Ciudadanos, ante el 10-N: de liderar el centro-derecha a evitar la irrelevancia

La dirección confía en hacer una gran campaña para esquivar el descalabro

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durante la manifestación a favor de la undiad de España en Barcelona AFP
Juan Casillas Bayo

Juan Casillas Bayo

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La noche del 28 de abril, la euforia resonaba en la sede de Ciudadanos (Cs) de la madrileña calle Alcalá. Un partido con apenas cuatro años de recorrido en el panorama nacional se convirtió en tercera fuerza política y se quedó a tan solo 0,8 puntos y nueve escaños del PP ; una de las dos formaciones del bipartidismo entre 1982 y 2015. El olor a sangre y las prisas por alcanzar el poder, como le sucedió a la lechera del cuento, llevaron a los de Albert Rivera a enrocarse en una estrategia que tenía la vista clavada en una convocatoria electoral a largo plazo.

El «no es no» a Pedro Sánchez, con los resultados en la mano, se tornó inamovible al contrario de lo que pasó con el propio Sánchez o con Mariano Rajoy en 2016. Víctimas de su propio relato , los liberales se autoconvencieron de que el PSOE ya tenía un gobierno cerrado con Podemos y con los independentistas, llegando, incluso, a empujarles públicamente a sellar un acuerdo. «In extremis», con los primeros datos demoscópicos sobre la mesa, Cs movió ficha y ofreció a Sánchez una «solución de Estado» que pasaba por deshacer sus «pactos de la infamia» .

En el punto de mira estaba el Gobierno regional de Navarra, una coalición del PSN con nacionalistas y populistas que depende de la abstención de EH Bildu. Pero el presidente en funciones, con expectativas electorales mucho más halagüeñas, hizo oídos sordos.

Ahora quinta fuerza

Los 57 escaños de Cs y los 123 de los socialistas sumaban una amplia mayoría difícil de repetir atendiendo a los sondeos. La encuesta que publica hoy ABC/GAD3 relega a los liberales a los 17 parlamentarios con una caída de más de cinco puntos porcentuales. En 2016, en la primera repetición de unas elecciones generales, un 0,8 por ciento menos de voto le supuso a Cs perder ocho diputados. Ahora, ante el precipicio de la irrelevancia, los liberales se sitúan como quinta fuerza y sin posibilidad de alcanzar la mayoría absoluta ni con el PP ni con el PSOE.

Aun así, en la dirección del partido confían en la última semana de campaña –en este caso la única– para revertir el continuado declive y frenar una caída que parece asegurada. Fuentes del Comité Permanente de Cs subrayan como clave el valor de su candidato y se encomiendan al debate a cinco para corregir el rumbo y convencer a los indecisos, como sucedió en la anterior cita con las urnas. Como ya publicó ABC, según datos internos de Cs, la mitad de sus electores decidió su voto en campaña y el ocho por ciento, el último día.

Rivera, consciente de lo que hay en juego, lleva semanas prometiendo desbloqueo «gane quien gane» y abogando por un «gran acuerdo nacional» con populares y socialistas para emprender las reformas que necesita España. Con la crisis secesionista desatada en Cataluña como respuesta a la sentencia del «procés», el presidente de Cs ha elevado su crítica constante al nacionalismo y reclama a PP y PSOE «rearmar política e ideológicamente» al Estado para combatirlo.

De la dicotomía al frente común

Si ante los anteriores comicios el candidato de Cs presentaba una dicotomía a los españoles –decidir quién debía encabezar la alternativa al «sanchismo»: si él o Pablo Casado–, hoy ya se ha olvidado de superar al PP y centra sus discursos en persuadir a los españoles sobre las bondades de un frente común contra el nacionalismo , algo para lo que ve esencial «un Ciudadanos fuerte».

El acercamiento al PSOE, sin embargo, no mueve a Cs de su rechazo a gobernar con Sánchez, pero sí pretende sacar al bipartidismo de su «incomodidad» de suscribir un «gran acuerdo nacional». Desde la dirección ven esencial mantener el tercer puesto en las provincias que reparten menos diputados , por lo que se volcarán en las dos Castillas, en las que ya ha estado Rivera varias veces esta precampaña. También en Andalucía, donde consiguieron once escaños y superaron al PP el 28-A.

Algo que repetirá Cs respecto a abril será el coprotagonismo de Inés Arrimadas , que viajará nuevamente por toda España para movilizar a su electorado, y que ya la semana pasada estuvo en Barcelona, Madrid, Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, La Coruña o Vigo.

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