violencia machista

Un martillo, una bata y unas llaves delataron al asesino del hospital

La Guardia Civil de Orense propuso tres veces a la juez su detención

Un martillo, una bata y unas llaves delataron al asesino del hospital efe

cruz morcillo

La Guardia Civil intentó proteger a Isabel Fuentes de su marido, sin lograrlo. Murió apuñalada por Aniceto Rodríguez, de 75 años, en una habitación del Hospital de Orense el 8 de mayo. Era la segunda vez que intentaba matarla. La primera, dos meses atrás, simuló el ataque de un ladrón en su casa de Verín. El agresor -para quien se decretó prisión- está ingresado en un módulo especial de ese hospital tras sufrir un ictus. Nadie ha asumido responsabilidad por el crimen que rondaba a la mujer.

Los investigadores reflejaron en sus diligencias una decena de elementos que ponían el foco en el antiguo carnicero de Riós, pero la titular del Juzgado número 1 de Verín consideró que se trataba de «meras sospechas» y no «indicios» por lo que denegó en un auto que se pinchara el teléfono a Aniceto, así como que se restringieran las visitas a la víctima una vez que esta fuera trasladada a planta. Ante esa posición de la magistrada, los agentes tampoco lo detuvieron pese a proponérselo tres veces a la juez. El marido aprovechó su libertad de movimientos para matarla.

«¡Aniceto, que nos rouban!»

ABC ha tenido acceso a ese decálogo de indicios hallados por la Guardia Civil, que fueron aportados en las diligencias ampliatorias el 27 de abril. «Aniceto que nos rouban», luego un golpe fuerte y seco y segundos después Isabel, de 66 años, estaba medio muerta en su cocina. El ladrón había huido. Es la versión que dio el marido a los agentes del supuesto robo sufrido en su casa a la una de la madrugada del 2 de abril. Él dormía en la habitación y su mujer en el sofá de la cocina. Ella sufrió graves lesiones en la zona craneal y quedó inconsciente.

El 7 de abril los investigadores tomaron declaración por segunda vez a Aniceto. Las contradicciones y abiertas mentiras saltaban a la vista. La primera, que vio a su mujer tendida y sangrando por la cabeza, pero en lugar de comprobar si estaba viva o reaccionaba a algún estímulo fue a avisar al vecino. Si Isabel gritó debio de ver al ladrón antes de que la golpeasen, sin embargo ella no se había movido del sofá como corroboraron los médicos. «En el momento de pedir auxilio lo normal es incorporarse para huir o defenderse y no esperar un golpe acostada», destacaron los funcionarios.

Pese a los supuestos gritos de ayuda de su mujer, él contó que se paró a ponerse una bata (aunque habló de dos lugares distintos donde estaba esa prenda). Explicó que llevaba dos horas en su habitación: primero viendo la televisión y luego durmiendo, pero ni en las sábanas ni en la toalla que cubría la almohada había una sola arruga.

Siete metros separaban la cocina del dormitorio; es decir, Aniceto e Isabel estaban a unos segundos de distancia. Es imposible, según los agentes, que al supuesto ladrón le diera tiempo a entrar, golpear a la víctima, revolver sus bolso para robarle, abrir varias puertas de los armarios de la cocina y abandonar la casa por un sitio distinto al que había entrado «usando para ello una llave de un manojo de siete y acierta a la primera», ironizan los investigadores que encontraron el manojo tirado en el jardín.

Ni un rasguño

No ocultan su asombro de que el caco decidiera robar en una casa con las luces y la televisión encendidas, supiera además que la puerta principal estaba inutilizada y eligiera la parte trasera donde las llaves estaban puestas por dentro. Rompió un cristal para cogerlas y no se hizo ni un rasguño. Encontraron además el arma: un martillo de carpintero con sangre debajo de un sillón y con una caja de galletas sobre el mango «colocado» más que abandonado en una huida.

«Nadie solicitó una medida de alejamiento (fiscalía) y tampoco la acordó la juez de oficio», señalan fuentes judiciales, pese a destacar la dificultad del caso por no haberse tramitado desde el inicio como violencia de género.

Un martillo, una bata y unas llaves delataron al asesino del hospital

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