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Los CDR intentan cronificar la violencia en Cataluña, pero pierden fuerza
La Policía y los Mossos esperan que las algaradas se repitan los fines de semana
«La normalidad no llegará a Cataluña de la noche de la mañana», asumía ayer el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska . Las fuentes consultadas por ABC no sólo lo confirman, sino que además explican que la intención de los CDR es «cronificar la violencia», de modo que se convierta en un frente más en la reivindicación de la independencia, que vaya en paralelo a la acción política, institucional e internacional . No obstante, la intensidad de los incidentes será menor, porque la acción policial comienza a hacer mella en los radicales.
A lo largo de la semana no se prevén altercados importantes, aunque ayer, por ejemplo, un tren de Cercanías que circulaba a primera hora de la mañana se topó con un árbol en la vía que alguien había cortado antes con una motosierra. El convoy no pudo evitar el impacto, pero la incidencia no causó heridos. Las consecuencias, no obstante, podrían haber sido muy graves si en lugar de impactar con el ramaje, la cabina lo hubiese hecho con el tronco. La unidad pudo finalmente continuar hasta la población de La Garriga (Barcelona). Además, en otras dos líneas hubo retrasos de unos treinta minutos por una avería en el sistema de señalización en el tramo Figueres-Portbou del AVE, causada por la quema de objetos en las vías, según Renfe. El secesionismo se abona al sabotaje.
Se trata, obviamente, de incidentes de importancia pero más aislados que los de la semana pasada , y es más que probable que se repitan en días sucesivos. No obstante, no será hasta el fin de semana cuando se reproduzcan con fuerza las algaradas, que serán continuación de las convocatorias pacíficas. Es en el momento en que acaban eso actos cuando los radicales de los CDR toman el relevo y protagonizan los altercados. La ANC, de hecho, ya ha convocado una manifestación el sábado por la tarde, que a su vez será el prólogo de la marcha constitucionalista organizada por Sociedad Civil Catalana para el día siguiente.
El objetivo de los CDR de cronificar la violencia supondrá, en la práctica, una batasunización de la vida catalana , y fuentes policiales casi dan por descontado que los episodios violentos, en la estela de lo que fue la «kale borroka» vasca, pueden pasar a convertirse en episodios recurrentes en Cataluña, particularmente los fines de semana. La incógnita es conocer cómo responderá la sociedad ante una situación como esa. En el País Vasco ese terrorismo callejero -se utiliza este término porque el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha abierto una pieza separada por ese delito a consecuencia de los sucesos de Cataluña-, provocó unas enormes pérdidas económicas y un profundo rechazo de los ciudadanos, que pasaron de tolerar esos episodios a renegar de los partidos que los apoyaban.
Combustible
Para justificar aún más esa utilización de la violencia los CDR y resto de grupos independentistas radicales utilizarán la falacia de la «brutalidad y la represión policial», que ayer mismo alentaba el presidente de la Generalitat, Quim Torra , al pedir que se abrieran investigaciones para depurar responsabilidades por algunas actuaciones dentro de los Mossos d’Esquadra.
Ese tipo de mensajes, según las fuentes consultadas, son el mejor combustible para los violentos y una estupenda justificación para que el sector secesionista de la sociedad no condene con firmeza la violencia y a los que la ejercen y muestren siempre una equidistancia pasmosa entre los autores de las salvajadas de la semana pasada y las Fuerzas de Seguridad.
Ese tipo de mensajes, además, sin duda cogerá fuerza en los próximos días y semanas, ya que a partir de ahora comenzará un goteo incesante de detenciones de los individuos que han participado en la revuelta. Esos arrestados van a ser instrumentalizados por el sector independentista para seguir acusando de represor al Estado y de esta forma justificar las respuestas violentas que se produzcan.
La prevista radicalización, y uso de métodos violentos, en las movilizaciones independentistas en la calle corre paralela a una ya muy visible reducción del número de participantes en las convocatorias. Desde el pico de participación del viernes pasado, coincidiendo con las llamadas «marchas por la libertad», las convocatorias sucesivas han sido mucho más minoritarias. Ayer, apenas 2.500 personas se dieron cita en plaza España en una concentración convocada por los CDR que, al cierre de esta edición, transcurría sin incidentes, informa Miquel Vera.
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