pantalón rojo, chaleco blanco y gorra roja, el padre del Rey bajó del coche, y debido a sus visibles limitaciones para caminar con normalidad, contó con la ayuda de un bastón y también de un asistente de cámara, siempre atento a los movimientos de Don Juan Carlos.
Ante la puerta del club le esperaba un orgulloso alcalde de Sangejo, Telmo Martín, y los miembros de la junta directiva del Real Club Náutico. Allí estaban, con Pedro Campos a la cabeza, la tripulación del Bribón 500 , que componen Jane Abascal, Roi Alvarez, Alberto Viejo, Eduardo Marin y Roc McDonald. Don Juan Carlos se abrazó cálidamente, uno por uno, con todos ellos.
La comitiva entró entonces en el edificio del club, de donde colgaba una gran bandera de España. Y allí, ya fuera de los inevitables focos y lejos de los micrófonos, Don Juan Carlos retomó la esencia de lo que intenta que sea este regreso a Sangenjo después de tanto tiempo: un viaje privado para reencontrarse con sus viejos amigos.
Gobierno y PP
El retorno de Don Juan Carlos a España fue también circunscrito al «ámbito absolutamente personal» por la portavoz del Gobierno, la ministra Isabel Rodríguez, quien subrayó que la única «relación» que mantiene el Ejecutivo es con Felipe VI. La vicepresidenta Yolanda Díaz dijo que esta visita es un «error» y «daña» la Monarquía, abriendo así una nueva división en el seno de la coalición.
Por su parte, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, defendió que Don Juan Carlos «pueda volver a su país», y recalcó que no tiene «causas pendientes» en nuestro país, por lo que tiene «todo el derecho a visitar España».