Enquiridión
La enormidad invisible
El único punto que interesaba a Pedro Sánchez en su reunión con Pablo Casado era negociar las cuotas en el CGPJ y el TC
![Reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Casado en La Moncloa](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2020/02/21/reunion-casado-sanchez-moncloa-U65866040388cqG-1248x698@abc.jpg)
El lunes pasado el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición se reunieron con el escrupuloso objetivo de no llegar a un acuerdo. Y alcanzaron de lleno su propósito. ¿Sorprendente? No, en absoluto. Los asuntos que afectan a la gobernanza (educación, déficit de la Seguridad Social, etc.) eran mero paisaje. El único punto que interesaba a Sánchez era la negociación sobre las cuotas en el CGPJ y el TC , y Casado tenía un buen motivo para cerrarse en banda: evitar un desbordamiento de la Constitución mediante leyes laterales cuyo efecto agregado sería comparable al de una reforma constitucional. Para lo último el presidente necesita más jueces en órganos estratégicos, y Casado no se los ha querido dar.
¿Lo había anticipado Sánchez? Por descontado. La portavoz Montero parecía tener ya preparada la glosa/resumen de ese diálogo muerto antes de haber nacido: «El PP sigue instalado en la estrategia del bloqueo. […] Cuando el PP asuma que los ciudadanos le han puesto en la oposición, encontrará a este Gobierno con la mano tendida». Todo esto es exasperantemente aburrido. Lo que el Gobierno pide es que la oposición se adhiera a lo que previamente ha determinado hacer . Y lo que ha determinado hacer ha debido pasar antes por el fielato, no solo de sus socios de Unidas Podemos, sino de la mayoría que lo sostiene en el Congreso. La cual comprende a un partido que ha intentado una secesión hace poco más de dos años. En esta tesitura absurda se encuentra España. Tan absurda, que algunos no la comprenden. Es más, no la ven.
Les voy a contar un pequeño sucedido. Al día siguiente, o al otro, de la investidura de Sánchez, me entretuve viendo qué decía la prensa internacional. No para tener noticias de nada referido a España (por ahí arriba se enteran de nuestras cosas a bulto) sino con el fin de informarme sobre los informadores. Bueno, leí el Financial Times, y también uno de esos editoriales firmados que en portada suele publicar el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Los dos testimonios eran reticentes. Pero en ninguno se resaltaba que Sánchez gobierna gracias a Esquerra, que Esquerra ha promovido un golpe de Estado, que no se arrepiente de ello y que ha puesto a Sánchez condiciones que se conjeturan, aunque, en rigor, no se conocen. ¿Cómo explicarse tantas omisiones? Soy poco maquiavélico. En mi opinión, los dos periodistas habían evacuado su tarea ensamblando lugares comunes, y como la sazón que atravesamos no es común en absoluto, se les había embotado la inteligencia, o, mejor, la potencia ocular. Buscando analogías con sus propios países, solo habían detectado en España lo que habrían podido encontrar en Gran Bretaña o Alemania. Y se les había escapado el elefante dentro de la habitación.
¿Está haciendo Casado lo único que puede hacer? Tampoco. Casado debería prepararse para hacer una oferta cuando el PSOE esté en grado de considerarla . Mejor aún: debería hacer una oferta no meramente retórica antes incluso de que este PSOE pueda aceptarla. ¿Sigo? Sí, sigo. Lo principal no es que gane el centro derecha, sino qué puede hacer si gana. Dado que está dañada la propia estructura de la democracia, la respuesta es que no será capaz de hacer nada sin un PSOE reconstituido. No he terminado. Tanto más fácilmente se reconstituirá el PSOE, cuanto más claro vea qué papel le tocaría jugar en una situación alternativa a la actual. Por supuesto, lo normal es que Casado intente ganar las elecciones, lo que implica no dejarse robar la cartera por Vox. Pero ahora estoy hablando de algo más importante: todos nosotros.
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