García Castellón propone juzgar a 32 personas por amañar los contratos de extinción aérea de incendios

Entre los investigados se encuentra el exconsejero de la Generalitat Valenciana y ex delegado del Gobierno Serafín Castellano

Serafín Castellano Gómez y Ana Botella, imagen de archivo Rober Solsona

S.E.

El juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, ha propuesto juzgar a un total de 32 personas, entre ellas el exconsejero de la Generalitat Valenciana y ex delegado del Gobierno Serafín Castellano , por formar una organización criminal que presuntamente se dedicaba a alterar la contratación y adjudicación de los contratos de extinción de incendios en el sector de la navegación aérea mediante la corrupción de funcionarios y autoridades.

En el auto de pase a procedimiento abreviado del conocido como caso del ‘cártel del fuego’, el magistrado entiende que los hechos son susceptibles de calificarse como delitos de organización criminal ; continuados de alteración de precios en concursos o contratación pública; cohecho; falsedad documental ; malversación de caudales públicos; prevaricación; asociación ilícita, negociaciones prohibidas a funcionarios públicos; tráfico de influencias y exacciones ilegales.

Este procedimiento judicial que se centra en empresarios de la navegación aérea, autoridades y funcionarios es el resultado de diligencias de investigación del Ministerio Fiscal, de los Juzgados de Instrucción 1 y 2 de Sagunto (Valencia) y del Juzgado de Instrucción 8 de Sevilla.

En el auto se lee que de lo investigado «ha quedado suficientemente acreditado que un grupo de personas y entidades, actuantes en el sector de la navegación aérea para extinción de incendios, con ánimo de lucro y mediante múltiples ardides y mecanismos, se han venido concertando para alterar los términos de la normal concurrencia en los procesos de contratación y adjudicación pública e igualmente que, para ello, se vino corrompiendo , mediante compensaciones económicas, a múltiples funcionarios y autoridades intervinientes en la adopción de decisiones inherentes a los procesos de contratación o del control y ejecución de lo contratado».

Todo ello se lograba «mediante actuaciones, decisiones o comportamientos injustos , injustificados, arbitrarios» de los investigados, ya fuera incrementando indebidamente el gasto en favor de personas y empresas ya concertadas, o permitiendo prórrogas o modificaciones contractuales, también indebidamente,(sin la correspondiente memoria justificativa o sin las ofertas técnicas o sin las regulares actas de iniciación y finalización de los servicios o de los partes mensuales de trabajos o de las actas de conformidad con los trabajos, o sin cumplimiento de las características mínimas de las PPT); bien aprobando indebidamente facturaciones; o bien favoreciendo a determinadas personas y entidades.

El auto continúa explicando que los empresarios y sus compañías, se integraban en un grupo de actuación que se repartía geográficamente el mercado de la contratación pública en el sector, y los procedimientos concretos que se seguían para la contratación, incluso mediante progresivas reuniones en las que preestablecían qué sociedades concretas concurrirían (y cuáles no) a dichos procesos, en qué zonas de influencia, con qué turnos rotatorios, cuándo en forma de UTES, y estableciéndose además sucesivas compensaciones y liquidaciones económicas intragrupo como consecuencia de tal forma de proceder.

Como ejemplo de los amaños , expone el escrito, que no solo se desarrollaban en España sino también en otros países, en ocasiones se provocó que algún concurso quedare desierto generándose un incremento posterior del precio de licitación en el procedimiento negociado sin publicidad.

En otros, prosigue, las prórrogas arbitrarias e injustificadas de los contratos y los injustificados expedientes de enriquecimiento injusto generaban «incrementos notabilísimos» en los importes finales de adjudicación o en los costes totales de los contratos.

El magistrado refleja que, conforme ha informado la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), solo en la Comunidad Valenciana , donde se han constatado las principales infracciones , con sujeción a la exclusiva concurrencia de Avialsa (vinculada al investigado principal, Vicente Huerta Domínguez) y ocasionalmente UTES en las que se integraban otros investigados, entre 1999 y 2017, se concertaron contratos por importe total de algo más de 15o mil euros .

Regalos, desde armas de fuego hasta relojes

De la investigación se ha acreditado, indica el instructor, que mediante dádivas o regalos los investigados principales corrompían a funcionarios y autoridades (igualmente imputadas) influyentes o intervinientes en las decisiones de contratación del sector obteniendo aquellos, para si o terceros, las resoluciones, decisiones, comportamientos, o actuaciones delictivas, injustas o favorecedoras en dichas tramitaciones, contrataciones y ejecuciones contractuales. Igualmente, agrega, «se ha constatado una sistemática actuación de generación de actitudes clientelares en el ámbito de la administración interviniente en el sector».

En concreto, según la resolución judicial, se ha comprobado que, en el ámbito contractual de la Comunidad Valenciana y de la Catalana, el grupo de entidades o sociedades vinculadas con Avialsa realizó por diversos medios, en favor de funcionarios o autoridades, entregas de metálico o regalos consistentes en vehículos, cacerías, armas de fuego y accesorios , relojes y joyas o estancias en establecimientos hoteleros.

El auto apunta que solo a Serafín Castellano Gómez (exconsejero en la Generalitat Valenciana -de Sanidad entre 2003 y 2007 y de Gobernación y justicia, entre 2007 y 2014-), y sin que eso agote todas las dádivas entregadas, se le realizaron, tomando únicamente en cuenta el ámbito de las actividades cinegéticas, regalos por importe no inferior a 163.736,02 euros .

El titular del Juzgado Central de Instrucción 6 relata otra serie de pagos a funcionarios y autoridades y subraya también que al pactado funcionamiento de los investigados aludidos y sus empresas contribuyó también el uso instrumental de la AECA (Asociación Española de Compañías Aéreas) gestionada, a tal fin, por el también investigado Dámaso Castejón Amenedo.

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