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la carrera hacia la casa blanca

Ohio, la pieza más codiciada

20.10.12 - 07:38 -
Ohio, la pieza más codiciada
Obama, durante un acto electoral en Ohio. / David Maxwell (Efe)
Más de 37 millones de personas, es decir, un 12% de la población total de Estados Unidos, viven en California, según datos del censo correspondientes a 2010. Más de once millones de personas lo hacen en Ohio, alrededor del 3,7% del total del país. Y sin embargo, es en este último estado donde los candidatos a la Casa Blanca, Barack Obama y Mitt Romney, concentran su atención, olvidando casi por completo al estado de la costa oeste salvo cuando de recaudar fondos se trata.
El motivo radica en el sistema electoral estadounidense, en el que la presidencia no la deciden directamente los ciudadanos con sus votos sino los 538 electores surgidos del voto popular, repartidos entre los 50 estados que componen el país en función del número de representantes y senadores con que cuentan cada uno de ellos. Así, mientras los 55 votos en el Colegio Electoral con que cuenta California están cargados de antemano en las alforjas del Partido Demócrata, claro dominador político de la zona, los 18 de Ohio, uno de los 'swing states' que basculan entre republicanos y demócratas, se han convertido en la pieza más deseada para ambas campañas.
Barack Obama y Mitt Romney están invirtiendo en Ohio más tiempo y dinero que en cualquier otro lugar, en reñida disputa con Florida. A mediados de octubre, el demócrata había visitado el 'estado del ojo de halcón' en quince ocasiones desde que arrancase la campaña, a las que hay que sumar otros tantos viajes a lo largo de su mandato. Su equipo ha abierto más de 140 oficinas en el estado, por las 40 con que cuenta el republicano, que se ha dejado caer por la zona en una decena de ocasiones. La cifra gastada por ambas campañas en anuncios de radio y televisión supera de largo los cien millones de dólares. Y cualquier esfuerzo parece poco con tal de ganarse el beneplácito de los 'ohioans'. Hasta Bruce Springsteen se pone el traje de faena para acompañar al expresidente Bill Clinton a Parma, una localidad al sur de Cleveland, en un acto destinado a cimentar la ventaja de que goza Obama en las encuestas en este estado que se ha convertido en un auténtico oráculo a la hora de determinar quién ocupa el Despacho Oval.
Ningún republicano ha logrado alcanzar la presidencia sin ganar en Ohio. Y desde 1964, tampoco lo ha hecho ningún demócrata. El último que lo consiguió fue John F. Kennedy en 1960. De ahí que esta zona del medio oeste haya adquirido un protagonismo en las generales equiparable al de Iowa o New Hampshire en las primarias. Vencer aquí no es una opción sino una obligación.
Una estrategia concienzuda
Así lo entendió Obama en 2008, cuando dedicó múltiples esfuerzos para cortejar a los electores de un estado que cuatro años antes se había convertido en la llave para la reelección de George W. Bush. La derrota de John Kerry por unos cuantos miles de votos le impidió doblegar al texano en una contienda tan reñida como la que se presenta este año. Lejos de olvidarse de ellos, el demócrata ha desarrollado una estrategia continuada en el tiempo con el fin de amarrar esos 18 votos en los presentes comicios. Así, durante su mandato, ha cuidado especialmente a sus habitantes, con iniciativas como la instalación de un instituto de innovación manufacturera en la localidad de Youngstown, créditos federales y, sobre todo, el plan de rescate de la industria automovilística, de la que dependen uno de cada ocho empleos de la zona, que se ha convertido en su principal aval ante los electores y la peor pesadilla para Romney, quien se posicionó en contra del mismo, algo que el equipo de Obama no deja de recordar una y otra vez.
Ohio, el estado que vio nacer a Thomas Alva Edison y a Neil Armstrong, y que ha dado al país siete presidentes -dos de ellos, por cierto, entre los tres que han sido asesinados mientras ocupaban el cargo-, cuenta ahora con una tasa de desempleo un punto inferior a la media nacional, lo que acrecienta las posibilidades de victoria de Obama. El mandatario ha ido siempre por delante de Romney en los sondeos, aunque en las últimas semanas el margen de ventaja se ha estrechado desde los casi cinco puntos que daba la media de encuestas elaborada por Real Clear Politics a comienzos de agosto a los poco más de dos registrados a mediados de octubre. Aquí, como en el resto del país, se dejaba sentir el efecto del primer debate, del que Romney salió reforzado, lo que ha llevado a la campaña republicana a intensificar su ofensiva justo cuando parecía a punto de dar por perdida la batalla de Ohio.
Así, días después del cara a cara mantenido en Denver, el exgobernador de Massachusetts iniciaba una gira de tres días por Ohio acompañado por su 'número dos', Paul Ryan, y de otras figuras republicanas como el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, en la que arremetía contra la gestión económica de su rival. El demócrata, por su parte, antes de encerrarse a preparar el segundo debate, hacía un guiño a los votantes del estado en su mensaje semanal de los sábados. "Quiero ver más autos en las carreteras en lugares como Corea del Sur que se hayan importado de Detroit (Michigan) y de Toledo (Ohio) y de Chicago (Illinois)", decía para poner de manifiesto su compromiso con la industria automotriz.
De la eficacia de las ofensivas finales podría depender la suerte final del voto en Ohio y, con él, el color político de la Casa Blanca en los próximos cuatro años. La lucha está abierta y cualquier cosa podría pasar.
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