Un exsoldado se hacía pasar por capitán del Aire para comprar armas nuevas con licencias falsas
La Guardia Civil interviene 21 armas de fuego de última generación y más de 8.800 cartuchos que triplicaban su precio en el mercado negro
Luis, de 35 años, había sido soldado del Ejército del Aire entre 2010 y 2017. Cuando le tocó renovar lo echaron y ya para entonces se había enfrentado a un juicio militar por deslealtad (falsificación en el mundo civil). Pero salió con la lección aprendida. Y eso sumado a sus avanzados conocimientos informáticos y a su carácter de perfecto embaucador le abrieron las puertas de su escalada criminal.
La Guardia Civil lo ha detenido a él y a otras cuatro personas -hay también dos investigados- por comprar armas de fuego nuevas de última generación en armerías con documentos falsificados de las Fuerzas Armadas. Luego las vendía en el mercado negro al triple de su precio original (de 500 o 600 euros podían alcanzar hasta los 2.000 euros). Para adquirirlas se presentaba como capitán del Ejército del Aire con carné y placa y suplantaba identidades de militares reales que había falsificado: carnés profesionales, permisos de armas y guías de pertenencia.
«Decía que actuaba como su representante y como sabía de lo que hablaba no levantaba sospechas», explica el capitán Castellanos del Servicio de Información de la Guardia Civil. Los agentes les han intervenido en Madrid, Burgos y Barcelona 21 armas, más de 8.800 cartuchos metálicos de diferentes calibres y 73.000 euros en metálico.
Se les imputan los delitos de tráfico de armas y munición, depósito de armas y munición, falsedad documental, usurpación de funciones y estado civil, tráfico de drogas y blanqueo de capitales. Solo en una armería de Madrid consiguió adquirir 21 armas de fuego, la mayoría armas cortas (pistolas y revólveres), así como rifles versiones civiles de fusiles de asalto militares y escopetas policiales tácticas de corredera; todas ellas nuevas lo que les aseguraba su inmediata venta en el mercado negro al triple de su precio original.
Armas sin manchar
«Es un procedimiento novedoso , lo normal es que se importen armas del extranjero o las compren aquí y las modifiquen», aclara el responsable de la operación Gaviota. El engaño tenía varios escalones. Utilizaba a un tirador deportivo para poder adquirir más munición de la permitida legalmente. De esa forma ofrecía a los compradores el pack completo: armas nuevas y grandes cantidades de munición (varias cajas y hasta cuatro o cinco cargadores adicionales).
La Guardia Civil destaca la peligrosidad de alguna de las armas con las que traficaban los detenidos como un rifle táctico dotado de puntero láser, linterna, bípode y numerosos cargadores de alta capacidad, alguno de ellos de hasta 50 cartuchos; lo que unido a su calibre le proporcionaba una elevada potencia de tiro y letalidad.
La red blanqueaba los beneficios obtenidos mediante la compra de propiedades, vehículos y la obtención de préstamos que amortizaban de forma anticipada en un par de meses. Luis y su padre, que regenta un bar de copas, llevaban el negocio a medias: el de las armas y el del tráfico de drogas. En uno de los registros se les intervinieron más de 120 gramos de cocaína en papelinas, balanzas de precisión y otros útiles para la distribución de estupefacientes.
Llevaban actuando al menos desde abril de 2018. El exmilitar al que llaman «Junior», guardaba más de 40 discos duros con encriptamientos digitales. «Es un obseso de la seguridad, que se movía en moto por Madrid, desechaba teléfonos continuamente y cambiaba de itinerarios», explica el capitán Castellanos. Llegó a detectar a uno de los agentes. Pero el experimentado guardia civil logró engañarlo. Se confió. La siguiente vez le colocaron las esposas.
Noticias relacionadas