La acusada de matar a su hija en un hotel de Logroño le carga el asesinato a su madre suicida
«Destapé a la niña y la noté gelatinosa, con un color raro», declara tras negar el crimen por el que se enfrenta a prisión permanente
La Fiscalía sostiene que a Carolina, de cinco años, llevaban cuatro meses drogándola con un medicamento para dormir
«Destapé a la niña y la noté gelatinosa, con un color raro y entre el mareo que tenía, ¿vale? iba a tirarme por la ventana. Fue la reacción que tuve». Con ese desapego y en tono monocorde relató ayer Adriana Ugueto ante el tribunal cómo descubrió, según ella, que su hija Carolina de cinco años estaba muerta en la cama del hotel «Los Bracos» de Logroño. Ese relato choca de pleno con el de la Fiscalía para quien Adriana y su madre Olga drogaron a la pequeña con Noctamid, una benzodiacepina, y sin ninguna posibilidad de defensa de la criatura, presionaron su boca y su nariz hasta cortarle la respiración (llevaba un chupete en la boca) y asfixiarla.
A la acusada le piden prisión permanente revisable por el asesinato, planificado, ocurrido el 26 de enero de 2020. Su madre, la abuela de la niña, se suicidó en el río Ebro. Ella es la responsable del crimen, mantiene su hija, que ayer le cargó sin vacilar el asesinato, insistiendo una y otra vez en que «nunca atentaría contra mi vida ni contra la de mi hija».
El juicio por este filicidio -tras el que subyace una batalla judicial de cinco años con el padre de la menor por la custodia- empezó ayer en la Audiencia de La Rioja con la declaración de la mujer. La Fiscalía sostiene que la muerte de la pequeña Carolina fue « un último acto posesivo, en venganza y resentimiento hacia Javier. C. M., el padre, al no soportar que la niña estuviera con él» . Tanto para la fiscal como para las acusaciones particular y popular, ejercida por la asociación Clara Campoamor, Adriana y su madre, Olga, idearon un plan para acabar con las vidas de ambas y también con la de la niña y decidieron ejecutarlo el último fin de semana de enero cuando le tocaba estar con ella, dado que un juzgado le había atribuido la guarda y custodia a Javier.
El relato del fiscal espeluzna. Según la autopsia de Carolina y los resultados de Toxicología la niña tenía lormetazepam en sangre, en el estómago, el hígado, la vesícula y el cabello, lo que significa que llevaban cuatro meses drogándola con ese medicamento para dormir que tomaba toda la familia a granel. «Yo no se lo di», se defendió ayer la madre y apuntó, también en este punto, a su progenitora, que está muerta y no puede hablar. Carolina padecía una enfermedad autoinmune.
Pese al relato exculpatorio que Adriana Ugueto desgranó ayer durante horas ante la Sala, en su declaración sobrevolaron los veinte vídeos que grabó (borró quince) y las cuatro notas manuscritas en las que se despedía de su padre, de su hermano y de sus amigos íntimos, hallados por la Guardia Civil tras descubrirse el cadáver de Carolina y a su madre con cortes en las muñecas, la zona cervical y las piernas. Un intento autolítico, en palabras del ministerio público. Un ataque de Olga, la madre, antes de suicidarse ella misma en palabra de la acusada.
En esas notas (su madre escribió otras en el mismo sentido del plan suicida a tres) Adriana afirmaba: (...) «Mientras escribo estas líneas solo siento paz amiga. Necesito descansar de todo esto. (...) Yo pedí que no hubiese velatorio», dirigidas a dos amigos. En otra para su padre decía: «Si estás leyendo esto es porque yo ya no estoy. No te sientas mal ni pienses que has hecho algo mal. No quiero que sientas culpabilidad». Las que dirigió a su hermano iban en el mismo sentido. La acusada aseguró ayer que no eran cartas de despedida, sino que expresaba sus sentimientos. Y que los vídeos los grabó por si le pasaba algo, en referencia al conflicto que vivía con su expareja, de quien aseguró que «no atendía a la niña» y se la devolvió un día con un ojo morado y otro con un arañazo y un mordisco. Las grabaciones, según ella, eran para dejarlo todo atado por si la familia de su ex le hacía algo.
La madre acusada encadenó argumentos más que cuestionables para señalar directamente a la suya como autora. Fue Olga, la abuela de la cría, con la que vivían quien reservó el hotel del crimen, la que pagó, la que le pidió que la llevara hasta Logroño, la que buscó información en Internet sobre comprar veneno, cianuro, mata ratas, cortarse las venas, asfixia de una persona, cuánto tiempo tarda una persona en desangrarse por corte de arteria y unos cuántos métodos más.
Llegó con la lección aprendida para tratar de dar una explicación a cada acusación de la Fiscalía. «En este viaje solo pienso que Carol y yo vamos juntas», escribió. Según ella, hablaba de que «no iba al parque de enfrente, iba a Miranda o Vitoria».
El fin de semana de los hechos su madre la despertó a las siete menos cuarto, el domingo y le dijo: «Me tienes que llevar a un sitio » y se subió con la niña en el coche sin que le explicara nada.«Me dijo: Solo quiero pensar, tú tira para Logroño». Luego estaban en la habitación del hotel «Los Bracos». Vieron dibujos animados hasta que ella y la niña se durmieron. Sintió que le pesaban los párpados y se vio en una bañera con sangre y agua .
«No sé ni cómo saco las fuerzas para abrir la mampara y salir a la habitación, veo que no está mi madre, voy a la cama, destapo a la niña y al verla así y con la debilidad de que me estoy cayendo es cuando abro la ventana e intento tirarme», contó a preguntas de la fiscal. Ella no se hizo los cortes: «Sólo sé que caí dormida y sentí un zas». Pero en la habitación no había marcas de arrastre y sí sangre en las tres camas, sobre todo en la de Carolina.
Negó haber abierto la puerta a la Policía y haber salido del hotel, como se ve en las cámaras, al día siguiente de morir su hija, cuando aún no se había encontrado el cuerpo. «Yo no salgo del hotel, estará grabado, lo he trabajado con la psiquiatra, pero yo no recuerdo haber salido del hotel».
El rosario de negaciones ante evidencias muy claras fue la tónica de su larga declaración. Eso y culpar a la muerte, su madre, de quien asegura que acataba todas sus órdenes . Los últimos meses de la vida de Olga también llegaron a la primera sesión del juicio. La mujer sufrió una estafa por el procedimiento del «Love Scam» que causó un grave perjuicio a toda la familia. Un individuo le hizo creer tenía un hijo enfermo e iba a recogerla para llevarla a Londres a verlo. El resultado fue que la desplumó. Todo se confabuló en contra de Carolina. La batalla judicial, el odio de su madre y su padre, la estafa a su abuela...
La abogada de Clara Campoamor resumió esta tragedia: «Es el caso más duro que me ha tocado en quince años».
Noticias relacionadas