Abucheos al Gobierno y vivas al Rey en una Fiesta Nacional marcada por la tensión

La Familia Real presidió un acto súper reducido por la pandemia al que asistieron todos los ministros de PSOE y Podemos, excepto la de Exteriores

El Rey, en el momento del saludo a Pablo Iglesias Efe / Vídeo: Abucheos al Gobierno y vivas al Rey en un atípico 12-O - EP

La Fiesta Nacional , la efeméride que debía unir a todos los españoles, puso ayer de manifiesto que España ha vuelto a estar tan dividida que ni siquiera en una ocasión tan solemne se pueden aparcar las diferencias. Por el contrario, algunos sectores aprovechan la fecha del Descubrimiento de América para hacer apología de la República y dividir y tensionar aún más a una España conmocionada por la pandemia y la crisis económica.

Además, la celebración –si se le puede seguir llamando así– reflejó hasta qué punto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , no puede pisar la calle –ni siquiera pasar en coche escoltado– sin provocar abucheos, silbidos e insultos por parte de los ciudadanos. Así le ocurrió ayer cuando asistió al acto que los Reyes presidieron en el Patio de la Armería del Palacio Real. Miles de personas se reunieron en la plaza de Oriente con banderas de España y alguna de Venezuela para vitorear al Rey y protestar contra el Gobierno. Hace más de dos años que Sánchez solo se expone a la ciudadanía en las pocas ocasiones en las que le es inevitable, como ocurrió ayer en Madrid o el pasado 19 de agosto en Matalascañas (Huelva), donde asistió a un funeral. Pero en ambas recibió la misma respuesta hostil de la gente.

Ni la cabra de la Legión

Con la música de fondo de los abucheos e insultos al Gobierno, y los vivas al Rey, la Familia Real presidió ayer un acto, casi íntimo, de la Fiesta Nacional . En la ceremonia, que quedó reducida a un formato exprés por la pandemia, faltó hasta la cabra de La Legión . Dentro de la plaza de la Armería tampoco hubo público ni aplausos, aunque fuera miles de ciudadanos se amontonaban tras las vallas sin poder mantener la distancia recomendada por las autoridades sanitarias. Los que estaban fuera tenían más ganas de entrar que algunos de los que estaban dentro y que, en los últimos años, habían rechazado acudir a la Fiesta Nacional, a pesar de que habían sido invitados.

Dentro estaban los Reyes , la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía , con las autoridades y el Gobierno casi en pleno, algo muy excepcional a lo largo de la democracia. Asistieron todos los miembros del Gobierno excepto la ministra de Exteriores, que se encontraba en Luxemburgo.

Para el vicepresidente Pablo Iglesias , era su primera Fiesta Nacional, pues hasta ahora se había negado a asistir y ayer se vio obligado a aceptar la invitación del Rey por su cargo institucional, a pesar de los ataques que ha dirigido a la Monarquía en los últimos tiempos. Y lo hizo sin corbata y con una mascarilla de apoyo a la Sanidad pública con logo republicano. Además, cuando el Rey pasó a saludar a las autoridades, Iglesias le devolvió un saludo casi imperceptible, mucho menos expresivo que el resto de los ministros. Mientras, su pareja, la ministra Irene Montero, acudió vestida con un traje de chaqueta y pantalón morado, el color de su partido pero también del guión de Alfonso XIII , entre otros monarcas. Tampoco faltaron los otros dos ministros de Podemos, Castells y Garzón.

La ceremonia transcurrió con el ruido de fondo de los gritos que llegaban de la Plaza de Orient e, donde los «Vivas» al Rey se intercalaban con los insultos al Gobierno: «Asesinos, asesinos», «fuera, fueeera», «Sánchez dimisión» y «libertad». Dentro, se apreciaban acercamientos relevantes, como la conversación que Iglesias mantuvo con el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes , tras las amenazas recibidas por el juez del caso Dina , Manuel García Castellón , quien ha pedido al Supremo que investigue al vicepresidente. O el saludo poco entusiasta de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso , al presidente del Gobierno en presencia del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida . Al acto castrense acudieron todos los presidentes autonómicos, excepto cinco: los de Cataluña, País Vasco, Murcia, Baleares y Aragon, y los líderes de la oposición: Pablo Casado (PP), Santiago Abascal (Vox) e Inés Arrimadas (Ciudadanos). Como es habitual, también asistieron el Nuncio de Su Santidad el Papa y el arzobispo castrense, monseñor Juan del Río.

Solemnidad habitual

Tras el homenaje a la bandera , el Rey impuso condecoraciones a militares y a una guardia civil por su participación en la operación Balmis , cuyo objetivo ha sido luchar contra la pandemia. Después se rindió homenaje a los que dieron su vida por España con la solemnidad y el respeto habitual. Se interpretó «La muerte no es el final» mientras los guardias reales acercaban una corona de laurel con la bandera de España a los pies del mástil donde se había izado la enseña.

Cuando terminó el himno fúnebre, se oyó una ovación procedente del exterior, y el Rey, vestido con el uniforme de Capitán General del Ejército del Aire , se acercó a depositar la corona mientras el capellán castrense rezaba una oración por quienes han dado su vida por España. Toque de oración y emoción en un año en el que hay, hasta la fecha, 59.000 españoles menos de los que debería haber. Las salvas dieron paso a los siete aviones de la Patrulla Águila que, volando especialmente bajo, tiñeron de rojo y amarillo el cielo azul del Patio de la Armería.

Fue entonces cuando desfilaron los poco más de 500 efectivos que rindieron honores en la Fiesta Nacional, con un puesto destacado para la Legión, con motivo de su centenario. Los legionarios pusieron el broche final con su espectacular forma de desfilar, pero sin un público que les aplaudiera ni jaleara.

Además de la Guardia Real, de los tres Ejércitos, de la Legión y la Guardia Civil, desfilaron como invitados la Policía Nacional, Protección Civil y Emergencias, Policía Municipal de Madrid y Bomberos. Todos con mascarillas y ni un solo aplauso, porque no había público para hacerlo dentro de la Plaza de la Armería, aunque sí los recibieron después, cuando salieron a la calle en su retirada.

Casado, junto a Lastra

Casado asistió ataviado con una mascarilla azul con la bandera nacional. Según el protocolo, el jefe de la oposición se situó junto a la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra . En esta ocasión no saltaron las chispas entre ambos y asistieron al acto militar en un ambiente cordial. Desde su posición, ambos pudieron escuchar con claridad tanto los «vivas al Rey» como los gritos de «Sánchez, dimisión», que llegaban desde el exterior.

Según fuentes populares, Casado y Sánche z no tuvieron ocasión de cruzar ni una palabra. Tampoco hicieron por buscarse uno a otro después del desfile, cuando el ambiente fue más relajado. La pésima relación política entre los dos, y la nula confianza que se profesan, quedó una vez más de manifiesto. Ayer, el jefe de la oposición celebró el Día de la Fiesta Nacional en las redes sociales, al mismo tiempo que dedicó un mensaje de ataque al Gobierno con sus principales errores en la gestión de la pandemia.

Entre los primeros que se marcharon después del acto militar estuvieron Pedro Sánchez y Santiago Abascal, quien apenas habló con otros políticos. Los últimos en irse fueron Casado, junto a los barones del PP que habían asistido: Alberto Núñez Feijóo, Juan Manuel Moreno, Alfonso Fernández Mañueco e Isabel Díaz Ayuso. También se quedaron hasta el final Cuca Gamarra, Javier Maroto e Inés Arrimadas , junto a Lorena Roldán. Tanto Feijóo, como Moreno y Mañueco, junto a Casado y los portavoces del PP, arroparon a Ayuso y le mostraron su aliento en este momento.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación