Elecciones en Galicia 2016 | Panorámicas de Galicia (IV)
El PSOE examina su suelo electoral
Los socialistas buscan frenar no solo el sorpasso de la izquierda radical, sino contener su declive en las urnas
Una de las obsesiones marcadas a fuego en el equipo de campaña del candidato Xoaquín Fernández Leiceaga es, a toda costa, no bajar del 19,4% que el PSOE obtuvo entonces con Abel Caballero como candidato a la Presidencia de la Xunta . Ese fue el peor resultado de los socialistas en las urnas desde 1981, y nunca desde entonces se bajó del umbral del 20 por ciento, ya fuera una convocatoria de generales, municipales o autonómicas. En aquel lejano 1997, el PSdeG —coaligado con Os Verdes y EU— no solo tocaba fondo, sino que era sobrepasado por el BNG de Xosé Manuel Beiras. Ahora, quien amenaza al puño y la rosa no está en la órbita nacionalista, sino precisamente a su izquierda en el espectro ideológico.
Desde 1997, con Emilio Pérez Touriño haciéndose cargo de la secretaría general del partido tras el Congreso de Ourense de 1998, el PSdeG fue reconstruyendo su espacio electoral , lo que le permitió recuperar el liderazgo de la izquierda en 2001 y alcanzar su techo hasta el momento en unas autonómicas, los más de 555.000 votos que, sumados al BNG, permitieron la conformación del bipartito.
Un curioso efecto que se refleja en los resultados del PSOE es que en términos generales obtiene un mejor resultado en las elecciones generales que en las gallegas. Sin ir más lejos, en las legislativas de 2004 y 2008 —en pleno «boom» Zapatero— se disparó hasta su record histórico, casi 690.000 papeletas y al borde del 40%, en una cita electoral marcada por la altísima participación —un 70% en Galicia—. Sin embargo, Touriño no atendió a las peticiones de su partido para aprovechar ese patrimonio electoral en un adelanto electoral en el verano de 2008, y cuando llamó a votar el marzo siguiente se encontró con la primera mayoría absoluta de Feijóo y 30.000 sufragios menos que cuatro años antes, cuando consiguió formar el gobierno de coalición.
Desde entonces, el declive socialista ha sido constante. Cerca de 100.000 votos perdidos en las elecciones municipales, 225.000 en las autonómicas y 340.000 en las generales, una sangría que se explica con un partido por el que han pasado dos secretarios generales, dos gestoras y no se han ahorrado intrigas y críticas en la sombra entre distintas familias , azuzadas por la siempre presente sombra de Ferraz.
Cara y cruz en las generales
La situación actual del PSdeG es muy delicada. En función de lo que arrojen las urnas el próximo 25-S, el futuro inmediato del partido será uno u otro, y el devenir del aspirante y la presidenta de la gestora, Pilar Cancela , quedarán igualmente marcados. La amenaza ahora es doble: por un lado, frenar el declive progresivo; por otro, evitar que les adelante por la izquierda la Marea . Esto ya sucedió en las generales de diciembre de 2015, cuando los rupturistas se impusieron con claridad: 60.000 votos más y cuatro puntos porcentuales de ventaja, un adelanto asentado en las provincias del Eje Atlántico.
Seis meses más tarde, en la repetición electoral de junio , el PSOE recuperó la sonrisa: la desmovilización llevaba a un retroceso de la Marea y los socialistas recuperaban por apenas 5.000 votos la segunda posición. En la sede regional de O Pino se preguntan cuál será su auténtico suelo en estos momentos, si esos 345.000 de junio de 2016 o los 297.000 de Pachi Vázquez en las anteriores autonómicas. La implicación de Pedro Sánchez y sus mensajes en clave nacional permiten interpretar que Ferraz quiere que ese efecto arrastre de las convocatorias generales se repita en unas autonómicas donde el secretario general del PSOE se juega mucho.
Las encuestas han coincidido en salvaguardar la fortaleza socialista en la provincia de Pontevedra —donde gobierna dos de las tres principales ciudades, además de la Diputación— y apuntan a La Coruña, Lugo y Orense como los flancos débiles . E incluso dentro de estas circunscripciones, las dos últimas tendrían una mayor resistencia a la pujanza de la izquierda radical. Pero a pesar de todo, el PSdeG confía en que la apelación a los socialistas de toda la vida le haga mantener la segunda posición, como por ejemplo pronosticaba el sondeo de GAD3 para ABC.
La dirección de campaña considera «decisiva» la intervención de Pedro Sánchez en la campaña. Se trata de el único dirigente federal cuya presencia es permanente y la razón no es otra que « activar el voto que el líder nacional moviliza en todas las convocatorias electorales». De momento, en O Pino no han saltado las alarmas.
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