Análisis del debate Rajoy-Sánchez

Un cara a cara vibrante

Entre las fortalezas de Sánchez, su habilidad para robar la palabra a Rajoy

El presidente del Gobierno contó con los datos y la serenidad

DANIEL RODRÍGUEZ

Reñido, directo y contundente. Anoche vimos a dos sólidos candidatos a la presidencia del Gobierno en un formato flexible que permitió a ambos poner al adversario contra las cuerdas. Fue sin duda un reto comunicativo de gran exigencia, más de dos horas intensas, acentuadas por las distancias cortas.

Ya dijo Marshall McLuhan que el «medio es el mensaje». Por extensión, el formato del debate y la escenografía también lo configuran. La reducida distancia que les separaba, 1.70 metros, la posición proactiva de los candidatos sin tocar la espalda en el respaldo, y los cojines que resaltaban la altura de su torso, generó un cara cara en el sentido más puro..

El candidato socialista se mostro ágil en el debate con más de 100 interrupciones

En la primera parte ambos realizaron intervenciones en las que aportaron balance de gestión, propuestas y críticas. Cuando Pedro Sánchez le dijo a Mariano Rajoy en la segunda parte «usted no es decente» y el candidato popular le contestó apasionado «es ruin y mezquino» el debate perdió altura y eficacia comunicativa.

Las descalificaciones personales y el tono de voz contundente de los dos candidatos, que se amplifica en televisión, rompieron un debate que Manuel Campo Vidal se afanó en reconducir replanteando los temas previstos.

Para Pedro Sánchez era el primer debate presidencial, y aunque contaba con la experiencia de otros debates abiertos, no previó la contundente y emocional respuesta de Rajoy cuando le acusó de falta de decencia. Ambos se fueron al abismo estéril de un enfrentamiento personal y correoso.

Cuando Sánchez verbalizó en el fragor que «esto va de usted y yo» olvidó que en un debate el interlocutor es el candidato oponente y el receptor, el auténtico protagonista, es el ciudadano.

A medida que avanzaba el debate Rajoy ganó rotundidad

Para Mariano Rajoy el de ayer era el cuarto debate presidencial y el primero en un formato más abierto. Comenzó lento y solvente, dejó de contestar interpelaciones de Sánchez que marcó el ritmo y le colocó en una postura defensiva. A medida que avanzaba el debate el candidato popular ganó rotundidad , aumentaron sus interpelaciones y se mostró cómodo.

El candidato socialista se mostro desde el comienzo incisivo con más de 50 acusaciones que reforzaba con su dedo índice. Realizó más de 100 interpelaciones, frente a las 70 del candidato popular , con las que consiguió robar más veces el turno de palabra a su adversario.

Pedro Sánchez planteó 35 propuestas de su programa electoral . Mariano Rajoy formuló 5 y esgrimió más de 25 acciones de Gobierno realizadas.

Ambos verbalizaron un gran número de datos, a veces encadenados, Sánchez en más de 60 ocasiones y Rajoy en 45, algo poco eficaz en televisión. Resultaron efectivas las portadas de periódicos que mostró el candidato socialista aunque las gráficas resultaron poco legibles.

Sánchez mostró en el comienzo del debate cierto temblor en la mano y a Rajoy le vimos mover el pie

Sánchez compensó el discurso racional de las estadísticas con un acertado elemento emocional al leer la carta de una ciudadana con un familiar dependiente. Rajoy, se mostró entonces cartesiano y con falta de empatía señalando «yo vengo con datos y usted con la carta de una vecina».

Uno de los elementos que distinguen a los debates españoles de los norteamericanos es que el espectador ve en televisión la llegada de los candidatos. La tensión escénica que mostraron al llegar a la ECAM frotando las manos afloró en el plató. Sánchez mostró en el comienzo del debate cierto temblor en la mano y a Rajoy le vimos mover el pie y tics faciales.

Los candidatos demostraron su telegenia en los minutos iniciales y finales con su habilidad de mirar a cámara situada a 7 metros de distancia. También aprovecharon su telegenia eligiendo el lado del rostro más favorecedor frente al público, derecho el de Sánchez, izquierdo el de Rajoy.

Entre el primer cara a cara celebrado en España en 1993 y el de anoche la distancia que separaba a los candidatos presidenciales se ha reducido a la mitad. Al tiempo que se ha acortado la distancia física entre los dos líderes el género informativo creado por Manuel Campo Vidal en España se ha flexibilizado y consolidado.

Aunque no lo vimos en televisión, los candidatos se estrecharon la mano al finalizar el debate

El presidente de la Academia de la Televisión, propició un cara a cara en directo más abierto con intervenciones no acotadas en número y en tiempo e introduciendo preguntas propias y de otros periodistas. Campo Vidal, defendió la neutralidad desde el inicio cuando recondujo a Sánchez hacia la primera pregunta planteada y otorgó protagonismo a los dos candidatos sin interrumpirlos en momentos de confrontación.

En estos 22 años y 6 cara a cara a la presidencia el formato español se ha convertido en un modelo que Estados Unidos rehúye. Como asegura el experto Alan Schroeder «los candidatos estadounidenses temen más el conflicto, por eso no quieren tener el nivel de intercambio que hay en los debates españoles».

Pese a todo, aunque no lo vimos en televisión, los candidatos se estrecharon la mano al finalizar el debate.

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