Tragedia en la AP-7

«Culpables» de seguir vivos

Tortosa, convertida en el centro de información del accidente, arropa a los supervivientes y llora a las víctimas

Bomberos y policías trabajan este domigno en el lugar del autocar accidentado EFE

ANNA CABEZA

«Ironías del destino. Tengo que sentirme afortunado». No hay mejor frase que exprese como se sienten los supervivientes de la tragedia de Freginals y así lo explicaba una de las víctimas de este domingo . Protegidos por los servicios sociales, aturdidos tras el fatal accidente que truncó su sueño en plena madrugada después de unos días excelentes en Valencia, los jóvenes intentaban ayer asimilar lo vivido en la AP-7.

En Tortosa, a veinte kilómetros del fatídico kilómetro 333 de la autopista, el Hotel SB Corona se convirtió en el mejor destino para los afectados: el centro de atención de los «erasmus» que recibían el alta hospitalaria. El «hall» y el bar se convirtieron en el campamento base de las autoridades -desde el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz , y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont , pasando por los consejeros autonómicos de Interior y Salud, alcaldes de la zona o el secretario general de Universiaddes, Javier Sáinz, o la delegada del Gobierno en Cataluña, María de los Llanos de Luna- y los muchos periodistas que se desplazaron al lugar de los hechos.

Decenas de cámaras y una cola de ambulancias presidían la entrada del hotel. Allí durante toda la mañana fueron llegando con cuentagotas los heridos en ambulancia -algunos de ellos compartiéndola-. Un codo escayolado y con cabestrillo, brazos vendados, vendajes en la cabeza, caras de haber dormido poco, prendas manchadas de sangre y algunos de ellos llorando eran las pruebas que confirmaban que los jóvenes habían sufrido el accidente.

Uno de los aspectos en los que más coincidieron las autoridades fue en la enorme atención que los lesionados recibieron. Equipos de trabajadores sociales y psicólogos les atendían en salas custodiadas por los Mossos -que además de protegerlos acudieron también a prestarles declaración- y que se abrían a menudo para que el personal del hotel les diera comida y bebida. Bocadillos, cafés y zumos, lo más repetido, pero también sopa.

«Más o menos tranquilos»

«Ahora mismo, ya aquí, están más o menos tranquilos, conscientes de que han sobrevivido a un accidente brutal » explicaba a ABC Montse, una de las asistentes. «Nosotros no les preguntamos por el accidente, porque para ellos ya es demasiado difícil asimilar que los compañeros que iban en los puestos de las ventanas no se han salvado». Según los primeros indicios, los asientos marcaron el destino : los universitarios tenían un asiento asignado pero durante el trayecto de vuelta algunos intercambiaron sus plazas.

Probablemente algunos de los que tenían plaza en el autocar siniestrado viajaron finalmente en otro de los cinco vehículos de la comitiva que había desplazado hasta Valencia a los erasmusm, organizada por la asociación internacional European Students Network. Los pasajeros de los tres primeros no fueron conscientes hasta su fin de trayecto en plaza España de Barcelona de que no todos los compañeros regresaron .

El chófer del cuarto vehículo sí que se percató de que algo le había sucedido al último autobús y por ese motivo pidió a los alumnos que escribieran Whatsapp’s a sus amigos para corroborar que todo estuviera en orden. Sin aclarar nada, el conductor dejó a los alumnos en la capital catalana y repitió el trayecto en sentido contrario para descubrir qué habría pasado.

Traductores y cónsules

El hecho de que los jóvenes afectados fueran extranjeros complicó un tanto las tareas de ayuda, especialmente en lo que hace a cuestiones básicas de comunicación. De hecho, nada más saberse el trágico accidente, decenas de traductores acudieron al Hospital Verge de la Cinta, también en Tortosa, y al propio hotel para ofrecer sus ayuda a los afectados.

La procedencia extranjera también complica la vuelta a casa de todos sus afectados. Los cuerpos de las víctimas, por un lado, empezarán a ser repatriados una vez estén identificados todos ellos. Tampoco es fácil, contaban fuentes de emergencias, la gestión del resto de heridos, dados de alta. Jóvenes, con alojamiento temporal en Barcelona y familias en el extranjero , las administraciones no quisieron dejarlos solos. De hecho, ayer mismo algunos de los afectados ya abandonaron Tortosa y también hubo allegados suyos que a última hora del día llegaron al hotel o están en camino. Al Corona también se presentaron miembros consulares, como el de Japón o Turquía, para atender a sus compatriotas. La ayuda de las familias de afectados llega hasta el Aeropuerto de El Prat, que también ha preparado un protocolo específico de atención para familiares de víctimas.

Entregados

La tragedia de Freginals trastornó a los vecinos de la zona. Además de la asistencia de la administración, decenas de miembros de la Cruz Roja acompañaron en todo momento a las víctimas. Para ellos era un día «muy duro y gratificante» a la vez, contaban a las puertas del Corona. Ellos recordaban, evidentemente sin comparar, la tragedia reciente en Horta de Sant Joan, en 2009, en la que fallecieron cinco bomberos abrasados por las llamas o la deflagración en el camping Els Alfacs, en Alcanar, a raíz de un accidente de tráfico, en 1978, el que murieron 126 personas.

Ayer, como en estos trágicos episodios, la solidaridad fue la mejor cara de la jornada . En los hospitales de la zona -el de Tortosa, pero también Amposta- todos los profesionales se incorporaron a sus puestos de trabajo para ayudar a las víctimas, a pesar de tener fiesta. En ambos centros, además, llegaron decenas de personas para donar sangre. Fuentes hospitalarias pidieron que los donantes acudieran a hacerlo, a poder ser, a partir de hoy y durante toda la semana.

El juzgado de instrucción de Amposta, que investiga el accidente, también trasladó sus despachos al hotel de Tortosa para tomar declaración a los heridos dados de alta. Además, especialistas forenses de toda Cataluña se desplazaron al tanatorio de Jesús, en los aledaños de Tortosa, para agilizar la identificación de los cadáveres, una tarea en la que se espera que ayuden los universitarios ilesos.

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