Pablo Sierra, hallado en el Guadiana, murió de forma accidental tras varias caídas
La Policía ya trabajaba con esa hipótesis tras confirmar que la sangre del teléfono era suya y analizar las cámaras
Pablo Sierra, el estudiante de 21 años hallado en el río Guadiana tras dos semanas de búsqueda, murió de forma accidental, según todos los indicios. La Policía ya trabajaba con esa hipótesis desde hace varios días tras analizar las imágenes de decenas de cámaras, tomar declaración a su entorno y a otras personas, y confirmar que la sangre hallada en su móvil era suya. Ni rastro de terceras personas. El inspector jefe responsable del caso, Chema Rodríguez, se ha referido a un «fatal accidente». El joven que estuvo tomando copas con unos amigos en el casco antiguo de Badajoz pudo confundirse de camino y en lugar de ir hacia su residencia universitaria se trasladó hasta una zona apartada del río. A falta de los resultados de la autopsia esa es la teoría que gana peso, según confirmaron fuentes policiales.
El cuerpo de Pablo Sierra , desaparecido en la madrugrada del día 3 de diciembre en Badajoz , fue hallado a las 10.10 de la mañana del viernes a unos cinco metros de la orilla en la que apareció su móvil con restos de sangre en la zona de El Pico del río Guadiana. Los GEO habían empezado un rastreo exhaustivo el martes en esa parte del río que ha dado resultado esta mañana. Un perro ha marcado el punto y dos buzos del GEO se han echado al agua y han rescatado el cadáver. En una primera identificación visual en tierra han confirmado que se trataba del estudiante de Matemáticas. Según varias fuentes, llevaba su documentación, lo que también descarta que le robaran y afianza la teoría del accidente. La pérdida fortuita del móvil y que tuviera sangre de la víctima hacen pensar que se cayó una o varias veces antes.
Dos barcas de la Policía Nacional estaban rastreando el río Guadiana desde primeras horas de la mañana como en los últimos cuatro días cuando un perro de la Unidad Canina del Cuerpo marcó el punto del que se ha rescatado el cuerpo sin vida. La oscuridad del agua y la falta de visibilidad han complicado mucho la búsqueda, dado que los buzos del GEO no podían sumergirse por esa circunstancia y han tenido que ir palpando metro a metro y utilizando pértigas desde las lanchas en las partes más profundas.
El portavoz de la familia, el presidente de SOS Desaparecidos, Joaquín Amills , también ha apuntado a esa muerte accidental, algo que ya se había trasladado a los allegados del joven, quienes desde el primer momento aseguraron que la de Pablo no era una desaparición voluntaria. Estudiante de Matemáticas, vivía en una residencia universitaria de Badajoz con su hermano mellizo, este alumno en la Facultad de Medicina. Habían quedado los dos para marcharse a pasar el puente a su pueblo, Zorita (Cáceres), pero por la mañana Pablo no estaba en su cuarto. A los amigos de los que se despidió por la noche les dijo que se iba a la residencia. No cogió ningún taxi ni autobús, sino que salió a pie y, probablemente, confundido o mareado, se dirigió hacia el río con el fatal desenlace ya conocido.
Los investigadores han acumulado en las dos últimas semanas imágenes de numerosas cámaras de los posibles recorridos que pudo seguir Pablo Sierra. En ninguna de las que le captaron aparece con otra persona, de ahí que todos los esfuerzos desde hace cuatro días se dirigieran a la búsqueda en el Guadiana. Antes, los agentes tomaron declaración a varias personas en los barrios más conflictivos de la ciudad, en los que es habitual el tráfico de estupefacientes.
Un punto clave en la investigación ha sido el teléfono . Debido al secreto del sumario la Policía no ha confirmado de forma oficial en ningún momento que la sangre hallada en él fuera del joven. ABC pudo saber en fuentes del caso que lo es de forma inequívoca y no hay ningún rastro de otra persona.
El cuerpo de la víctima fue trasladado al Anatómico Forense a media mañana. Allí se le está practicando la autopsia para descartar definitivamente cualquier rastro criminal y allí ha tenido que pasar su familia por el peor trance: reconocer el cadáver de su hijo, un joven de solo 21 años.
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