gallifa
«Soy soberanista, pero lo de la minibandera no nos gustó»
Este municipio de 200 habitantes está considerado como la cuna del independentismo catalán
En la fachada del Ayuntamiento de Gallifa no hay ninguna bandera, pero alguien ha colocado la cabeza de una muñeca sobre las letras de hierro que forman la frase «Casa de la Vila». Un detalle tétrico para un pueblo fantasmal de doscientos habitantes.
Ni un alma por las calles de este municipio que se hizo famoso gracias a la decisión del exalcalde Jordi Fornas de colocar una minibandera española para soslayar la ley, que obliga a izar la enseña nacional de forma bien visible en los edificios consistoriales.
«Esa ocurrencia no nos gustó. Vino mucha gente a hacer fotos. Yo soy muy "de la ceba" -expresión que significa ser muy catalanista-, pero eso no gustó en el pueblo. Y por eso hemos decidido quitar todas las banderas», explica María Teresa, secretaria municipal. Una decisión salomónica, pero que también vulnera la ley.
Gallifa está considerada como la cuna del independentismo catalán . El mosén Josep Dalmau, uno de los personajes ilustres del pueblo, firmó en 2009 el manifesto de apoyo a Suma Independència, embrión de otros movimientos que culminarían años después en la Asamblea Nacional Catalana. Aquel manifiesto también fue firmado por Josep Manel Ximenis, exalcalde de Arenys de Munt. «Yo me llevo muy bien con el mosén, aunque no soy nada independentista. Aquí cada uno sabe lo que vota el vecino», explica Manuel Martín. Su hijo es candidato del PP a la alcaldía de Gallifa.
Martín es propietario de tierras, aunque quien realmente domina el pueblo en ese sentido es la familia Sobregrau, a la que pertenece el alcalde, Pere Sobregrau (CiU). Éste desplazó a Fornas a medio mandato y a él se le debe la renovación de todas las farolas. Dicen que ya está harto de rencillas.
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