Illa y Sánchez reclaman concentrar el voto advirtiendo de que la abstención alimenta el «bucle independentista»

El candidato del PSC cierra la campaña presentándose como única garantía de cambio. Intentan aprovechar el veto independentista y piden el voto frente a las «coaliciones del odio»

Estos son los últimos datos de participación en las Elecciones de Cataluña 2021

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Pedro Sánchez y Salvador Illa en el cierre de campaña ABC / Vídeo: Sánchez pide «romper el cordón sanitario» del independentismo a Illa votándole - EP
Víctor Ruiz de Almirón

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El PSC ha cerrado esta tarde su campaña electoral intentando sacar provecho del pacto suscrito entre los independentistas para no alcanzar acuerdos con los socialistas, lo que han denominado el «pacto del miedo», y que les sirve para presentarse como la única garantía de cambio frente un nuevo Govern independentista.

La gran incógnita de esta recta final de la campaña será el seguro aumento de la abstención respecto a las elecciones de 2017, cuando se alcanzó un nivel de participación en torno al 80% del censo y que ahora podría desplomarse en torno a 20 puntos porcentuales. Es una incógnita cómo va a afectar este descenso en la participación. Pero hay muchas evidencias en las encuestas en que una buena parte del electorado que apoyó a Inés Arrimadas en 2017 y que la llevó a la victoria se quedará en casa.

La campaña de los socialistas, que aspiran a ser la fuerza más votada, se ha basado esencialmente en atraer a esos votantes de Ciudadanos . Pero los sondeos ratifican que buena parte de ellos optará por no votar. Y en la recta final Illa se está esforzando por apelar a ellos, reclamando que hay que «concentrar en el PSC el voto del cambio» y advirtiendo de que «el bucle independentista se alimenta de la abstención».

Illa ha basado toda su campaña en los conceptos de «pasar página» y en la idea de «reencuentro» frente a la «confrontación y división eterna». Y en todas las entrevistas que ha concedido ha rechazado la posibilidad de formar gobierno con los independentistas . Pero la historia del PSC, las alianzas del PSOE y los sondeos no anticipan que el PSC pueda gobernar con ninguna fórmula que no incluya algún tipo de entendimiento con ERC. Algo de lo que el PSC no quiere ni oír hablar durante la campaña. Por eso, la decisión de los partidos independentistas de suscribir un documento en el que rechazan apoyar al PSC ha sido utilizado en la recta final como palanca para movilizar a los indecisos.

El presidente del Gobierno se ha referido a ese acuerdo como «el pacto del miedo», y tanto él como Illa la han definido como «la foto de Colón del independentismo». Sánchez, que en otros mítines se ha centrado más en sellar las fronteras de voto con los comunes reivindicando la izquierda, ha asimilado en este último día su discurso más al de Salvador Illa y se ha centrado en desacreditar al independentismo: «Su propuesta para Cataluña es odio eterno. La división y la confrontación perpetua. No le quieren dejar a sus hijos un país, les quieren dejar una trinchera», ha criticado.

La presencia de Pedro Sánchez en esta campaña ha sido frecuente, poniendo de manifiesto el buen estado de las relaciones entre PSOE y PSC. Una sintonía que se presenta como uno de los avales de un hipotético gobierno Illa. El presidente del Gobierno ha pedido el voto para su ex ministro de Sanidad presentándolo como única alternativa frente a «las coaliciones del odio» de los independentistas y la derecha.

Illa ha vuelto a apelar expresamente «a los que votaron cambio en 2017», y ha prometido otra vez que si gana se presentará a la investidura. Una prerrogativa que en cualquier caso no le corresponderá a él decidir sino a quien sea designado presidente del Parlament. Pero ese es uno de sus mensajes fuerza frente a la victoria infructuosa de Ciudadanos en 2017: «Si vosotros ponéis el voto yo pondré el cambio».

El candidato del PSC ha criticado el «total desgobierno» de los últimos diez años y se ha ofrecido como un candidato transversal, «de toda la gente que no es socialista pero que quiere pasar página», ha dicho, pidiendo un voto al que en otras veces se ha referido como «prestado» a todos aquellos que «alguna vez han pensado que esto se tiene que acabar».

Los socialistas llegan al final de la campaña con la certeza de que mejorarán sus resultados y que redimensionarán el partido a los niveles anteriores a 2010. Pero con la certeza de que armar un Gobierno es prácticamente imposible. Primero porque ningún sondeo apunta a que pueda liderar un bloque en el que no se incluya ningún partido no independentista. Segundo porque en ese bloque sería prácticamente imposible ver a los comunes y VOX votando lo mismo. Y tercero porque la vía de un tripartito con los comunes y ERC no solo depende de ellos sino de cómo se resuelva la batalla en el lado independentista.

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