Casado reivindica al PP como «centro fuerte y fuerza tranquila» y remarca su distancia con Vox

El presidente de los populares pidió a los suyos no quedarse en la crítica, sino defender un programa de Gobierno

Pablo Casado, con su mujer, Isabel Torres, en Valencia Vídeo: Casado carga contra el «trienio negro» de Sánchez y sitúa al PP como «única alternativa» (EP)

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Pablo Casado necesitaba un baño de multitudes como el de ayer en la plaza de toros de Valencia , para reforzar su liderazgo, pero también para demostrar que el PP 'ha vuelto' con fuerza y tiene capacidad de movilización para volver a llenar cosos taurinos como en sus mejores tiempos de mayorías absolutas, después de la travesía en el desierto de los últimos años. El presidente del PP cerró ayer la convención nacional con un doble objetivo cumplido: el cierre de filas de todo el partido en torno a su liderazgo y la demostración de que más allá del ataque al sanchismo hay un programa de Gobierno que puede aplicarse con urgencia en cuanto llegue a La Moncloa, algo con lo que el PP quiere marcar las diferencias respecto a su competidor en la derecha, Vox. «El cambio ya está aquí», proclamó Casado.

Teodoro García Egea se empeñó hace meses en organizar un acto en la plaza de toros de Valencia, un icono electoral para el PP, como mensaje de fortaleza del partido. Muchos en las filas populares pensaron que sería una locura, ante el probable pinchazo que podría suponer, pero el PP demostró ayer que tiene sus bases muy movilizadas, sobre todo después de la moción de censura de Murcia en marzo y las elecciones madrileñas del 4-M. La plaza se abarrotó y la organización tuvo que desalojar la parte superior por seguridad. Alrededor de 9.000 personas entraron en la plaza y otras 3.000 se quedaron fuera sin poder acceder.

Casado llegó a la plaza caminando desde el Ayuntamiento, vestido con traje y corbata para subrayar un perfil presidencialista , y sin ocultar su satisfacción por la respuesta de los militantes, que habían llegado a Valencia desde todas las regiones. Allí, a la puertas del coso, y rodeado de centenares de personas, proclamó con orgullo que el PP había vuelto a llenar la plaza de toros para dejar claro que España necesita un cambio. Una vez dentro dio la vuelta al ruedo, por el callejón, para saludar al público del graderío, repleto de pancartas de apoyo a su líder: «Madrid con su presidente», «Valencia con Casado», «Madrid con Casado», «¡Libertad!», «Casado a La Moncloa»...

Los barones, en segunda fila

Bajo un sol de justicia, que provocó algún golpe de calor en el ruedo, Casado se dispuso a recuperar la ilusión que despertó en el PP en el congreso nacional de 2018 , cuando fue elegido presidente nacional frente a Soraya Sáenz de Santamaría. De hecho, algunos fragmentos del discurso de ayer recordaron bastante a ese discurso de tres años antes: «Yo quiero un PP grande, un PP firme, un PP ancho, un PP abierto, un PP fuerte, un PP unido, quiero un PP que no salga a heredar, ni a empatar, sino a ganar y a gobernar, a modernizar España, a transformar la sociedad y a devolver el poder a los españoles».

En segunda fila se encontraban los cinco barones autonómicos , más el presidente de Ceuta, que en esta ocasión dejaron todo el protagonismo al presidente del partido. Ayer era su día, tras el 'campanazo' de Ayuso del sábado. El público escuchó a los líderes locales y regionales, tuvo que tragarse un vídeo en alemán del canciller austriaco, Sebastian Kurz, y aplaudió las palabras del primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, antes de que tomara la palabra Casado. Su discurso se alargó una hora y no pudo evitar que, al final, el fuerte calor abriera huecos en el graderío. Con todo, el PP había logrado la foto que buscaba para mostrar músculo.

«Aquí seguimos, con el partido unido como una piña y fuerte como una roca, preparados para volver a echarnos el país a las espaldas, para rescatar a nuestros compatriotas de la ruina y abrir un nuevo horizonte para España», proclamó Casado, quien reivindicó al PP como el «centro fuerte y la fuerza tranquila» en España.

El líder del PP advirtió a los suyos de que la oposición no debe ser solo la crítica, sino que deben dar un paso adelante para ofrecer a los españoles un proyecto alternativo visible . «Volvemos a esta plaza no solo para comentar lo que pasa, sino lo que tiene que pasar, no solo para hacer oposición sino para explicar lo que haremos en el Gobierno», afirmó. Así, no quiso mencionar a Pedro Sánchez en ningún momento: «No he venido aquí a hablar del aún inquilino de La Moncloa. Él ya es pasado, aunque no lo sepa. Ya sabéis lo que pienso de él y no le voy ni a nombrar. He venido a hablar de lo que somos, de lo que tenemos que hacer y de cómo podemos ayudar a los españoles a salir adelante después de este trienio negro en sus vidas que debe acabar cuanto antes».

Casado pasó a exponer su programa y ofreció «un nuevo contrato social, un contrato con España», para devolver el poder a los ciudadanos, limitar el Gobierno, reforzar las instituciones y la Justicia, crear empleo y sostener el bienestar.

El contrato del PP tiene como bandera la libertad, palabra que fue coreada por el público durante el mitin. Casado se dirigió a la izquierda para lanzarle un aviso: «Saquen sus manos de la educación, de la economía, de la moral, de la historia y de nuestras vidas. Vamos a recuperar nuestro terreno». Casado explicó con detalle su programa de gobierno en todos los frentes, con leyes concretas, como la de Concordia o la de Cuidados Paliativos que dejará sin efecto la de eutanasia, o como la creación del Museo Nacional de la Historia de España, donde está ahora mismo el Ministerio de Agricultura. Y prometió que en cuanto llegue a La Moncloa pondrá en marcha tres planes estratégicos, uno para reforzar las instituciones, otro para crear empleo y el tercero para apoyar y defender a las familias. Su actuación, garantizó, será inmediata.

Puertas abiertas

Para esa tarea, el presidente del PP volvió a abrir las puertas del partido a todos los constitucionalistas, incluidos los socialdemócratas defraudados por el sanchismo «que pacta con los amigos de los asesinos concejales socialistas y con los nacionalistas radicales que llaman bestias taradas a los españoles».

En toda su intervención, Casado logró dos ovaciones que sobresalieron. La primera fue cuando habló de Puigdemont . «Lo traeremos al Tribunal Supremo, aunque tengamos que viajar hasta el último país de Europa para exigir el respeto a nuestra Justicia. Ya está bien de impunidad con los golpistas», exclamó, y la plaza se vino abajo.

La segunda gran ovación llegó cuando aseguró que España no tiene que pedir perdón a nadie por nada. «Al revés, nos deben dar las gracias por nuestra contribución a América con el acontecimiento más importante de la Humanidad después de la romanización, que es la Hispanidad».

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