Elecciones gallegas 2020
Sánchez agita la imagen de un PP de recortes en época de crisis para tratar de movilizar a su electorado
Carga contra los populares, a los que acusale de dejarle solo ante el Covid-19, en un mitin ajeno a cuestiones gallegas
Pedro Sánchez aterrizó ayer en la campaña de las elecciones gallegas con un discurso que bien pudo haber pronunciado en cualquier otra comunidad autónoma. No hubo alusiones a asuntos concretos de Galicia. Tampoco menciones directas, como cabría haber esperado, a Alberto Núñez Feijóo, más allá de la pulla de que, «cuando llegan las elecciones», «parece que no existe» PP en Galicia, pues «hay que mirar con la lupa la cartelería (...) a ver dónde están las siglas». Con su candidato Gonzalo Caballero hundido en las encuestas, ante todo Sánchez centró esfuerzos en Orense en tratar de movilizar al electorado socialista , a base de agitar la imagen de un PP al que acusó de conjugar solo tres verbos cuando vienen mal dadas: «imponer», «recortar» y «bloquear».
«No es lo mismo quién gobierne en época de crisis. No es lo mismo que gobierne la derecha a la izquierda », advirtió. «Lo que nos jugamos el 12 de julio en Galicia es qué respuesta damos a la crisis» provocada por el coronavirus, incidió. La «fórmula» de los populares, señaló, se resume en «sálvese quien pueda»; la de los socialistas, contrapuso, «no dejar a nadie atrás». «Necesitamos Gobiernos comprometidos en Madrid y Santiago», exhortó, para alertar de que «la izquierda», como sucedió en los diversos comicios de 2019, «tiene que volver a movilizarse» el 12-J.
Le hará falta a Caballero, a quien los sondeos sitúan a años luz de Feijóo, lejos de la veintena de escaños y con el BNG pisándole los talones. Ayer el aspirante novel recibió el primer espaldarazo de su jefe de filas. Congregada la plana mayor del socialismo gallego, presentes el tío del candidato, Abel, y otros alcaldes, amén de presidentes de Diputación, delegado del Gobierno y otros cargos del partido, los socialistas dispusieron medio millar de asientos en el jardín del Posío orensano, antiguo jardín botánico donde a Caballero le gustaría que empezase a florecer su campaña . Hubo controles de temperatura a la entrada, y un goteo de asistentes que acabaron completando aforo (850 almas, según el PSOE) en una pequeña grada lateral, de piedra, y de pie; algunos, incluso, escucharon desde el exterior.
Sánchez, que llegó con media hora de retraso, presumió de gestión ante el Covid-19 y defendió la implantación del estado de alarma. « Lo hicimos solos, sin el apoyo del PP », acusó al partido de Pablo Casado. «Lo que hizo fue, en lugar de sumar, crispar (...); siguió el camino que le marcaba la ultraderecha», incidió, «dimitiendo de su responsabilidad de Estado». «Si el PP no arrima el hombro ante la crisis más grande de los últimos 100 años (...), ¿cuándo va a arrimar el hombro?», se preguntó. Aseguró que él tenía como objetivo «derrotar al virus por medio de la unidad», mientras el PP «se puso como objetivo derrotar al Gobierno por medio del virus». «Se equivocaron de objetivo y han fracasado», remachó.
«Para mí es un orgullo ser el presidente del Gobierno de España, y lo será para ti, Gonzalo, un orgullo ser el próximo presidente de la Xunta de Galicia », animó a su candidato, en cuyas manos dejó la tarea de «cambiar las cosas en Galicia y tener un Gobierno progresista».
El relato
Caballero, cuyo discurso duró el doble que el de Sánchez, pareció achacar sus malas perspectivas al «relato» que aseguró que intenta imponer la «derecha», «diciendo que todo lo tiene hecho, todo lo controla, todo lo domina»; intentando hacerles «sentir pequeños»; y jugando a la «confusión» para «meter miedo» a «otros cambios» [por el resto del multipartito], y así lograr que se «inmovilice» su electorado. «No me resigno y os pido que no os resignéis, hay otra Galicia posible, hay que luchar por esa Galicia que queremos. Galicia no se puede resignar», clamó.
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