La Generalitat pide al Gobierno que autorice manifestaciones con marcarillas y distancia

Pese a que el anuncio llega un día después de las manifestaciones de Núñez de Balboa -y otras zonas madrileñas-, y de que el independentismo tiene ya en mente la Diada del 11 de septiembre, el consejero de Interior desvinculó su reclamación de ambos acontecimientos. Justificó la urgencia del plan, en el que dice que llevan semanas trabajando los técnicos del departamento, en base a que «el estado de alarma en ningún caso puede laminar el derecho a la manifestación», y porque le «preocupa» la seguridad de los manifestantes. Marcó en esto distancias con las protestas del barrio de Salamanca madrileño, donde decenas de vecinos se concentran en contra del Gobierno sin guardar, en muchos casos, las distancias de seguridad.

El plan de la Generalitat, que prevé que hoy mismo lo apruebe el centro de emergencias Procicat, necesitaría del aval del Gobierno central, al que Buch acusa de «laminar» competencias autonómicas, impidiéndoles gobernar «con absoluta normalidad». Buch desgranó en rueda de prensa los parámetros que deberían regir en futuras manifestaciones. En síntesis, tendrían que ser concentraciones estáticas, tener como escenario calles de al menos veinte metros de ancho y respetarse una distancia entre los asistentes de al menos dos metros. Además, todos habrían de llevar mascarilla, usar un gel desinfectante y evitar las pancartas compartidas.

La Generalitat ha concebido este plan para que se aplique en toda Cataluña, independientemente de la fase de desescalada en la que se encuentre cada área sanitaria, y pese a que la incidencia de la epidemia es muy diferente de una zona a otra. El consejero no quiso detallar cómo los Mossos d'Esquadra y las policías locales garantizarían que se cumplan esas medidas -especialmente los dos metros entre manifestantes-, pero descartó que haya un control invasivo.

Desde la Consejería de Interior defienden que su propuesta se enmarca en el derecho «de todos» a manifestarse, incluso durante el estado de alarma. A nadie se le escapa, sin embargo, que el independentismo ansía volver a tomar las calles cuanto antes. Aunque Buch desligase esta iniciativa del próximo 11 de septiembre, pues «todavía falta mucho», esta semana la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ya ha comenzado a encender la mecha de la Diada. Elisenda Paluzie explicó en la emisora Rac1 que este año diseñarán un formato híbrido, entre presencial y virtual, para que todos puedan «expresarse y movilizarse», y cambiarán la tradicional marcha multitudinaria por otras más reducidas.

Buch aseguró ayer no tener constancia de que nadie haya comunicado todavía la intención de promover alguna manifestación próximamente, más allá de la que el pasado 1 de mayo el Ministerio del Interior negó a un sindicato independentista. La Intersindical Alternativa de Cataluña (IAC) tenía intención de organizar una concentración de una cincuentena de personas en la plaza de San Jaime por el Día del Trabajador, pero no consiguieron el aval gubernativo.

El Gobierno que preside Pedro Sánchez todavía no ha hecho valoraciones sobre la propuesta de la Generalitat. Al preguntársele en rueda de prensa sobre las intenciones del ejecutivo de Quim Torra al ministro de Sanidad, Salvador Illa , éste dijo ayer no conocer el plan de la Generalitat para reclamar que Sánchez autorice manifestaciones en pleno estado de alarma. Amparándose en su desconocimiento , dijo que «por prudencia» prefería no hacer comentarios al respecto.

«Lo analizaremos y luego nos manifestaremos sobre ello. Por prudencia no me quiero manifestar sobre algo que no conozco», afirmó al preguntársele durante la rueda de prensa que ofreció para informar del plan de desescalada en las distintas regiones españolas, junto al director del Centro de Coordinación de