Curri Valenzuela
De Aznar a Cifuentes
La luna de miel de Aznar con Pujol le resta credibilidad para criticar ahora a Soraya Sáenz de Santamaría
El PP prepara con todo detalle su próximo Congreso para demostrar que se ha convertido en un partido renovado y potente en torno a un líder que nadie cuestiona, pero no pasa un día sin que alguno de los suyos coloque unas piedrecitas en el tranquilo recorrido trazado hacia esa cita de mediados de febrero. Los últimos: José María Aznar y Cristina Cifuentes , dos políticos tan dispares y sin embargo tan de acuerdo en discutir la manera de actuar de Mariano Rajoy .
Aznar, que ha renunciado a la presidencia de honor del PP y a las subvenciones a su exfundación de cabecera que él lidera, acaba de demostrar que sigue desarrollando un papel activo en el debate político. Es lógico que le duela que su sucesor recurra a subir los impuestos para contener el déficit, cosa que nunca hicieron sus gobiernos, y más discutible que le cuestione su forma de querer aplacar al separatismo catalán con gestos de acercamiento. Su luna de miel con Pujol o colocar al PP de esa comunidad en manos de Piqué le restan credibilidad para criticar ahora que Soraya Sáenz de Santamaría se haya abierto despacho en Barcelona con el mismo propósito.
El empeño de la presidenta madrileña de promover la elección del presidente del partido por sufragio de todos los militantes tiene el claro objetivo de colocarse a sí misma como una de las posibles sucesoras de Mariano Rajoy cuando llegue el momento, que puede que se alargue tanto que para entonces Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Alberto Nuñez Feijóo se hayan cansado de esperar o quemado en el intento.
Cristina Cifuentes ya sabe que esa propuesta no va a prosperar en el Congreso de febrero, como le acaba de recordar Fernando Martínez-Maillo , el organizador del cónclave, cuando le ha dicho que las primarias no son la opción mayoritaria en el sentir del PP mucho antes de que pueda quedar constancia de ello. Y aunque está en lo correcto al pedir que al presidente lo elijan los militantes, no los delegados, ya veremos como cuando llegue el momento mantendrá una batalla muy moderada por su tesis y luego se callará. Su objetivo es convertirse en la más renovadora de los aspirantes a la presidencia y por ahora con agitar esa bandera durante un ratito le sobra y le basta. Pese a ella, pese a Aznar y pese a posibles imprevistos, el congreso tiene toda la pinta de que se celebrará con mucha tranquilidad.
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