Enmienda de UPyD al corazón de Ciudadanos

Andrés Betancor, miembro de la gestora de Ciudadanos, defiende el modelo de partido propuesto por la dirección interina

La portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Inés Arrimadas (i), durante la reunión de la gestora del partido este miércoles en Madrid EFE

Andrés Betancor

Se ha iniciado un interesante debate entre algunos miembros de Ciudadanos sobre el modelo de organización. La Comisión de Estatutos, de la que formo parte, ha elaborado un proyecto de Estatutos que ha sido enmendado por un grupo de afiliados que tienen en F. Igea su líder y portavoz. Su propuesta tiene dos ejes centrales; uno relativo a las libertades de los afiliados y otro a la organización del partido. Significativamente, en ambos casos, es notable la inspiración o, en algunos casos, la copia, de los Estatutos de UPyD , formación de la que, como es público y notorio, proceden muchos de los impulsores de las enmiendas.

Copiar no es malo. No entiendo por qué se oculta. En un debate claro, transparente y libre se debería haber indicado que se han tomado propuestas que se consideran interesantes de los Estatutos de otros partidos. La experiencia es un grado, tanto la propia como la ajena. La propia, como la de la parte disciplinaria, que la ponencia de Estatutos ha querido respetar por el consenso alcanzado en la Asamblea General del año 2017, incluido el de los proponentes de la enmienda a la totalidad. Según parece el consenso del pasado, incluso, con los ahora discrepantes, no supone consenso futuro, sólo una trampa para los que hemos decidido respetarlo.

La duda que me surge es si el modelo estatutario de UPyD es válido para Ciudadanos, sobre todo, desde la perspectiva ideológica que le da sentido. Veamos. En primer lugar, en la parte de los derechos de los afiliados, los enmendantes, acostumbrados al insulto, no pueden evitar dar un paso más. Ya estamos acostumbrados a que nos llamen leninistas, anti-demócratas; ahora nos llaman esclavistas, arbitrarios; o que afirmen que «ningún partido es tan poco liberal como lo que propone el borrador de Estatutos» , o que defendemos un régimen disciplinario (apoyado y votado favorablemente por los que ahora nos dedican tan agradables expresiones) como «impropio de una organización democrática y liberal que debe hacer suyos los valores constitucionales de la libertad y el pluralismo».

Divisiones internas y externas

En este contexto tan poco constructivo, los enmendantes son partidarios de reconocer, como en los Estatutos de UPyD, el derecho a la discrepancia, incluso pública, de afiliados y cargos. Es una propuesta a estudiar. Ahora bien, en los estatutos de UpyD, con buen criterio, tras reconocer el derecho, se incluye entre las infracciones, «defender públicamente, de forma notoria y reiterada, opiniones o ideas claramente opuestas» a los Estatutos.

Los votantes no entienden de divisiones internas y aún menos externas . Es imprescindible encontrar un punto de equilibrio. Es lo que los enmendantes evitan. Un partido es como un barco: si se carga por un lado, hay que equilibrarlo por el otro, para que no se hunda y pueda navegar. A los enmendantes les da igual . O cuando afirman que la comisión disciplinaria debe ser independiente de la ejecutiva del partido y, al final, la gran revolución radica en que dos de sus cinco miembros son fruto del azar, pero al año habrá que cambiarlos por otros. Y se silencia que la Comisión de garantías es completamente independiente.

La clave del debate está en el modelo de organización de partido. Dos ideas-fuerza inspiran el postulado por los enmendantes: un partido de cargos y un partido de los territorios . De cargos, porque es llamativo que se suprimen las incompatibilidades que evitan que los cargos e, incluso los empleados del partido puedan monopolizarlo todo, desde los puestos internos hasta las representaciones institucionales. Se entiende por qué se desnaturaliza la Convención ciudadana, pensada para el encuentro entre la dirección del partido y los coordinadores de agrupaciones, o sea, entre la dirección y las bases del partido, para convertirla en la reunión de la dirección con los cargos del partido.

Un partido de los territorios. Ciudadanos nació para combatir al nacionalismo, tanto en su ideario como en su organización. Ahora, con esta enmienda a la totalidad, se rompe con ese origen y se pretende rendir tributo a una forma de territorializació n del poder vinculada a la tradición española. Es la Historia y sólo la Historia; la del péndulo que va del nacionalismo al caciquismo.

Inspirados en el modelo de UPyD

Los enmendantes se «inspiran» en el modelo organizativo de UPyD, si bien, es de agradecer, les cambian a los órganos territoriales los nombres . Aunque, el nivel de organización que aparece singularmente definido es el autonómico con sus «Agrupaciones» concebidas como «órganos descentralizados que representan al partido en cada Comunidad Autónoma», las cuales, incluso, «se identificarán por el nombre del partido seguido del nombre de la Comunidad o ciudad Autónoma».

Cuentan con una Asamblea de todos los afiliados, que puede perder todas sus competencias en favor de un Consejo Político autonómico, pero todo bajo la dirección del todo poderoso Coordinador autonómico. Se criticaba a la ponencia porque se decía que el presidente del partido «nombrada» a su ejecutiva. Ahora 17 Coordinadores-Presidentes nombrarán a su ejecutiva . Mas si aquello era una muestra de autoritarismo, esto otro lo es de democracia.

¡Houston, tenemos un problema! ¿Cómo reconducimos estos 17 califatos a la unidad? Los enmendantes lo tienen claro: coordinación y coordinación. ¿Cómo? Hay dos tipos de coordinación, la vertical y la horizontal. Según parece cabe una tercera, la del «buen rollito». En el ámbito autonómico se aprueban las listas electorales, los programas electorales, así como se organizan las campañas electorales y se nombra a los comités electorales; se dirige a la organización provincial y municipal, así como las finanzas del partido, para lo que tendrá una financiación propia.

Lo territorial cala profundamente también en la organización nacional. Así más de 75 % de los miembros del Consejo General, pieza esencial, de control y dirección de todo el partido, representan a los territorios, convirtiéndolo en un Consejo Federal. ¡Si, al menos, como en los Estatutos de UPyD hubiesen introducido la cautela de la prohibición del mandato territorial! No y no. Los territorios mandan. Sin duda.

«Es una enmienda a Cs»

¡Que la verdad no estropee el relato! Que la ponencia ha configurado una organización partidaria liberticida (¡contraria a la Constitución!, se afirma), no puede ser desmentido ni por la verdad. Se silencia, por ejemplo, la introducción por primera vez del más potente mecanismo democrático en manos de todos los afiliados: la moción de censura para remover a la dirección. No. No existe. ¡Que la verdad califal no estropee el relato democrático!

En el fondo, vuelve a renacer el eterno dilema de España: o democracia o territorio. La propuesta de los enmendantes gira alrededor de la diferencia entre lo nacional y lo territorial-autonómico, o como nos dicen, la «perfecta delimitación de competencias» entre uno y otro . Y sabemos lo que significa: que lo territorial, perfectamente delimitado, pasa a colonizar a lo nacional. Es el objetivo del nacionalismo y del caciquismo . Que se lo digan a ERC cómo lo practica y los éxitos que va cosechando frente al Sanchismo . Todo se fractura en territorios; la nación y lo nacional deja de ser de todos; la España de las personas se convierte en la de los territorios. Y todo al grito de democracia, más democracia.

Ése no es el Ciudadanos que conocemos, queremos y defendemos. Ésa no es la ideología de Ciudadanos, con la que nació en el año 2006. Aún recuerdo el acto en el Teatro Tívoli. Las ideas estaban claras. Ahora se quiere enmendar, no a la organización, sino a aquello que le dio origen y sentido a Ciudadanos. No hay frontera entre lo nacional y lo territorial porque hay una España , la de los ciudadanos, libres, iguales y solidarios. Es la esencia del liberalismo y, hay que recordarlo, de nuestra Constitución. No es una enmienda a los Estatutos, es una enmienda a Ciudadanos .

Andrés Betancor es catedrático de Derecho administrativo y Miembro de la Comisión que elaboró la Ponencia de Estatutos de Ciudadanos.

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