Un ataque imposible de evitar

Los paseos electorales de los líderes plantean serios problemas de seguridad

El agresor de Rajoy Miguel Muñiz

PABLO MUÑOZ

La seguridad total no existe, pero en los baños de masas como en el que ayer fue agredido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mucho menos. Todos los expertos policiales consultados por ABC coinciden en que es imposible evitar una agresión como esa, en la que la personalidad a la que se protege está rodeada de personas desconocidas , con las que tiene un contacto directo porque precisamente ese es su objetivo: la cercanía.

En estos paseos electorales el jefe del Ejecutivo –no solo él, claro, sino todos los candidatos– va acompañado a muy poca distancia por media docena de agentes, pero en ningún caso está encapsulado; es decir, no hay distancia entre el público y él. Por tanto, no pueden evitar que la gente se aproxime, lo abrace, lo bese o, en el peor de los casos, le ataque, como ayer por la tarde. «Nadie puede poner en cuestión el dispositivo de seguridad por lo sucedido; forma parte del riesgo que, en este caso Mariano Rajoy, asumen los líderes políticos» , insisten las fuentes consultadas.

Se trata de una agresión muy fácil de cometer, porque en ningún momento el autor hizo aspavientos o mostró su animadversión; es más, aprovechó el fervor de los seguidores del líder del PP para camuflarse, llegar hasta él y golpearlo de forma cobarde .

En condiciones como las de ayer, lo único que pueden hacer los escoltas es reaccionar de inmediato, como así sucedió , ya que en muy pocos segundos el salvaje estaba neutralizado y esposado.

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