Enquiridión

Lírica barata

«Haría mal Casado pensando que llegaría pronto su oportunidad y que todo seguiría como siempre»

Pablo Casado, líder del Partido Popular Efe

Álvaro Delgado-Gal

El Pacto de la Moncloa bis está criando malvas en algún rincón del País de las Maravillas, que es la geografía fantástica en que nació. Nadie se lo ha creído nunca, seamos sinceros. Primero, la invocación del Pacto estaba pensada para echar facha, no para trabajar en serio. Ni estos tiempos son aquellos, constitucional y políticamente, ni los problemas de ahora son los de entonces. En segundo lugar, se ha invertido el orden natural de los factores. Dos partidos que hablan, que recíprocamente se informan, pueden terminar firmando un pacto. Pero no hay firma que valga cuando llevan años insultándose. Cuando el encono es enorme, o no se firmará nada, o lo que se firme no significará nada. Lo que acaba de suceder apunta a lo último. Sánchez buscaba inmovilizar a Casado , y Casado ha propuesto una comisión que pueda utilizarse contra el Gobierno. Todo lo que ha seguido a continuación refleja la nula voluntad de acuerdo. PSOE y Unidas Podemos registraron la comisión por su cuenta ; el Gobierno ha modificado una ley orgánica por decreto y se ha valido del estado de alarma para diligenciar asuntos que no tienen nada que ver con la crisis sanitaria; la desescalada se ha programado unilateralmente. Añado un detalle, irritante y preocupante a la vez. Mientras que Casado no ha dado en ningún momento muestras de acoger con calor los Pactos de la Moncloa bis, Sánchez ha vuelto a las andadas: ha solemnizado una ceremonia a la vez que hacía lo preciso para frustrarla. Esta contradicción refleja también una mentalidad. El Presidente yuxtapone los golpes de efecto, en la creencia equivocada de que cada uno nos afecta por separado. Y no, no es así. Lo que nos llega, es el conjunto. Y el conjunto sigue siendo un galimatías escandaloso.

La prueba de fuego está por llegar. En el cortísimo plazo a lo peor, y sin duda antes de que pase un año. Si la desescalada sale mal, un Gobierno cada vez más desconectado de su base parlamentaria quedará desahuciado sobre la marcha. Haría mal Casado pensando que llegaría pronto su oportunidad , y que todo seguiría a la postre como siempre, solo que con él donde estaba antes el otro. En una situación de caos inmanejable, sin mayorías parlamentarias viables, no solo amenazaría ruina el Gobierno, sino el propio sistema.

¿Y de aquí a unos meses? El paro habrá crecido enormemente , y, con él, el gasto social. ¿Quedará margen fiscal para garantizar que el nivel de vida de los españoles no se deteriore en proporciones insufribles? No es seguro. Hace unos días, la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda comentó que lo que quiere España son transferencias desde Europa, no préstamos, ya que los últimos aumentarían el endeudamiento. Esto equivale a delirar. Puede que vengan ayudas de fondos ad hoc, pero con condiciones; el BCE comprará una parte de nuestra deuda , que no es lo mismo que hacerla desparecer; y el resto tendrá que colocarse como se pueda. Fatalmente, subirá la prima de riesgo y los intereses a pagar. Solo un Gobierno fuerte, esto es, liderado por una persona que inspire confianza, y con el sostén de una porción muy significativa del parlamento, podría exigir los sacrificios que fatalmente todos tendremos que hacer. Se requiere un proyecto y los recursos políticos suficientes para llevarlo adelante. Mejor: solo desde un proyecto seriamente pensado, será posible allegar los recursos políticos que nos salven del caos. La elaboración de los presupuestos para el año que viene debería ser la ocasión para intentar poner las piezas en su sitio. Todo lo demás es lírica barata.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación