Feijóo descarta una salida «precipitada» de la Xunta para liderar el partido
Confrontar con Sánchez en el Senado es una posibilidad, pero se barajan otros escenarios
Alberto Núñez Feijóo va a exportar a Madrid su particular manejo de los plazos en política, ya conocidos en Galicia. No va a anunciar su candidatura a la presidencia nacional del PP hasta que se convoque formalmente el congreso extraordinario. Y antes de dar el paso, cumplirá con el formalismo de dar cuenta a la junta directiva gallega del partido. Hasta aquí lo que va a ser previsible, una característica del Feijóo político. Lo que parece que será más sorprendente es su intención de mantenerse al frente de la Xunta, al menos en el corto plazo.
«Su salida no va a ser inmediata ni precipitada», asegura su entorno. La intención es no caer en prisas para gestionar la sucesión en el Gobierno gallego, y demostrar además que «se puede gestionar una administración al tiempo que se lidera un partido, como hace Pedro Sánchez» con el PSOE, ponen como ejemplo. Son conscientes de que antes o después habrán de abandonar las responsabilidades de gobierno en la Xunta y dar el salto a Génova a tiempo completo, pero ahora mantienen la convicción «de que también se puede hacer oposición en la Conferencia de Presidentes».
Una frase habitual de Feijóo es que «también se puede hacer política nacional desde la periferia». Es muy probable que vaya a ponerlo en práctica. La oposición en Galicia, sin embargo, ya ha empezado a reprocharle que tenga pensado ser un presidente «a tiempo parcial» y que anteponga los intereses de Génova a los de la Comunidad.
El Senado, una opción
Cuando se produzca el salto a Madrid –para el que todavía no hay tiempos, pero que no se prevé a corto plazo–, existe la posibilidad de que Feijóo pueda ocupar una de las plazas de senador por designación autonómica representando a Galicia. El PP posee la mayoría absoluta de la Cámara gallega para sacar adelante la elección. Pero tampoco es una opción que obsesione al barón gallego, consciente de que la repercusión real de la actividad de las Cortes en la opinión pública es relativa. Y además, la Cámara Alta apenas permite un puñado de careos con Sánchez a lo largo del periodo de sesiones. Es precisamente ese salto a la Corte y Villa la que Feijóo medita ahora con sus colaboradores. Alguno de ellos lleva más de veinte años a su lado, otros desde que accedió a la Xunta en abril de 2009. Si algo caracteriza al presidente gallego es la confianza en su núcleo duro, una guardia pretoriana fiel y que se debate entre acompañarlo a Madrid o ponerse a las órdenes del nuevo presidente, una sucesión que ya se está estudiando y para la que Feijóo y el PP gallego van a trabajar de manera coordinada.
El bagaje autonómico
Los trece años de Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta de Galicia le han servido también para marcar un perfil propio y ganarse el respeto de otros mandatarios autonómicos, incluso de distinto color político. Conocida es su buena relación con el lendakari Íñigo Urkullu, hasta el punto de que uno y otro han venido acordando la fecha de celebración de sus respectivas elecciones autonómicas, para que coincidan en el mismo día. Más allá de la anécdota, País Vasco y Galicia han actuado de manera coordinada en esta pandemia, conviniendo la compra conjunta de material sanitario. Este entendimiento con Urkullu puede ser un principio para recomponer las relaciones del PP con el PNV, congeladas desde que los nacionalistas vascos ‘traicionaron’ a Mariano Rajoy apoyando la moción de censura días después de dar su respaldo a los Presupuestos.
Otro mandatario con el que Alberto Núñez Feijóo mantiene una notable trato es el aragonés Javier Lambán. El hilo de la moderación cose a ambos presidentes, responsables de regiones con particularidades comunes, como el problema demográfico o la dispersión poblacional. En su defensa de una reforma de la financiación autonómica que no sea a medida de los intereses independentistas Feijóo ha encontrado un aliado en Emiliano García Page. Mantuvo también una excelente relación con el expresidente asturiano, Javier Fernández, que se mantiene aunque con menos intensidad con su sucesor, Adrián Barbón. De nuevo, sintonía con el PSOE más alejado del ‘sanchismo’, un caladero electoral que en Galicia ha confiado en Feijóo de manera reiterada.
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